En una semana la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires recibió la visita de un alto número de alumnos porteños. Mientras el martes pasado los estudiantes secundarios protestaban y requerían respuestas del Ministro de Educación porteño, Mariano Narodowski, por el programa de becas y los docentes reclamaban aumentos salariales; simultáneamente, alumnos de escuelas primarias y sus maestros asistían respetuosamente al desarrollo de la primera función del espectáculo "Mi primer concierto".
Este viernes por la mañana se realizaron las dos últimas presentaciones de la orquesta Filarmónica de Buenos Aires en el Palacio legislativo local.
Con los ojos casi sin parpadear y la cabeza girando en todas direcciones, numerosos grupos de alumnos de escuelas públicas y privadas ingresaron al Salón Dorado, luego de superar las escaleras de mármol que permiten el acceso al primer piso de la Legislatura.
En butacas tapizadas de terciopelo rojo, parados y sentados en el piso, los niños y los docentes hicieron perfecto silencio con el solo gesto de las manos de quien relataría durante una hora las aventuras y desventuras de "Peer Gynt" (cuento basado en la obra de teatro de Henrik Ibsen) dándole un marco literario a dos maravillosas suites orquestales de Edvard Grieg ejecutadas brillantemente por la Filarmónica de Buenos Aires.
Como no podía ser de otra manera, cuando los alumnos van a la Legislatura aplauden, patalean y gritan. Y esta vez no fue la excepción, aplaudieron guiados por el ritmo del tambor y la batuta del director Alejo Pérez, zapatearon marcando el compás y gritaron "bravo" al finalizar el concierto.
