María Belén Prieto milita desde que pasó las dos décadas de vida, un tiempo después de darse cuenta de que era lesbiana. Hoy tiene 25 años, y militar, para ella es luchar por los derechos ligados a la diversidad sexual y al género. Y eso, afirma Belén, es política.
Prieto es la secretaria de la Juventud de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FLGBT). Al escucharla hablar, se nota enseguida que es una chica de carácter. Y se debe destacar, seguro, por la infrecuente capacidad de meter unas mil palabras por minuto.
?¿Cuáles fueron las necesidades específicas que llevaron a crear la pata juvenil de la Federación?
?Empezamos hace casi dos años, cuando comenzaba a debatirse el matrimonio igualitario. Veíamos que faltaban jóvenes en esa discusión. Entonces, nos juntamos unos cinco o seis y empezamos a charlar con la gente afuera del Congreso. Así empezamos: mesa de plástico, volantes y bandera. En la Federación, a diferencia de otras organizaciones, los jóvenes tenemos voz y voto, y formamos parte de la comisión directiva. Empezamos a preguntarnos qué queríamos y a construir nuestra propia agenda: en relación a los temas nacionales, estamos trabajando en la ley de identidad de género y en atención sanitaria; también, en la contención LGBT a jóvenes que sufren el bullying (NdR: acoso escolar). Hubo un quiebre social en la mirada hacia nosotros y nosotras pero falta mucho todavía. Yo venía de La Fulana (NdR: centro comunitario de y para mujeres lesbianas y bisexuales). Valoré el espacio de escucha, acompañamiento y reflexión, pero yo quería militar. En la Federación hay jóvenes que se fueron de otras organizaciones porque solo podían llevar la mesa, no los dejaban participar de las decisiones. Convivimos compañeros de todos los espacios partidarios: socialistas, kirchneristas, radicales, de la Coalición Cívica. Discutimos la agenda de diversidad y vemos cómo la podemos llevar a los partidos políticos. No nos chicaneamos. Si lo hiciéramos, no podríamos trabajar, y la Federación mostró justamente eso: que trabaja ?explica Belén, mientras revuelve un cortado como quien garabatea al hablar por teléfono.
?¿Cómo se siente ser referente de la juventud de la Federación?
?Es un orgullo enorme. Me siento muy cómoda, eso es central. Y acompañada. Ahí te encontrás con muchas historias pesadas, cuesta llevar el grupo. Por ahí mi historia tiene sus grados de complicación, pero tuve acompañamiento familiar.
?Se hace más difícil sobre todo en el interior, ¿no?, donde la sociedad es más conservadora.
?Sí, yo vengo de Santa Cruz. Me crié en un pueblito, Las Heras: el de los suicidas, el del petróleo. A los 17 me fui a estudiar Ciencia Política a Trelew. Y a los 21 me vine a Buenos Aires. Vine, más que nada, porque ser lesbiana te hace ir a lugares lejanos, a ciudades cada vez más grandes. Y no es casual: querés estar con más gente y pasar desapercibida.
?¿En tu pueblo sentías la etiqueta social?
?No, allá no era lesbiana, no me había dado cuenta. Cuando me fui a estudiar conocí a una chica, nos hicimos amigas? y hasta que le dije a mi familia pasaron unos dos años. La aceptación les costó pero la hicieron: se dieron cuenta de que no es que estoy de joda. Me acuerdo de que en mi pueblo, cuando fue lo del matrimonio igualitario, le decían a mi vieja: ?La vimos a Belén por la tele, con pancartas?. Y ahí empezó a aflojar. Pero el tema es que los medios no muestran, por ejemplo, a una trans que se recibió de abogada rompiéndose el lomo. Igual, para mí, mientras que con mi vieja y mi hermano esté todo bien, el resto que hable, si total van a hablar si sos lesbiana, trans, gordo, narigona. Creo que, de todos modos, lo del matrimonio igualitario ayudó mucho a la apertura social.
?¿Qué temas de género, diversidad sexual y derechos humanos quedan pendientes y son prioritarios?
?El debate de la ley de identidad de género, que implica el reconocimiento de la identidad de las personas por un simple trámite administrativo a través del cual el Estado reconoce, sin examen médico, quitando la cuestión patologizante, a Fulanito o Fulanita. La identidad no tiene que ver con el cuerpo, yo puedo ser así y llamarme Pedro. La atención sanitaria es otro de los temas, que tiene que ver con la atención integral de la salud a las personas trans, para aquellas que quieran hacer un cambio o tratamiento hormonal. Además, otras cuestiones son la efectivización de la educación sexual en las escuelas; el VIH y todo lo que tiene que ver con la agenda pública y la creación de áreas de diversidad en los municipios y gobernaciones. Y puntualmente, nos preocupa el bullying. Cuando una persona trans, hago énfasis en los trans porque son quienes más sufren, empieza a mostrar que su apariencia es otra respecto a la identidad que le asignaron al nacer, el acoso es feroz. Pensá en un nene de ocho años que en vez de ir a jugar a la pelota con los compañeros quiere ir a jugar al elástico con las nenas. Un chico gay o una chica lesbiana lo puede camuflar más socialmente. Pero los mecanismos de la escuela no trabajan con la diversidad. Los trans abandonan, en promedio, a los 12 años. Y tienen 35 años de expectativa de vida. Hicimos reuniones con gremios de educación y con centros de estudiantes porteños. Queremos generar núcleos académicos para producir material concreto sobre este tipo de bullying. En el ámbito escolar, la naturalización es tan grande que el chico afeminado y la chica masculinizada la pasan muy mal, porque además los docentes no están preparados. En algunos años la discusión va a pasar por las no-identidades. Las personas ya no se quieren encasillar más. Yo me enamoré de una persona y ya está, no importa el sexo. Basta de rótulos. ¡Imaginate la situación de una mujer, lesbiana y pobre! Las personas son personas. Punto.
?¿Te sentís porteña en algún aspecto?
?No, no comparto mucho la locura porteña. Acá cruzan mal la calle y ya se están puteando. Una vez me preguntaron: ?Che, ¿en Las Heras los pingüinos andan por las casas??. ¡De no creer! Hay distintas Buenos Aires. Por ejemplo, con la temática de diversidad sexual tenés la Buenos Aires gay friendly de Recoleta, Barrio Norte y Palermo, pero andá a ser lesbiana a Pompeya. Y me disgusta que Macri haya ganado: no tiene política de derechos humanos. No te explicás cómo ganó en el sur ?agrega Belén, kirchnerista hasta los ovarios.
?¿Cómo la ves a María Rachid como legisladora porteña, tras el escándalo en el Inadi?
?Con Morgado, el instituto se había parado y María quiso darle otra visión. Además, está bueno que en la política, si ves corrupción, la denuncies. Y en la Legislatura, María va a instalar temas de los que no se hablan: va a ser la banca de las organizaciones. No es una mina de quedarse callada. El lugar donde está el otro es el lugar donde en algún momento estuviste vos: es otro código el que manejamos.
Mi nombre es Belén
?Soy muy pueblerina con los pasatiempos: me gusta juntarme con amigos a comer, viajar. Ahora que estoy más grande, disfruto de la familia?, comenta. ?Voy a Parque Centenario a comprarme pilas de películas de drama. Y me falta la última temporada de 24. Me vuelvo adicta de las series. Después, me da culpa y voy al supermercado?, relata, entre risas, para agregar que los libros de género que está leyendo le dan ?mucha bronca? y que está tratando de retomar la carrera en la UBA. Y dice: ?Antes era más del rock nacional, pero ahora también escucho cumbia y reggaeton. Y me encanta la tecnología, porque le voy encontrando funciones. Amo mi BlackBerry?.