Charly rejuveneció a los 60

Charly rejuveneció a los 60

Empezó los festejos de su cumpleaños de la mejor manera: brindando un excelente recital el jueves pasado, en el Gran Rex. El show fue el primero de los seis que están programados.


Con el teatro repleto y las localidades agotadas, "el borombombón, borombombón, esta es la banda, de Say No More" tronaba desde las plateas, pullman y superpullman del Gran Rex varios minutos antes del comienzo. "¿Cómo estará Charly?" era la pregunta que también se escuchaba, válida si se tiene en cuenta que, meses atrás, se lo había visto tocando en Plaza de Mayo con problemas de movilidad, excesivo sobrepeso y la voz desgastada. Pero un "¡no lo puedo creer, es como si lo hubieran clonado!" es el comentario que se apodera de la sala ni bien el músico hace su entrada. Más delgado, enfundado en pantalones de látex negros, envuelto en una capa negra y roja al mejor estilo Drácula y con anteojos al tono, García pisa fuerte con una poderosa versión de "Cerca de la Revolución", tema con el que, desde hace años, comienza la mayoría de sus recitales.

Sale dispuesto a dar un show potente y de alta factura musical. De entrada, ocupa el centro del escenario, de pie frente a un teclado y el micrófono. Está decidido a rockear como en sus mejores tiempos. Y lo más importante, decidido a disfrutar y hacer disfrutar al público. El vibrante arranque continúa con "Rock & roll yo", para luego dar paso a "Anhedonia", ya con García sentado frente al piano ubicado en uno de los extremos del escenario. Pero el músico no se queda quieto y se para nuevamente para hacer "No importa", uno de sus temas más energéticos, que, paradójicamente, parte de la crítica no ha sabido aún valorar en su total dimensión.

"Ya desaparecieron", grita García al momento de interpretar "Los dinosaurios", la siguiente canción, haciendo un guiño a las recientes condenas de Alfredo Astiz, el Tigre Acosta y otros represores de la ESMA. Enganchado le sigue "No toquen" y después, "Confesiones de invierno", de Sui Generis, coreada de punta a punta por todos. "Los dejo porque tengo que ir al baño", bromea García. Es el fin de la primera parte.

Para esa altura de la noche, la sala es pura emoción. En el resultado del espectáculo mucho tiene que ver la banda que acompaña a García, The Prostitution, conformada por el Negro García López y Kiuge Hayashida en guitarras, Carlos González en bajo, el Zorrito Von Quintiero en teclados, Tonio Silva en batería, Rosario Ortega en voces (reemplazó dignamente nada menos que a Hilda Lizarazu, quien decidió irse a principios de año), Fernando Samalea en bandoneón, vibrafón y percusiones, y un trío de cuerdas integrado por Christine Brebes en violín, Julián Gandara en chelo y Alejandro Terán en viola. El aporte de estos últimos cuatro músicos ?que ejecutan instrumentos no convencionales para un grupo de rock? se suma desde la generación de arreglos que enriquecen los temas sin quitarles la fuerza original.

Es hora de duplicar la apuesta. Otra vez García va a todo o nada. Y otra vez gana. De buen humor, se ríe de la revista Gente: "Dicen que ahora hago yoga, en mi puta vida hice yoga", dispara. Sus aliados festejan la ocurrencia. "Nos siguen pegando abajo (Pecado mortal)" es el cachetazo que tiene preparado para el comienzo de la segunda parte, al que le sigue la intro de "Tango en segunda" (con lucimiento de Samalea en bandoneón) pegándola con "El amor no espera". Charly vuelve al piano para hacer "Viernes 3 AM", ese hermoso y depresivo tema de Serú Girán, que da paso al trío de cuerdas, que interpreta parte de "La grasa de las capitales" como intro a "Me siento mucho mejor", que genera una explosión en el público, que da lugar a "Vicio". Todo así, sin respiro.

"Voy a presentarles, bueno no se los voy a presentar porque ya lo conocen, al viejo y peludo Juanse", dispara Charly, mientras que el ex líder de Ratones Paranoicos se prepara para acompañarlo en "La sal no sala". Luego llega el momento de rendirle homenaje a María Gabriela Epumer. "Con ella compusimos este tema? bueh, ella no compuso tanto pero tenía onda", dice García, incorregible, refiriéndose a "Chipi chipi", la siguiente canción. El homenaje genera un aplauso, que se repite cuando menciona a Gustavo Cerati, a Mercedes Sosa, y a "la Presi, que me llamó y me tiró muy buena onda".

"Demoliendo hoteles" es el tema elegido para empezar a despedirse. Un chico le quiere alcanzar un cartel con un dibujo de regalo. "¿Qué es esto, el programa de Tinelli?", pregunta García. Le hace el gesto de que se lo dé, pero apenas esto ocurre, se lo patea, demostrando que la corrosividad Say No More se mantiene latente.

"No voy en tren" marca el fin formal del show. Tras presentar a la banda, los bises programados por Charly son una seguidilla de buena música: "Desangra y sangra", con un solo suyo en piano y un exquisito acompañamiento de cuerdas; "Eiti leda", con lucimiento de bajo, y "Fanky" para que bailemos todos.

García se va pero regresa otra vez para regalar "Canción para mi muerte", el primer éxito de su larga trayectoria. Y cuando parece que todo termina, anuncia que va a hacer un tema del próximo show, sólo porque tiene ganas de seguir tocando. Arremete con Instituciones y, ahora sí, es el final. Aplaudido de pie, Charly culmina el festejo de su nuevo aniversario con la vida.

REPASO DE SU CARRERA
Este primer recital, denominado "La vanguardia es así", inició una serie de tres, que se completará con "Detrás de las paredes" (29 de octubre) y "El ángel vigía" (1 de noviembre). Los shows se repetirán en noviembre los días 4, 8 y 11, respectivamente.

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