Alicia Zanca, con el teatro en la sangre

Alicia Zanca, con el teatro en la sangre

Acaba de estrenar dos obras con diferencia de un día: "Prueba de amor" (Teatro Beckett, viernes, 00.15 hs) y "El jardín de los cerezos" (El Vitral, sábados, 21 hs). Es una actriz que no necesita presentación. Antes de un ensayo en El Vitral, Alicia Zanca toma una gaseosa para combatir el calor y dice...


"Estoy estrenando dos obras al mismo tiempo, que las vengo ensayando de hace casi un año. Es el producto del último año de los alumnos de mi escuela de teatro, algunos ya han trabajado profesionalmente. Mi propuesta era que en el último año empiecen y terminen una obra. Elegí ‘El jardín de los cerezos’ y ‘Prueba de amor’, de Antón Chéjov y Roberto Arlt. Trabajamos muchísimo pero siempre se puede modificar algo más. Peter Brook, el último día antes de estrenar ‘La Tempestad’, dijo: ‘No me gusta la escenografía’ y pidió que sacaran la alfombra (el piso tenía arena). Le gustó. ‘Ésta es la escenografía’, dijo. La marca que deja la alfombra sobre la arena. En ‘Prueba de amor’ por un problema técnico, el actor buscó la luz y quedó. Recuerdo que yo actuaba en ‘Los pequeños burgueses’ y había una escena en la que todos me decían que la cortara y yo me negaba. El día del estreno, el público me la completó de una manera genial".

"’Prueba de amor’ fue un trabajo que empezaron a esbozar los alumnos del año anterior al que dicto yo, que es de profundización del texto. Eligieron un autor que amo pero que no lo había frecuentado. Cuando lo vi, pensé: ‘¡Cómo me estoy perdiendo a este autor!’. En cambio, con ‘El jardín de los cerezos’ fue diferente y eso tiene una historia. A los trece años, un vendedor dejó dos libros en casa por si mi mamá los quería comprar. Eran las obras completas de Chéjov y de William Shakespeare. Estaban tan bien encuadernados y lindos, que los puse debajo de la cama. Nunca supe si el vendedor volvió o no. La cuestión es que quedaron y durante muchos años los leí sin entender, hasta que un día empecé a comprender. Me los sé de memoria. Los amo profundamente y me acompañaron a lo largo de toda mi adolescencia".

Impasse 1: Alicia llega un rato tarde al bar. Pide disculpas y se sienta. Está corriendo de un lado para otro por los estrenos. Cuenta que la ropa para "El jardín…" se la brindó el ministro Lombardi. Tocamos temas en los que Alicia muestra su temperamento.

"Estoy en el Teatro San Martín desde los veinte años. Cuando entro, los técnicos todavía me dicen ‘la nena’. Le debo al San Martín mi vocación. Tuve la suerte de estar en el teatro estable haciendo los grandes títulos. Al San Martín a vecen lo critican. Al respecto, puede ser que Kive Staiff (NdR: director general del Teatro San Martín) haya estado mucho tiempo pero las veces en que no estuvo, no sé si el San Martín funcionó. Me acuerdo que María Rosa Gallo estuvo prohibida y Kive Staiff la ayudó; vino Dario Fo y el público rompió las ventanas del San Martín, Kive Staiff lo dejó. ¿Quién puede en este país (y no digo que no haya) administrar un teatro semejante con semejantes títulos? No lo sé. Sé que lo ha hecho muy bien. Por supuesto que podemos criticar pero ¿qué opciones tenemos al respecto? He visto a grandes políticos criticar pero cuando se les dio el poder, pusieron a sus familiares en el Gobierno. Sé que muchas cosas que hice en el San Martín a Kive no le han gustado. Sin embargo, el respeto que sentí no lo tuve en muchos lugares. Supongo que Kive en algún momento querrá ceder su lugar. Sólo pido que no sea ahora".

"Hay muchos directores que pegan y dicen: ‘¿Por qué hay figuras de la televisión en el San Martín?’. Pero después, cuando se van del San Martín, ¡ponen figuras! ¿En el San Martín no y afuera sí? No es así. Yo sí mezclo gente. Luisana Lopilato me pidió por favor estar en el San Martín para ‘Arlequín’ y nunca preguntó cuánto iba a cobrar. Estaba estudiando con Julio Chávez, sabía tocar el saxo -que era lo que necesitaba- y aceptó hacer el personaje más chico de la obra, ¿la voy a rechazar? Hay mucho prejuicio. Los intelectuales hablan mucho pero ¿qué hacen? Al final, terminamos mordiéndonos la cola. Creo que las quejas son más profundas. Así como digo que Hernán Lombardi cedió el vestuario para ‘El jardín…’, también digo que el Colón no puede estar en el estado en el que está. Es nuestro orgullo. Nuestra cultura es muy importante porque es lo que somos".

Impasse 2: Alicia es una mujer de carácter, expresiva. Se presta al intercambio de opiniones. Está muy entusiasmada con sus nuevos proyectos. Se la ve feliz, llena de ilusiones.

"Pasar de actriz a directora se lo debo a Laura Novoa. Yo estudiaba dirección con Augusto Fernández y Laura me dijo: ‘Alicia, dirigirme. Hagamos algo’. ‘Está bien, pero dejame ver qué’. Soñé que hacía ‘El zoo de cristal’, le propuse y Laura dijo que sí. Cuando empecé a dirigir, me di cuenta qué era lo que realmente quería hacer y no lo sabía. Al respecto, creo que es muy difícil dirigir y actuar al mismo tiempo. No se puede y no se debe. No hay que ser tan omnipotente de creer que podés todo. Ahora, si dirigiera una obra que conozco de memoria, con alguien en quien confío plenamente podría animarme, ya que sería una co-dirección. Pero no creo que sea bueno por el tema de la mirada. En ‘Cenicienta’, yo dirigía y era el hada. Entraba dos minutos nada más pero en el estreno, la angustia que tenía porque estaba atrás del escenario era terrible, porque el director tiene que poder ver toda la escena. Además hay tan buena gente para trabajar en equipo, ¿por qué pensar que nadie puede hacerlo como vos?".

"Mucha gente me tiene de la tele pero empecé en el teatro. Debuté en ‘Las brujas de Salem’ con Alfredo Alcón y en cine con ‘¿Qué es el otoño?’, también con Alcón. Llegué a la televisión por el teatro. Cuando hice ‘El jardín de los cerezos’ -actuando-, una productora de Canal 9 me llamó para hacer tele. Tuve mucha suerte. Gracias a ese llamado trabajé con Ricardo Darín y conformamos una pareja de éxito. Como no estoy en la tele, la gente pregunta: ‘¿No hacés nada?’. Hasta mi mamá me dice: ‘¿No te llama Suar?’, y mi hija me defiende: ‘¡Abuela! Mamá dirige en el San Martín y fue a México…’.’¿Pero trabaja…?’, pregunta la vieja. Teatro no es trabajo y… ¡lo dice mi madre! Jajaja. Si hago tele, tengo que estar encerrada diez horas y no puedo hacer otra cosa. No podría estrenar dos obras si estuviera en una tira. Éste es el problema. Para hacer tele, tendría que renunciar al teatro, que es mi amor. Ahora, si vos me decís de hacer algo como ‘Epitafios’, podría hacerme un rato. Pero no sé. Tendría que ser un proyecto que me entusiasmara mucho".

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