Desde 1986, un grupo de chicos de cuarenta y cinco días a cuatro años -que fue creciendo año tras año hasta superar el centenar- concurre a un edificio contiguo a la morgue del Hospital Piñero para divertirse y aprender mientras los camilleros desplazan los cadáveres frente a sus narices.
La tétrica imagen se repitió durante todos este tiempo sin que se hiciera pública. Pero este año los padres dijeron basta y le reclamaron a la Secretaría de Educación de la Ciudad que resuelva inmediatamente el problema. Fuentes de la Secretaría aseguraron que la situación está pronto a solucionarse, pero aún desconocen que edificio albergará al jardín de infantes.