Reponen El niño argentino

Reponen El niño argentino

La obra de Mauricio Kartun “El niño argentino” volverá a la cartelera porteña el viernes 20, a las 21, en el Teatro Alvear. El elenco lo integran Mike Amigorena, Osqui Guzmán y María Inés Sancerni


El viernes 20 de octubre, a las 21, se repondrá en el Teatro Presidente Alvear (Avenida Corrientes 1659) "El niño argentino", escrita y dirigida por Mauricio Kartun. El elenco lo componen Mike Amigorena, Osqui Guzmán y María Inés Sancerni.Las funciones se ofrecerán de miércoles a domingos a las 21.

"El niño argentino" fue estrenada el miércoles 5 de julio de 2006 en la Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín y fue vista en total, hasta el domingo 17 de septiembre, por 4968 espectadores en 52 funciones, en una sala con capacidad para 100 personas.

Escrita en verso remedando formas clásicas, plagada de “humor guaso” (propio del teatro de revistas que el autor frecuentaba en su infancia), y en clave de parodia política, El niño argentino se inspira en una costumbre real y emblemática de la clase ganadera argentina de principios del siglo XX. Consistía ésta en enviar un gaucho acompañando a la vaca que alimentaba a toda una familia en los barcos con destino a Europa.

El “niño” al que alude el título es el típico hijo crápula de una de estas familias y, en esta historia, será el vértice de un triángulo amoroso, completado por la vaca y el gaucho. Este último, por su parte, dejará atrás poco a poco su ingenuidad al descubrir el gran secreto del poder: la traición.

Una trup de cómicos marchitos representando esta historia a perpetuidad. Tuca, la animadora. Canuto, el hombre orquesta callejero. Turuta y Titirí, los cómicos. El clásico binomio. Siempre que se juntan sobre la arena o el tablado el viejo payaso blanco y el tony se reproduce el mecanismo hilarante más efectivo: el del sarcástico soberbio, bello y poderoso, versus el panete, el idiota feíto. El cinismo contra la ingenuidad.

La relación de poder, además, más cerrada y expresiva –una auténtica unidad de opuestos– que reproduce en lo escénico la forma de dominio más siniestra, prejuiciosa y discriminadora: la de la superioridad intelectual, la de la velocidad mental.

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