Fue un sábado al mediodía. Así se recordará, un día en el que no terminaba de nacer el sol y que no quería por muerto al gris del invierno. Hasta que sol estalló en la cara de Cristina Fernández, la senadora candidata del Frente para la Victoria, que lució, en la inauguración del parque Mujeres Argentinas, a su esposo, el presidente Néstor Kirchner, y al alcalde Jorge Telerman.
Ambos compartieron el podio pero en un discreto segundo plano, como corresponde a la época. Se trataba de mujeres, y se sabe (Cristina lo dijo), que las mujeres no sólo son el futuro sino que el mundo es de las mujeres. Es así, tanto que la plaza inaugurada, acaso para abundar, se llama Parque de las Mujeres.
De las chicas K no faltó ninguna -hasta las otrora enemigas y ahora amigas Virginia Franganillo y Gabriela Cerruti-, pero la voz cantante, literalmente, fue, nobleza obliga, la de la cada día más esplendente Nacha Guevara, que sacudió la modorra de más de uno (particularmente de Telerman, todo un estilo), cuando entonó el clásico del uruguayo Mario Benedetti, "Te quiero", para espanto de los pocos poetas presentes.
Siguó Guevara con Benedetti y "Mi ciudad" (¿acaso Aníbal Ibarra hubiera tarareado?), hasta que todo explotó con una sentidísima versión de "Dont cry for me Argentina" ("No llores por mí Argentina"), de Andrew Lloyd Weber, pieza central de la ópera y de la película "Evita".
Fue un momento espectacular, de un buen gusto apabullante, un momento lacrimógeno (no de gas lacrimógeno) sino de lágrimas, lagrimones, ojos húmedos: no faltó, por supuesto, quien extrañara la versión de Madonna (¿quién puede olvidar a Madonna?), o la de Sinead O’Connor.
Enjugaron sus mucosidades algunos que se quedaron en el 45 pero que juegan en el 2007 con pericia despareja, hasta que el griterío atronador unió a las féminas, las veteranas, las no tan jóvenes, las jóvenes y las recauchutadas al voceo de "Se siente, se siente, Evita está presente".
En la Reserva Federal estadounidense (FED), semejante entusiasmo habrá levantado un estupor que sirvió para que el hombre indicado baje el volumen.
Telerman, histrión como siempre, no intentó competir con una actriz consumada como Nacha Guevara: con gesto de libertino dieciochesco, saludó a las damas tal como hace un caballero, con entusiasmo pero sin exagerar. "¡Te vamos a extrañar, Jorge!", susurró en voz alta una de las presentes, y desató la carcajada. Son muchos los que lo creen.
"Este espacio es para las mujeres luchadoras, para las que hacen todos los días de éste, un lugar mejor. Además, todos los hombres que estamos aquí somos feministas”, soltó sin inmutarse el jefe de Gobierno, metrosexual de fuste.
Telerman no dudó en destacar las bondades de su gestión, no hizo alusiones a la que viene y reconoció vivamente la tarea de Alfredo Garay, uno de los arquitectos e ideólogos de la obra.
La senadora Fernández, con estrado preparado, se levantó para cerrar el acto, con expresión hierática (como siempre que va a hablar) pero esta vez un accidente (menor) restó dramatismo al discurso: estuvo a un tris de tirar la mesa donde estaban sentados marido y alcalde. Pero por supuesto, no fue el alcohol, que si estaba, no estaba a la vista.
"Fernández dijo que "si siguen organizando actos de esta naturaleza yo al 28 de octubre no llego. Son muchas emociones. Un poco de sosiego para el corazón, por favor", espetó, casi emocionada, desmintiendo las calumnias que suelen echarse sobre su carácter.
La candidata, como pocas veces afectada por la emoción, destacó la conmoción que le produjo acompañar a Hebe de Bonafini, el día anterior, a Ciudad Oculta
"Ver a las mujeres con el casco convertidas en oficialas, peleándole a la vida, construyendo casas dignas en un lugar que hasta ahora les había dado dolor, indica que estamos ante un país absolutamente diferente", manifestó.
Y para seguir con el clima de época, remató: "Yo tengo muchas esperanzas en nosotras como organizadoras de vidas y de ilusiones”.
"Vamos por los lugares que las mujeres argentinas nos merecemos para construir un país mejor. Vamos a tener que trabajar mucho, pero al lado de ellos, no atrás ni adelante: al lado". Si es que quedan lugares.
Entre los ministros estuvieron Alberto Fernández, Julio De Vido, Alicia Kirchner, Aníbal Fernández, Carlos Tomada, Daniel Filmus y Alberto Iribarne.
Los locales estuvieron representados por Silvia Fajre, Juan Pablo Schiavi y Enrique Rodríguez. Y Juliana Marino, María Laura Leguizamón, Juan Manuel Olmos, Inés Urdapilleta, Silvia La Ruffa, Ana Suppa, Mercedes Marcó del Pont, Estela de Carlotto y sí, cómo que no, María José Lubertino