La situación de estabilidad estratégica, que se deterioró notablemente en los últimos años, se caracteriza hoy por graves riesgos derivados de la erosión de mecanismos de desarme que existían durante décadas, el creciente potencial de conflicto en el ámbito internacional y el desarrollo de tecnologías militares avanzadas e inteligencia artificial. Como la gran potencia nuclear, junto con los Estados Unidos, y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia tiene la responsabilidad especial de prevenir una escalada devastadora que implique el uso de las armas más destructivas (ambos países poseen aproximadamente el 90% del arsenal nuclear mundial). Plenamente consciente de este papel, nuestro país siempre implementa fielmente los acuerdos destinados a frenar la carrera armamentista, alentando constantemente a sus socios extranjeros a utilizar herramientas políticas y diplomáticas para evitar un deterioro de la situación.
Siguiendo este paradigma, Rusia ha presentado una nueva iniciativa en cuanto al Tratado Ruso-Estadounidense sobre las Medidas para la Mayor Reducción y Limitación de las Armas Estratégicas Ofensivas (Nuevo START), firmado en abril de 2010. La implementación completa del Nuevo START se suspendió en 2023 debido a la política hostil de la administración de Joe Biden. Este documento prevé una reducción del número de ojivas nucleares en vehículos de lanzamiento desplegados de cada Parte a 1.550 unidades; misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos lanzados desde submarinos y bombarderos pesados – a 700 unidades (800 lanzadores en total, incluidos los no desplegados). El pasado 22 de septiembre, el Presidente Vladimir Putin declaró nuestra disposición a continuar cumpliendo voluntariamente las restricciones pertinentes durante un año tras la finalización del ciclo de vida del Nuevo START el 5 de febrero de 2026. Como señaló el líder de Rusia, esta medida solo podrá implementarse si los Estados Unidos actúan de forma similar y no toma medidas que socaven o violen el statu quo actual. La decisión sobre las acciones posteriores se tomará sobre la base de un análisis de la situación.
Nuestra propuesta es coherente con los esfuerzos para garantizar la previsibilidad y la moderación en el ámbito de los misiles nucleares, lo que sirve no solo a los intereses de Moscú y Washington, sino también al mundo entero, incluso en el marco del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Según diversas estimaciones, el número total de ojivas nucleares en el planeta sería suficiente para destruir al menos 30.000 ciudades como Hiroshima. Es evidente que tal potencial requiere limitaciones. Precisamente por eso hemos afirmado repetidamente que en una guerra nuclear no habrá ganadores y la misma nunca debe librarse. Las armas nucleares deben tener fines defensivos, disuadir la agresión y prevenir la guerra.
La implementación de la iniciativa anunciada por el Presidente ruso contribuirá a la creación de un entorno favorable para la reanudación de un diálogo estratégico sustancial entre Rusia y Estados Unidos. Esto requeriría, por supuesto, las condiciones previas necesarias, la resolución de las diferencias fundamentales en materia de seguridad y la implementación de medidas integrales para normalizar las relaciones bilaterales.
Por diversas razones, principalmente relacionadas con las acciones de Occidente destinadas a socavar la paridad global, varios convenios clave de control de armamentos dejaron de funcionar en los últimos años. Entre ellos se encuentran el Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM), el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) y el Tratado de Cielos Abiertos. La expiración del Nuevo START significará la desaparición del único acuerdo internacional restante que limita directamente las capacidades de los misiles nucleares. Vladimir Putin enfatizó que abandonar por completo el legado de este acuerdo sería una medida errónea y miope.
La situación de control de armamentos requiere que todos los países encuentren soluciones nuevas y efectivas para restablecer la confianza y prevenir la inestabilidad global. En este contexto, nuestra propuesta de seguir cumpliendo con las restricciones del Nuevo START constituye un paso significativo para reactivar el diálogo constructivo. Esperamos contar con que Argentina, que tradicionalmente participa activamente en las negociaciones internacionales sobre desarme y no proliferación, incluso en el marco del TNP, apoye esta importante iniciativa rusa.