Raúl Norberto Lanvers, el responsable de la galería textil más grande de Once, se muestra como un articulador del mundo de la política, los negocios y las comunidades extranjeras. Él mismo manifiesta su rol como encargado de ocho cooperativas textiles de la comunidad boliviana en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, junto con varios comedores comunitarios tanto en la misma villa como fuera de ella. Es, además, vicepresidente de la Asociación Civil de Emprendedores Coreanos de la República Argentina, quienes son reconocidos en el Bajo Flores por ser fabricantes textiles y reclutadores de costureros en la esquina de Cobo y Curapaligüe.
Justamente son dos mujeres de origen coreano quienes, desde noviembre de 2007, alquilan la galería de indumentaria Once Elefantes, ubicada en La Rioja e Hipólito Yrigoyen, en el barrio de Balvanera, y que cuenta con 184 locales. La galería es en realidad propiedad de la empresa Corday S.A., sobre cuyos dueños Lanvers asegura no tener ningún conocimiento. Corday adquirió el inmueble, donde antes funcionaba una terminal de micros, después de que la empresa de transporte propietaria quebrara. Este contacto, relató el entrevistado, es ejercido de manera directa por sus empleadoras, quienes, como ninguna habla castellano, deben comunicarse a través de la hija de una de ellas.
Durante el encuentro con NU, Lanvers exhibió una serie de documentos oficiales correspondientes a la habilitación de Once Elefantes. Los papeles incluían el libro de actas con el certificado de habilitación y la firma de dos inspecciones recientes, el plano de bomberos y el plano de Obras y Catastro. Según el gerente de la galería, otros locales de características similares en el barrio, en cambio, ?funcionan sin respeto a las normas legales?. Para dar ejemplos, mencionó la galería El Sol (Castelli al 200), alegando que el lugar habría sufrido un incendio hace menos de un mes, y La Saladita, sobre Bartolomé Mitre a metros de la avenida Pueyrredón, la cual ?tiene una sola escalera que es demasiado angosta?.
El aporte de Lanvers al emprendimiento no se limita a su rol como gerente sino que además acordó la participación de las cooperativas con las que él trabaja en el uso de los locales: ?Las dueñas ponen el espacio y nosotros los talleres?. Además aseguró que en este aspecto se cumple con las reglamentaciones. ?Los que están en la cooperativa tienen todo en regla, cada taller que está tiene su puesto y paga su monotributo?, expuso.
Pero aun en el edificio que ocupa Once Elefantes, Lanvers reconoce algunas irregularidades. En su parte posterior, en un espacio que, según los planos, debería corresponder a un pasillo, hay un cartel que dice ?Cerrajería?, aunque para el gerente eso no es más que una pantalla. ?En este momento no es un local, es vivienda. Hay unas 18 personas que viven ahí, hay cafeteros y personas que hacen sándwiches?.
Sin embargo, no existe ninguna denuncia contra quienes se encuentran en ese espacio, a pesar de que ?el único local con habilitación es una verdulería?. ?Hablamos con el juzgado comercial porque a Corday ese espacio se lo entregó como desocupado?, dijo, pero reconoció que, tras mantener conversaciones con Corday, se decidió ?dejarlo hasta que empecemos el trabajo abajo?. ?Si los sacamos ahora tenemos que poner vigilancia; cuando empecemos abajo pediremos el desalojo?, concluyó.
El problema de la seguridad en la galería volvió a surgir cuando NU le preguntó al entrevistado sobre una imputación en su contra por violar la clausura impuesta por la Justicia. Antes que nada, Lanvers aclaró que la clausura había sido efectuada en el año 2006, previo a que su grupo comenzara a alquilar el lugar. Sin embargo, admitió que ?se comió el juicio?, a raíz de un ingreso al lugar a mediados de 2008 para colocar las cortinas de seguridad en las entradas. ?Recién el 22 de octubre de ese año nos levantaron la clausura?, aseveró Lanvers.
Otro de los cuestionamientos que debe enfrentar la galería es la de los propios vecinos de la zona. Desde la Asociación Vecinal Balvanera al Sudoeste (Balsud) surgieron diferentes quejas que el mismo Lanvers debió responder. En particular se refirió a los problemas de tránsito generados por los colectivos en la puerta del local, alegando que si bien Once Elefantes tiene previsto un tour de compras, sólo se implementará cuando se cuente con un espacio de estacionamiento. ?Lo único que tenemos ?alegó? son dos espacios de carga y descarga sobre Yrigoyen, pero ahí entran autos, no micros.?
Por otro lado, también él se quejó de los problemas de tránsito ocasionados por los vehículos, argumentando que los que más aportan al desorden son los colectivos de línea: ?En la puerta paran como 34 líneas?. ?Es muy complicada la zona para los micros, pero los que paran generalmente no son de tour de compras, son de transporte?, completó.
Lanvers también relató cómo los vecinos le plantean dudas sobre los peligros de incendio o los problemas de circulación por los pasillos de la galería, respondiendo a esto que no sólo el sistema de bomberos está certificado sino que tienen pasillos ?de tres metros?, que aseguran una circulación sin problemas. También detalló: ?Tenemos unos 14 matafuegos, 12 bocas de incendio, un tanque de 28.000 litros arriba y otro de 8.000 litros abajo?.
EL TRABAJO TEXTIL
Además, el gerente de Once Elefantes se refirió a su trabajo con las cooperativas, buscando distanciar su trabajo del marco de ilegalidad que es tan común encontrar en Once, un barrio donde las mafias de lo trucho y la droga se mueven a sus anchas. Así, relató cómo se consideran ?en contra del trabajo esclavo? que muchas grandes marcas contratan. En cambio, informó que desde su grupo sólo se trabaja ?con producción propia o con (talleres) fasoneros?.
También habló de su relación con el Gobierno de la Ciudad, especialmente con el ex subsecretario de Trabajo, Jorge Ginzo, y su sucesor, Miguel Ángel de Virgilis. ?A ambos los llevamos a ver los talleres dentro y fuera de la villa para que nos puedan señalar los problemas que tenemos y así los modificamos?, relató, agregando finalmente que su objetivo es lograr la legalización de los talleres: ?Queremos la legalidad?, expresó.
En este sentido, se mostró a favor de la Ley Buenos Aires Produce, destacando que, si bien está promulgada, aún no se realiza su reglamentación. ?Nosotros estamos queriendo que se regularice, pero le pedimos al Estado que nos dé las normas.? En cambio, puso reparos al Polo Textil de Barracas (emprendimiento del Gobierno porteño, el INTI y organizaciones sociales), alegando que desconfía de que allí se trabaje con producción propia. ?Lo que realmente nos interesa ?continuó? es que nos den capacitación.?
?En la cooperativa lo primero que pedimos es que nadie viva adentro de los talleres, y tratamos de poner un horario, pero a veces la misma gente te lleva. En la Argentina trabajamos 8 ó 9 horas. Ellos trabajan 10, 11 horas, pero no es que estemos con látigos. En los talleres nuestros cuando vos querés, te vas. No los tenemos encarcelados en el laburo?, explicó el gerente de Once Elefantes, marcando la diferencia con otros grupos de talleristas.
En referencia a estas diferencias, expuso que en el ámbito de los talleristas ?hay dos mundos diferentes. Nosotros nunca salimos en los medios, no hacemos piquetes ni marchas, tratamos de generar la capacitación?, relató, marcando así distancia con el grupo liderado por Alfredo Ayala, que atacó a La Alameda, la organización que defiende a los costureros esclavizados, durante una inspección realizada a dos cuadras de la Comisaría 40.
?Todo lo clandestino que está caminando es lo que está juntando él (por Ayala). Son pibes de talleres totalmente ilegales?, aseveró Lanvers. Para rematar, dijo: ?A diferencia de nosotros, esa gente no presenta nada, ningún documento, no quiere pagar nada?.