El último adiós a Oscar Moro

El último adiós a Oscar Moro

Los restos del músico Oscar Moro, fallecido el martes a los 58 años, serán velados hoy desde el mediodía en la calle Tres Arroyos 1510, del barrio porteño de La Paternal. Fuentes cercanas a la familia de quien fuera baterista de "Los Gatos" y "Serú Girán", entre otras bandas, indicaron que el velatorio se extendera hasta las 16


Este miércoles, al mediodía, serán velados los restos del músico Oscar Moro quien murió ayer a los 58 años, por severos problemas de salud. Luego de que familiares y amigos despidan al artista, el cuerpo será llevado al cementerio de la Chacarita.

Oscar Moro, baterista emblema del rock argentino, que aportó su vigoroso estilo a diversas bandas como Los Gatos, Seru Girán, La Máquina de Hacer Pájaros, Color Humano y Riff, falleció el martes, a los 58 años, en su departamento del barrio porteño de Palermo.

El hijo del músico, Juan, sostuvo que Moro "hace rato que estaba mal de salud" y relató que "además de la úlcera, también padecía un principio de neumonía".

Juanito Moro, de 28 años, atribuyó el estado de salud de su padre a que "los músicos tienen una vida un poco agitada", pero destacó que "al menos, me parece importante que haya muerto acompañado por su familia".

En el departamento sito en la intersección de las calles Serrano y Cabrera donde en el transcurso de 2006 estuvo recluido y sin actividad musical, el artista fue acompañado por su hijo y por su pareja Regina.

La delicada situación del baterista lo marginó de una escena rockera donde por cerca de cuatro décadas su toque fue marca registrada para entender la base rítmica de un estilo musical dominado por la diversidad y las necesidades expresivas de sus hacedores.

Nacido el 24 de enero de 1948 en la ciudad de Rosario, Oscar debutó a los 18 años tras el bombo y los parches de Los Gatos, ya entonces convertida en una agrupación fundacional del rock en español que liderada por Litto Nebbia registró media docena de álbumes hasta su separación en 1971.

Junto a su prolífico e inspirado coterráneo, Moro se integró al efímero cuarteto Huinca, con el que registró una única placa en 1972 y, enseguida, reemplazó a David Lebón en la batería del trío Color Humano y apuntaló el giro más rockero de la formación también conformada por Edelmiro Molinari y Rinaldo Raffanelli.

Pese a ese apego por la potencia rockera, el creador se asomó a una rítmica más latinoamericana y candombera para estar a la altura de la sinfónica sonoridad de La Máquina de Hacer Pájaros, proyecto que hacia 1976 lo conectó con Charly García y que lo tuvo como baluarte en los registros de "La Máquina de Hacer Pájaros" (1976) y de "Películas" (1977).

En sintonía con Charly -que valoró la precisa explosión con que Moro era capaz de rockear- el baterista se acopló al guitarrista David Lebón y el jovencísimo Pedro Aznar para integrar Seru Girán, justamente considerada como una de las más brillantes expresiones de la música popular en la Argentina.

El conjunto que burló los límites del rock y terminó imponiendo una síntesis sonora de altísima calidad, publicó "Seru Girán" (1978), "La grasa de las capitales" (1979), "Bicicleta" (1980), "Peperina" (1981) y "No llores por mí, Argentina" (1982).

Al finalizar esa experiencia con Seru, su búsqueda estética lo vinculó con Beto Satragni -mentor del combo de fusión Raíces- para conformar un dúo que en su único disco ("Moro-Satragni", en que participaron, entre otros, Luis Alberto Spinetta, Charly García y Lito Epumer) planteó las bases de lo que varios años después se llamaría "rock latino".

Sin detenerse ante la fugaz vida del dueto, su vida profesional adquirió un nuevo giro rítmico que exhibió su ductilidad interpretativa al ser convocado para una de las tantas vueltas de Riff en 1985.

El reencuentro con Pappo (con quien había compartido un tramo de la historia de Los Gatos) para la hechura del álbum "Riff VII", no terminó bien y abandonó prontamente el combo pesado que, debido a otras disputas internas, volvió a disolverse a la brevedad.

Entonces Moro anduvo sonando como invitado de variadas propuestas hasta que una suculenta oferta económica revivió a Seru Girán hacia 1992. Lejos de aquella gloria pero con un impacto capaz de movilizar multitudes, el sueño del regreso duró poco y Moro se dedicó a trabajar como baterista de León Gieco y Nito Mestre, entre otros cantautores.

Uno de sus proyectos grupales conocidos dentro del rock, dató de 2002 y se llamó Revólver que lo vinculó con Sergio Nasif, Chino Pérez, Emma Heslop y Ariel Rodríguez."Lo último que estuvo haciendo fue unas clínicas de batería por el interior del país", resumió Juan Moro sobre los más recientes pasos musicales de su padre.

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