"Yo siempre sentí bronca de ser pobre"

"Yo siempre sentí bronca de ser pobre"

Empezó afiliada a la UCR "porque de política no entendía nada". Después simpatizó con el peronismo. Es una militante que descubrió que poco a poco su mente se abría y los otros escuchaban, sin falsas promesas.


El domingo 4 de marzo de 2007, a casi un mes del incendio de Villa Cartón, una nota publicada en el diario Perfil, titulada "La gente de Villa El Cartón fue la que inició el incendio", comenzaba diciendo: "Primero salieron los chicos, luego los caballos, después los carros y al final las heladeras y los televisores. Ese habría sido el orden previsto, antes de que empezaran las llamas, para que el incendio de la villa El Cartón, debajo de la Autopista 7, no hubiera provocado muertos ni heridos graves. Tampoco se perdieran electrodomésticos. Extrañamente".

Estela (como se la conoce a María Ester Martínez), dice que "el incendio no fue mejor para nosotros". Y sabe lo que dice, porque fue delegada de la manzana 4 del barrio incendiado. Hay algo en el relato cínico, fantasioso y perverso del periodista que pretende explicar la mecánica que activa el incendio, que vuelve a hacerse presente: ¿quién sostiene las bisagras de ese mecanismo para la mirada del sentido común en la que se relame? La respuesta: los punteros. Así que esta es la tercera entrega sobre punteros, enfocada en la historia de una mujer, de una delegada del barrio "itinerante" de au7-Villa Cartón, hoy asentamiento Parque Roca. (Mañana, si Dios y Macri quieren, y las Madres pueden?un nuevo barrio en Castañares y General Paz que será el fin de un largo camino a casa para cientos de familias).

CARNET RADICAL, CORAZÓN PERONISTA

Estela tiene 43 años y nació en Capital Federal, en el barrio de Lugano. Pasó su infancia en la villa 20 de ese barrio, hasta que las topadoras del (brigadier) Cacciatore "golpearon" la puerta de su casa. Su padre, paraguayo, pidió volver a su país. Así fue que pasó los años duros en esa república. Hasta que volvieron. Ella recuerda cosas previas a la salida del país que se mezclan en un gran caleidoscopio de imágenes: unidades básicas que llevaban a los chicos de viaje, los montoneros de la zona, el entierro de Perón, represión, la vez que su hermano -un pibe más del barrio, junto a otros- fue llevado a conocer La Rioja, y visitó la residencia del gobernador Menem. Aquella vez tardó en regresar el convoy de chicos del barrio, y justo se había venido el golpe en el medio, y había allanamientos, Estela cuenta que con tristeza escuchaba la canción de Sylvestre, esa de: "No puedo ver el tren partir?". Ahora, desde que se considera una militante política, dice que es capaz de dar un orden preciso a esos recuerdos, una temporalidad.

"Por lo que entendía -porque de política no entendía nada- siempre me gustó el peronismo"-dice Estela, citando involuntariamente a Osvaldo Soriano. "Siempre me incliné más por eso. Venía de la familia. Pero mucho después me afilié al radicalismo, por una señora que se afilió y me dijo: mirá Estela, que si me afilio voy a conseguir un trabajo". Según recuerda, eso pasó en el 99. "Pero siempre simpaticé, lo sentí más, al peronismo". Nunca votó en una interna, pero en algún remoto lugar figura su nombre de afiliada al centenario partido.

"Un día, cuando ya vivía en AU7 y estaba cansada de que nos faltara agua, me fui a ver a los bomberos, a pedirles agua. Ahí, en Soldati?Me imaginaba que si tenían agua era que podían traerla. El principal de los bomberos me dice que no era para tomar esa agua. Fue en 2005. Hasta ahí era como una vecina más, nunca había hecho política, más allá de las simpatías. Fui sola, era verano, un calor insoportable, y me dijo que le daba miedo darnos agua. Hasta que a las 12 de la noche llegó con el camión de bomberos, y la gente la cargaba en bidones. Y junto a Irma (otra de las futuras delegadas de manzana), que tenía el mismo sentir, empezamos a participar".

El barrio tenía su presidente, Juan Moreira (sic), referente del comedor Las Gemelas, quien pertenecía a la célebre Coordinadora de Villas. Estela participaba de las marchas de la CCC (organización a la que era afín Moreira) para cobrar su autoempleo. "Era así", dice. Así que en las filas de la CCC y en los encuentros de la iglesia evangélica La Misión a la que asistía, en Flores, se hallan los antecedentes previos al salto definitivo, por la guerra del agua en su barrio.

Estela se remonta a sus primeros pasos laborales, cuando era vendedora y luego, cuando la crisis empieza a golpear fuerte, pierde su empleo y se hace cartonera. "¿Te acordás lo que era el 2001? No había laburo. Y tenías que ir a las marchas para que ellos te den el autoempleo". A eso resume su acción de aquellos años: ir a las marchas de la CCC para mantener su autoempleo y participar de las actividades de la iglesia evangélica. Pero algo, a partir del día que fue a los bomberos, se fue activando, y entre idas y vueltas a Promoción Social de ciudad (el emblemático Entre Ríos y Pavón) por el agua, un día los vecinos se decidieron a cortar el PreMetro y las vías del ex Belgrano. Y allí, Tomás Devoto, sugirió la adopción de un sistema de delegadas por manzana, organizadas en asambleas semanales de vecinos. Y así fue, así se hizo Estela delegada de su manzana. Y así iba y venía de Promoción Social, del IVC, de la Legislatura, con los papeles de los reclamos, con los proyectos de ley, llevando horas de espera para que la atiendan, con las promesas bajo el brazo: su tarea se volvió infinita. Cuando había censo en el barrio, por ejemplo, y bullía la promesa de la construcción de casas, se pasaba el día retando a las asistentes sociales por alguna familia que quedaba fuera del censo. También soportaba los rumores y la maledicencia que siempre habita alrededor de los referentes. "Recién ahora me doy cuenta de la lucha social y todo lo que uno tiene en el camino para poder llegar a la vivienda".

La semana del incendio del 14 de febrero de 2007, cuenta, ya habían tenido una reunión en el IVC, y estaban evaluando la decisión de aceptar la oferta de construir sus viviendas en Los Piletones, y renunciar a lo que la ley de expropiación que impulsaron fijaba: que se construyan en el predio -aún vacío- de Varela y avenida Cruz. Y ese día, esa mañana, casi al alba, Estela iba a la casa de Miriam, otra de las delegadas, a charlar, cuando, mientras salía de bañarse envuelta en una toalla, una vecina le golpeó la puerta para decirle: "Estela, se está quemando el barrio".

"Siempre me dio bronca ser pobre. Cuando estaba en las carpas, después del incendio, y veía a los que tenían más, los que tenían menos, les dije a mis hijos: mírenlos, están en la misma fila, comiendo de la misma olla". ¿De qué te sirvió ser delegada? "Me dio la oportunidad de ser útil". Hoy tiene un trabajo por ser delegada, según dice, "porque Shocklender me dijo: los delegados van a trabajar, no van a andar con carpetas bajo el brazo, son los primeros que tienen que dar el ejemplo".

Ahora, en Parque Roca, es una de las 21 delegados. Ya no son cinco, como en aquellos tiempos. Ya le pesan menos las cosas. Sabe que se dijeron cosas de ella, como que su padre cobró un subsidio. Y lo carga en la cara. "Ahora somos más, y eso hace las cosas más fáciles y representativas". Claro, no van a ser la carne de cañón de los que se quejan y no hacen nada. Eso lo tiene claro. "A nadie le gusta ir a luchar", dice. Estela forma parte de la planta de obreros que trabajan en el plan de viviendas impulsado por la Madres. Construye, con sus manos, su casa y la de sus vecinos de siempre.

Ese día, cuando abra la puerta, y entre con sus hijos a esa nueva casa, sentirá que todos los golpes que recibió valieron la pena. Y el camino que empieza en la villa 20 y sigue con Cacciatore-Paraguay-villa 3-afiliación radical- marchas con la CCC-cartonear- iglesia evangélica-delegada del barrio AU7-incendio, etcétera, termine en el final feliz de la dignidad: casa y trabajo.

(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 160, DEL 30/10/08).

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