El triunfo de la memoria en un ícono de la represión

El triunfo de la memoria en un ícono de la represión

El presidente Néstor Kirchner y el jefe de Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra, firmaron el convenio de creación del Museo de la Memoria, en el predio donde funcionó la ESMA. En el acto, el mandatario porteño fue -quizás injustamente esta vez- más silbado que aplaudido, el Presidente lagrimeó y pidió perdón por lo que hizo el Estado, y dos hijos de desaparecidos nacidos en la ESMA reclamaron cadena perpetua en cárceles comunes a los genocidas. Luego, los manifestantes caminaron por el predio desolado, que a partir de ahora le pertenece al pueblo. Crónica del 24 de marzo en el que nació el Museo de la Memoria


Hasta este miércoles, día en que se cumplió el 28º aniversario del último Golpe de Estado, la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) era un enigma y sus paredes guardaban silencios, pero tras la firma del convenio de creación del Museo de la Memoria -a cargo del Presidente Néstor Kirchner y del jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra- el predio se abrió: las garitas que en la última dictadura estuvieron abarrotadas de militares se convirtieron en palcos para los manifestantes, como así también las lomas, los techos y el parque en donde se decidió la muerte de cinco mil personas.

El Primer Mandatario llegó a la ESMA en helicóptero media hora más tarde de lo previsto. Su mujer, la senadora Cristina Fernández, intentó subir al palco ubicado en la puerta principal, pero sólo había dos sillas y, pese a su espléndido vestido blanco, debió dejarle el lugar a Aníbal Ibarra. Allí, los representantes de la Nación y de la Ciudad firmaron el acta y saludaron, detrás se ubicaron sus gabinetes de funcionarios.

Luego de suscribir la creación del Museo de la Memoria, el Presidente una vez más rompió el itinerario y salió de la ESMA con el jefe de Gobierno por la puerta grande, en donde estaban las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo con flores en sus manos. Ambos políticos abrazaron a los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado y bordearon por afuera el predio: mientras el ex gobernador santacruceño caminó entre constantes apretujones, agradecimientos y besos, el jefe porteño lo hacía un par de pasos más adelante, solo.

"Gracias Kirchner" fue la frase que más se escuchó en esos 300 metros que separan la puerta principal de la ESMA con el escenario principal, ubicado sobre la Avenida Comodoro Rivadavia, donde lo esperaba una multitud. Cristina no se quedó atrás y cosechó muchos aplausos cuando fue nombrada por la locutora al subir al palco.

Mientras sonaba la versión de Charly García del Himno Nacional, Kirchner lagrimeó y la gente se codeó. Después, la actriz Soledad Silveyra leyó un poema de una desaparecida de la ESMA, compañera de militancia del Presidente, y llegó el turno de los discursos de dos jóvenes nacidos en cautiverio en este centro clandestino de detención.

La primera en hablar fue la militante de HIJOS María Isabel Visione Greco, quien reclamó: "Cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas y sus cómplices, y restitución de nuestros hermanos apropiados", diez de los cuales nacieron en la ESMA. Poco antes, había repudiado a los ex gobernadores bonaerenses Carlos Federico Ruckauf y Antonio Cafiero, por haber formado parte del gobierno que, en 1975, decretó la "aniquilación de la subversión". Los manifestantes, el Presidente y el jefe de Gobierno aplaudieron el "escrache" a los ex funcionarios.

El discurso de un joven, que recuperó su identidad hace dos meses, tras 25 años, fue más emotivo que político: "El plan siniestro de la dictadura no pudo borrar el registro de la memoria que transita por mis venas y me fue acercando la verdad, que hoy tengo. Bastaron los quince días que mi mamá me amamantó y me nombró para que antes de saber quién era mi familia y mi historia yo les dijera a mis amigos que me quería llamar Juan, como me llamó mi mamá durante el cautiverio en la ESMA".

"Éste es el principio de la verdad gracias a una acertada decisión política, pero no basta si no se llega hasta lo más profundo. La verdad es libertad absoluta y, como queremos ser íntegramente libres, necesitamos saber la verdad total", manifestó el hijo de desaparecidos.

Cuando le llegó el turno al jefe de Gobierno el clima se enrareció y los rostros volvieron a tensarse. Una silbatina de un minuto continuo precedió a su discurso y fue en disminución a medida que sus palabras avanzaban hasta callar definitivamente. Desde un sector donde había una bandera que decía "Ibarra Trucho" y que pertenecía a los integrantes de la Federación de Tierra y Vivienda de la Ciudad, partían las consignas más hostiles.

Algunos destacaron que el ex fiscal de la Causa 13 ( la madre de todas las causas sobre la represión) no merecía en este día de tan fuerte compromiso con la vida, tal rigurosidad en el trato de una tribuna que privilegió más castigar algunos puntos de su gestión, cuando lo que se venía a reinvindicar y recordar era esta recuperación de este ícono del terrorismo de Estado.

Algo nervioso, el líder del Frente Grande aumentó su tono de voz y poco a poco transformó los chiflidos en tímidos aplausos. En el discurso, dirigido fundamentalmente a sus compañeros de curso "del colegio" (Nacional Buenos Aires), Ibarra resaltó las historias de jóvenes desaparecidos del Nacional Buenos Aires, una de las cuales pasó por la ESMA.

"Los que hablan de la media memoria -afirmó el jefe de Gobierno-, los que siguen hablando de la teoría de los Dos Demonios, son los mismos que hablaron a favor de la dictadura, que la sostuvieron, que la aplaudieron, que dieron los argumentos para fundamentar el terror, son los mismos que quieren que escondamos bajo la historia el peor período de la historia argentina, la masacre que hicieron los que se adueñaron del país durante esos años. Aquí está el pueblo argentino para decirle que vamos por la verdad, que vamos por la justicia y que vamos mirando hacia el futuro".

Luego habló Kirchner. "Las cosas hay que llamarlas por su nombre, y acá, si ustedes me permiten, voy a hablarles no como compañero y hermano de tantos compañeros y hermanos que compartimos aquel tiempo, sino como Presidente de la Nación Argentina vengo a pedir perdón del Estado Nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia", dijo mientras los manifestantes lo aplaudían. El presidente en su emoción, olvidó las leyes reparatorias que desde otro gobierno peronista repartieron, entre presos ilegales y causahabientes de desaparecidos y muertos en combate, a todas las víctimas una cifra que arañó los 8.000 millones de dólares.

Y agregó: "Hablemos claro, no es rencor ni odio lo que nos guía y me guía, es justicia y lucha contra la impunidad. Y los que hicieron este hecho tenebroso y macabro de tantos de campos de concentración, como fue la ESMA, tienen un solo nombre: son asesinos repudiados por el pueblo argentino".

"Que no nos llenen el espíritu de odio, porque no tenemos odio, pero tampoco queremos impunidad; queremos que haya justicia y una recuperación fuertísima de la memoria, y que se vuelva a recordar y tomar como ejemplo a aquéllos que son capaces de dejar todo por los valores que tienen. Hubo una generación en la Argentina que hizo esto, que ha dejado su vida, que ha dejado a sus madres, que ha dejado a sus abuelas, que ha dejado a sus hijos. Ellos están presentes hoy en las manos de ustedes (…) abracémonos fuertemente por un país distinto", finalizó el Presidente.

El final del acto en la ESMA se produjo cuando los cantantes Víctor Heredia, Joan Manuel Serrat y León Gieco interpretaron juntos la canción "Sólo le pido a Dios". Minutos antes habían cantado "La memoria", "Para la libertad" y "Todavía cantamos". "La memoria apunta hasta matar a los pueblos que la callan y no la dejan volar libre como el viento", dice el tema de Gieco.

En la desconcentración, la ESMA se convirtió en una plaza pública y los manifestantes caminaron perdidos tratando de encontrarse, 21 años después de que allí funcionara el mayor campo de concentración del país.

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