Con motivo del primer fin de semana de las vacaciones de invierno, un total de 7644 choferes de ómnibus de larga distancia fueron sometidos a los controles de alcoholemia dispuestos por el Gobierno de la Ciudad en la Terminal de Retiro. De ese total, tres dieron positivo y debieron ser relevados por sus empresas.
Así lo informó el personal del Cuerpo de Agentes de Tránsito, dependiente del ministerio de Justicia y Seguridad porteño. La ley establece que los conductores de transporte de pasajeros o de carga no pueden registrar alcohol en sangre.
"Una conducción adecuada requiere lucidez y capacidad de reacción, especialmente ante las situaciones imprevistas, ya que tanto el alcohol como otras sustancias tóxicas disminuyen la capacidad de atención y coordinación y son una de las principales causas de accidentes", señala el gobierno de la Ciudad a través de un comunicado.
El operativo proseguirá la semana próxima con la misma metodología, lo que implica que se controlará a todos los micros entre el viernes y el lunes. Sobre los operativos, el ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Guillermo Montenegro, señaló: "Esta fue la primera vez que se realizaron controles preventivos de esta naturaleza, y que gracias a ello, más de 200 mil personas pudieron emprenden sus vacaciones en unidades cuyos conductores no tomaron alcohol, una de las principales causas de accidentes".