Después de mucho tiempo de deshojar la margarita porteña, la jefa del ARI, "Lilita" Carrió aceptó la propuesta del jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, de acompañarlo en su intento de reelección. Este acuerdo significa la integración de los candidatos del ARI en las listas de legisladores porteños, en tanto que la gente de "Lilita" llevará su propia boleta para diputados nacionales, que podría encabezar Eduardo Jozami. El acuerdo al que arribaron ayer después del mediodía favorece netamente al jefe de Gobierno que aprovechó la caída libre de Elisa Carrió en su intención de voto nacional y su incapacidad organizativa a nivel local.
De esta manera, el jefe de Gobierno, tras el acuerdo con los socialistas, intenta revertir la diáspora del FREPASO, que estalló en mil pedazos a lo largo de la agonía delarruísta. El acuerdo tiene vigencia sólo en el distrito porteño, ya que el presunto apoyo de Ibarra a Kirchner hizo peligrar en algún momento su existencia. La chaqueña logró, de todos modos, ya que no el apoyo de Ibarra a su candidatura, al menos neutralizar el de éste al candidato de Duhalde.
Lo que será más difícil para el jefe de Gobierno será reconstruir la Alianza, ya que, a pesar del apoyo de algunos sectores de la UCR -en general, algunos de los que se alinearon tras la figura de Gabriela González Gass -otros iban con Caram- en la interna del domingo pasado, a los que se podría sumar a los otros radicales que forman parte del gabinete de Ibarra-, Cristian Caram está empeñado en liderar a un radicalismo sin alianzas, que considera que es el camino más corto para su reconstitución, tras los fuegos que enmarcaron la caída de de la Rúa.
Los que caminan los pasillos de la política porteña consideran a Aníbal Ibarra un hombre de suerte y los sucesos de los últimos tiempos parecen darles la razón. Ayer mismo, el día en que concretó su pacto con el ARI -que arrastró tras de sí al Partido Intransigente-, se votaba en la Legislatura un proyecto de seis candidatos a jefes de Gobierno porteño para atrasar por seis meses las elecciones que están prevista y cuestionadas para el el ocho de junio. Para la aprobación de ese proyecto eran vitales los votos del bloque del ARI porteño, que minutos después de firmado el acuerdo, su primera expresión pública fue el cambio de bando del bloque de "Lilita" en esta votación, que dejó el resultado de los insurrectos con las manos vacías.
El ARI abandonó así -por el momento- su intento de conformarse en una fuerza política organizada en la Ciudad de Buenos Aires mostrando toda su debilidad y tuvo que caer en manos de alguien (por Ibarra) que no es de su total agrado. Las disputas internas (se fueron disparando varios dirigentes como Mario Cafiero y Dante Gullo), y la falta de objetivos que vayan más allá del apoyo a una figura carismática para los sectores medios le impidieron, a pesar de que "Lilita" mide bien en el distrito, constituirse en el soporte que ésta necesitaba para avanzar en su proyecto presidencial.