El Mercado de Hacienda de Liniers, ubicado en el barrio de Mataderos, debería haberse trasladado al predio que adquirió la empresa que lo administra en la localidad de San Vicente, si se la hubiera obligado a cumplir la Ley 622, del año 2001, por la que se prohibía el ingreso de ganado en pie a la Ciudad de Buenos Aires. Pero desde 2006 se prorrogaron los plazos para el traslado del Mercado, siempre mediante otras leyes.
Pero la más acabada muestra del peculiar humor de nuestros legisladores se dio cuando se les exigió en repetidas ocasiones a los empresarios la presentación de un cronograma de los trabajos que se desarrollan en el predio situado en San Vicente al que se supone que piensan trasladar el Mercado. Hasta fueron amenazados con que si no presentaban el cronograma en un plazo de 120 días, la prórroga quedaba anulada. Quizás no especificaron la fecha con exactitud, porque si no deberían haberlos expulsado ya varias veces.
Una historia de alargues, prórrogas y perdones
El 8 de septiembre de 1992, el presidente Carlos Menem le otorgó la concesión del predio del mercado a la empresa Mercado de Liniers Sociedad Anónima, formada por 110 consignatarios de ganado. El plazo de la concesión era por 10 años. En julio de 2002, la Legislatura creó, por medio de la Ley 819, la Comisión de Seguimiento del ex Mercado Nacional de Hacienda, para acelerar su traslado y lograr la transferencia definitiva a la Ciudad del predio que éste ocupa. El 5 de septiembre de ese mismo año, el Gobierno nacional otorgó a Mercado de Liniers SA dos años de prórroga, con opción a un año más si cumplía con los trabajos para su traslado a San Vicente.
Simultáneamente, la Nación se comprometió a ceder en comodato a la Ciudad una fracción de terreno de cuatro hectáreas para construir una escuela, una calle y un paseo peatonal. Los convenios fueron ratificados por la Legislatura porteña mediante la Ley 932. Incluso, el entonces presidente Eduardo Duhalde remitió el proyecto de ley al Congreso nacional, pero misteriosamente nunca llegó al recinto. El 30 de junio de 2005 ocurrió un nuevo desatino: la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación y la empresa Mercado de Liniers SA firmaron el Convenio 33/05, que incluía una nueva prórroga por cinco años. Además se condicionaba la entrega de la posesión de las míseras cuatro hectáreas acordadas en el Convenio 33/02, a la aceptación por el Gobierno porteño de los términos de la prórroga. El 11 de agosto de ese mismo año, la Legislatura rechazó los términos del convenio a través de la Declaración 244/2005, por considerarlos un desconocimiento de los derechos de la Ciudad.
De todos modos, es admirable la capacidad de supervivencia de los consignatarios de ganado, que rivalizaría posiblemente con la de aquel ?heroico? corneta inglés que compuso Peter Sellers en La fiesta inolvidable, que sobrevivía a los disparos de un batallón indio y hasta a los de sus propios connacionales, que se unían a sus enemigos en el intento por matar al excesivamente estoico músico.
(NOTA ORIGINALMENTE PUBLICADA EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 198, DEL 23/07/09).