"La posibilidad de dirigir "Solo Brumas" le surge a Tato Pavlovsky, que lo había intentado con su hijo Martín, un gran músico y actor. No se qué pasó pero Martín no habrá considerado que fuera un obra donde él pudiese desarrollar sus cualidades. Desconozco qué hizo que renunciara. "Solo Brumas" es distinta a las otras. Es más compleja y necesita recursos de largo aliento por lo que fue ensayada un año y medio. Todo empezó con "Che, Norman, ¿cómo harías vos este asunto de las cunas? ¿Cómo harías esto?". Con Tato compartimos una visión ideológica y de caracterizar parecido la realidad del mundo. Me parece que era nada más que descansar sobre lo que yo me pudiera complementar con él".
"En esta obra, los actores han tenido crisis muy serias haciendo los roles. Los ha convulsionado y hemos tenido que atender actos muy ligados a la locura. Es kafkiana, en que tanto Kafka como Beckett detectaron la destrucción en nuestra sociedad. Ya sea en términos de sistema o de estructura de acumulación que hace que aparezcan residuos que, como dice Tato, "son los nuevos lenguajes". Su gran acusación es el desastre en el lenguaje. No hay que cambiar al hombre sino al lenguaje. Desde ahí, va a aparecer una posibilidad de saber qué nos está pasando. Estos chicos que vienen al lugar y son bregados porque molestan son los nuevos desaparecidos del país. Son actos de ignominia que surgen de la pobreza, de la indigencia (de la cual ningún presidente habla), de un deterioro de segunda y tercera generación".
Impasse 1: Nos encontramos en su teatro, el Calibán. Traemos una mesa con dos sillas a uno de los salones donde enseña y hacemos la nota. Dice que hace teatro aunque no ve teatro. Lo mismo le pasa con el cine pero rescata algunas cosas de Lucrecia Martel.
"El artista no puede estar abstraído del contexto en el cual vive. Más negás lo que pasa y más se ve que lo estás negando. Tratar de eludir lo social histórico, los percances de estos capitalismos dependientes hace que sintamos que todos los discursos son mentirosos y que estamos aceptando la mentira, porque lo otro sería "más doloroso". Eludimos saber qué pasa porque lo que pasa es grave y tendríamos que hacer un alto grado de despojo, inaceptable cuando tenés comodidades".
"En el teatro no buscamos generalizaciones sino la singularidad en, por ejemplo, Eusebio, el personaje de Tato en la obra. Es amigo de las chicas, habla del amor pero es muy contradictorio. Está afectado por una sociedad que lo agredió y el empleo es una salida contagiosa. ¡Y lo creen miles de personas! En EE.UU. se habla primero del empleo que del amor. El empleo es una enorme distorsión en la conducta. Esto lo vio Gramsci y otros pensadores que dicen que somos lo que hacemos. Hay actores que trabajan para el aviso del canal y otros para denunciar lo que pasa en la realidad. Nosotros exponemos algo con intensidad y el que la agarra, la agarra y el que no, mala suerte. No nos proponemos detectar alienados. Hice "La Fiaca", "La Guita", películas con cierto cuadro sociológico pero no soy de esa partida. No me propongo ni educar ni enseñar. Hago lo que siento y lo que da sentido a mi existencia. Siempre pienso que alguien la va a cachar. Nunca estuvimos solos en nuestra aventura".
Impasse 2: Está tranquilo, de buen humor, al tiempo que tira conceptos interesantes, así como juegos de palabras e ironías sobre la realidad del país.
"Con la televisión, nos diferenciamos con Tato, que no tiene mucho interés. Escribí un programa que hicimos juntos, "Stanley", en Canal 7. Me encantó y la pasé fenómeno. Me gusta el tipo de actuación que surge cuando tenés tres o cuatro cámaras. Cambia la posibilidad de la impronta, que te rescaten lo más chiquito. Me gusta la televisión pero ¿para hacer qué? Ahí se arma la podrida. Cuando proponés hacer un programa por las tuyas, aparecen los estudiosos de la comunicación y del rating y todo es sometido a eso. Ahí se te acaba el aliento. Te usan y te tiran a las cloacas. Igual, es un medio de la gran siete. Me gusta muchas veces más que el cine".
"Siempre estoy en política, pero no partidaria, aunque hoy estamos todos partidos. Soy nacional-popular pero hacia a un socialismo nuestro, construido por la gente. Sigo con el "que se vayan todos" pero se quedaron todos y el que se tuvo que ir fui yo. Ganaron esa batalla como ahora ganaron otra (N de R: alude a la votación por las retenciones que favoreció al campo). Es una disputa de intereses en un capitalismo salvaje con las banderas de los DD.HH. por un lado y por el otro la reivindicación de sectores que ya sabemos quiénes son en el país. Tendría que haber una reforma agraria, una distribución de la tierra pero hablar de esto no le hace gracia ni al Gobierno ni al campo. Ví a la izquierda con el campo. Esto es bien contestado en términos históricos por Benjamin y otros que dicen que "la izquierda va a la catástrofe cuando se mete en el progresismo". Pero como a Lula le va bien, con una izquierda que negocia con inteligencia, dicen "¡Uy, funciona!" ¿Por qué no se habla de los "Sin Tierra" en Brasil? Dijo que iba a acabar con el hambre y nada. Alguno niega y se hace el boludo porque le resulta simpático que le falte un dedo o es bonito como habla. Se está jugando la vida de miles de personas ¿Chávez? Es muy defendible lo que hace pero ahora abraza a Uribe. ¿Qué está pasando? Si hay una base ética de que querés un cambio serio, no te sentás con el enemigo".



