?El kirchnerismo sufrió desprendimientos ?por izquierda? (Humberto Tumini, Jorge Ceballos, Victoria Donda, Miguel Bonasso) poco antes o poco después de que radicalizara sus propuestas. ¿Qué piensa de esta paradoja y de las críticas que ellos les hacen?
?Me recuerdan la diferencia que hay entre la vanguardia y una patrulla perdida. Hay una izquierda que en nombre de una transformación ideal se pierde el tren de las transformaciones reales negándose a comprender que la historia constituye una película y no una foto. Si uno toma la foto de 2004 estaba casi todo por hacerse, si toma la de 2006 se había hecho mucho, y si toma la de 2009 se había hecho muchísimo más. La pregunta no es si estamos bien, es si vamos bien. No es si estamos bien o mal, sino si estamos mejor o peor. Lamentablemente, estos grupos pusieron el foco en el árbol y no en el bosque. Y en definitiva se transformaron en opciones ?de izquierda? del proyecto antikirchnerista, un proyecto reaccionario. Uno puede entender las críticas puntuales que hacen, lo que duele profundamente es que hayan criticado todo hasta el punto de decir que el kirchnerismo es una continuación del menemismo.
?¿Se refiere a alguien en particular?
?No quiero personalizar. Los argentinos no solamente polemizamos entre nosotros, sino también con nosotros mismos. Vas e encontrarte un Alberdi antirrosista y un Alberdi antimitrista, un Lugones socialista y un Lugones fascista. Y, del mismo modo, vas a encontrar a un Pino Solanas que apoyó la primera etapa de este proyecto (yo estaba con él, y lo recuerdo recibiendo en el Festival de Mar del Plata un premio de manos de Néstor Kirchner) y que después radicalizó sus posiciones y se convirtió en el crítico severo que es hoy. Un crítico que no logra medir los matices, que no entiende que, en todo caso, hay algo que se llama apoyo crítico. Pino debería prestar atención a los enemigos de este gobierno y sacar conclusiones elementales, pero no lo hace.
?Sus referencias a Alberdi, que cambió notablemente su percepción del gobierno de Juan Manuel de Rosas, me recordó la polémica que produce en los medios la creación por parte del Gobierno nacional del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico ?Manuel Dorrego?.
?Puede haber institutos sanmartinianos, belgranianos, brownianos, puede haber una Academia Nacional de la Historia, y nadie dice nada. Ahora, aparece un instituto que expresa un pensamiento de gran vigencia y vitalidad, de gran presencia en las últimas décadas, un pensamiento que no es ni único ni unánime, y empiezan los gritos y los alaridos de los defensores de una historia oficial que ha expresado en la Argentina un pensamiento único, hegemónico, que le ha hecho mucho daño a la Argentina. Y si fuera cierto que el kirchnerismo está construyendo una suerte de hegemonía cultural, habría que preguntarse quién tenía esa hegemonía cultural hasta ahora. Nos plantean el modelo de un historiador tecnocrático como si la historia fuera equivalente a las matemáticas. Un historiador aséptico custodio de verdades absolutas.
?¿Cuál es su posición?
?Yo estoy más cerca de (Arturo) Jauretche, que decía que más que una historia de la política, lo que hay es una política de la historia. (Bartolomé) Mitre escribió una historia funcional a un proyecto de país. Hacía política. ¿Por qué entonces se ofenden cuando nosotros también hacemos política? La historia no es más ni menos que la política de los últimos dos siglos, y la política no es ni más ni menos que la historia de las últimas semanas. ¿De qué historiadores asépticos me hablan? ¿De los que se ?olvidaron? del bombardeo de la Plaza de Mayo, que produjo más de 300 muertos y miles de heridos? Porque hubo libros dedicados a la ulterior quema de las iglesias céntricas que ignoraron olímpicamente a esas víctimas.
?¿Cómo vive estar en una ciudad en la que la política cultural es radicalmente distinta a la que usted dirige?
?Una de las grandes conquistas históricas de la Argentina fue la federalización de Buenos Aires. A pesar de que la hizo el denostado (Julio Argentino) Roca, fue la gran derrota del mitrismo y de Carlos Tejedor. Fue un gran triunfo para las provincias, que revirtió parcialmente el resultado de la Batalla de Pavón. Pero también es cierto que los vecinos de la Ciudad adolecían de la falta del derecho de elegir a sus gobernantes. Es un tema complejo. En cuanto a la política cultural del Pro, me parece que privilegia el espectáculo y el show por sobre la capacidad transformadora de la cultura, es una política que se caracteriza por el debilitamiento de los talleres que se habían desarrollado y crecido en las gestiones anteriores. Y por una puesta en valor del edificio del Teatro Colón pero con un deterioro muy fuerte de su patrimonio humano. Macri tiene una concepción muy distinta de la nuestra, que plantea la cultura como una herramienta para la inclusión social, como el eje fundamental que todo lo atraviesa, que permite tener conciencia de la historia y transformar las condiciones de vida de una comunidad.
?El pasado fin de semana presidió el primer encuentro nacional de Puntos de Cultura. ¿De qué se trata?
?Puntos de Cultura es un programa de subsidios en red para iniciativas preexistentes de tipo artístico-cultural en todo el territorio nacional. Se concursan iniciativas activas. Entregamos subsidios a cien el año pasado, a cien este año y entregaremos cien más en 2012. Además les damos equipamiento, asistencia permanente, capacitación y establecemos una red de interconexión de los puntos de cultura de todo el país, con especial cuidado de incluir a los pueblos originarios.
?¿Y en qué consiste acá, en la Capital?
?Trabajamos en hacer un gran centro cultural en la Villa 21 (Barracas), que es un arquetipo de lo que queremos hacer en muchos lugares en emergencia. No será ?un lugarcito? sino un centro hermano de la Casa del Bicentenario, un centro cultural de envergadura que va a tener sala de espectáculos y talleres. No somos una isla, en este proyecto trabajamos transversalmente con el Ministerio de Trabajo y con las Casas del Bicentenario, que son doscientas en todo el país. Y en otros proyectos trabajamos con la Cancillería, con Acción Social, con el Ministerio de Justicia, con el de Seguridad. Lo que nos permitió tener una gran capacidad productiva y lograr sinergia con áreas de Gobierno que entienden que la cultura es transversal a todos los espacios.