Blejer: “La política de shock suena bien, pero tiene mucho costo social”

Blejer: “La política de shock suena bien, pero tiene mucho costo social”

El expresidente del Banco Central dijo que generaría inestabilidad e incertidumbre política.


El economista y expresidente del Banco Central (BCRA) durante los primeros meses del turbulento 2002, Mario Blejer, se mostró confiado en que cualquiera sea el Gobierno que asuma en diciembre la economía argentina tiene chances de mejoría, incluso de estabilización, dado el retraso en materia de inversión interna y del exterior que se generó en los últimos años por las trabas cambiarias y la incertidumbre económica.

El cordobés de 75 años que se metió de lleno en uno de los debates que hoy más ruido hacen entre las distintas fuerzas que pugnan por ganar en las elecciones presidenciales de este año. Qué tan rápido se puede salir del cepo cambiario, equilibrar las cuentas fiscales o disminuir a cero el financiamiento monetario.

Para Blejer, no hay tiempo para apuros: “una política de shock puede tener un costo social muy grande”. Y rechaza de plano la posibilidad de dolarizar. Pero más allá de sus advertencias, que atribuye a una discusión más bien semántica, se muestra bastante optimista respecto a las posibilidades de un nuevo Gobierno de mejorar las condiciones económicas porque “lo bueno de estar tan abajo es que hay mucho para repuntar”.

En ese marco explicó: “Yo creo en cierto sentido se está hablando mucho de cuestiones semánticas cuando se discuten estas cosas. La economía está totalmente fuera de equilibrio. Los precios de los servicios, los precios de los alimentos, todo fuera de equilibrio. Si vos pensás que en algún momento se puede devolver todo a su equilibrio al mismo tiempo, es algo en la teoría puede sonar muy bien, pero en la práctica puede tener un costo social muy fuerte que puede generar incertidumbre sobre el Gobierno. Es mejor tener las cosas consensuadas, pero, eso sí, todo lo que es fundamental hay que hacerlo al principio”.

Y agregó: “Las restricciones a la importación de insumos para producir, medicinas, lo esencial, no se puede mantener trabado en el tiempo. Pero eso no quiere decir que de un momento para el otro retires todas las restricciones en el mercado de divisas y dejar que fluctúe porque eso puede crear efectos muy diferentes en la gente, porque la inflación es un impuesto que afecta a la gente en forma diferencial, puede generar una situación social que quite apoyo al Gobierno que asuma”.

Al referirse a cuál sería la mejor manera de dejar atrás el cepo, el economista indicó: “Implicaría planearla desde el principio e implementarla de a poco. Es una en la que vas eliminando estos tipos de cambio especiales que hay por todos lados. Y se va dejando una tasa de cambio comercial, por un lado, y la tasa de cambio libre por el otro, en una situación de dos tasas de cambio en lugar de 11 o 15, hasta poder lograr una convergencia. Estamos todos de acuerdo en que este esquema es ineficiente y hay que eliminarlo, pero eso no quiere decir que pueda eliminarlo todo junto. Hay una demanda reprimida por dólares, por ejemplo de importaciones con pagos retrasados, que no puede llegar al mercado toda junta. De alguna forma va a haber que programar”.

Blejer dijo también: “Argentina tiene que encontrar una manera de conseguir competitividad sin devaluar. Porque cuando se devalúa hay quienes pierden, quienes ganan, todo por vía artificial. Pero tiene un carácter temporario. Como el sistema tiene una capacidad de rebelión contra distintos tipos de ajuste en seguida lo que se ganó con la devaluación empieza a perderse y, entonces, de vuelta tenés que volver a devaluar y en el medio tenés el aumento de precios descontrolado. Y así han sido todas las crisis de los últimos 70 años. Siete u ocho crisis, todas han sido iguales con peronistas, radicales, civiles, militares, todo igual. Esa es la falla estructural que tiene el sistema argentino de organización del trabajo y de intereses corporativos en los sectores más altos y una política salarial dictada por los sindicatos para quienes trabajan”.

El economista se mostró optimista de cara al próximo gobierno y fundamentó: “Entiendo que existe una buena probabilidad. Sea que sea quien gane te estabilizaría la situación porque una vez que la cuestión electoral esté resuelta la dirección de la economía argentina puede cambiar mucho. Cuando estás en el fondo, cualquier subida es muy grande. En algún nivel yo creo que estamos en el fondo de la olla. Cualquier administración económica, a menos que sea algo muy raro como una que quiera nacionalizar todos los aspectos de la economía, va a terminar siendo positiva en comparación con la actual. Si vos decís voy a mirar como viene la economía global. la Argentina tiene lo que el mundo busca: energía y alimentos, con una capacidad tecnológica bastante avanzada y un capital humano bastante formado. Yo creo que con muy poco se puede mejorar”.

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