Hace un año y medio que vivo en Almagro. Estaba buscando
un lugar cerca del centro ya que antes vivía en Coghlan. Es muy bonito pero me resultaba incómodo para viajar. Tampoco
quería vivir en pleno centro. Me gusta, pero a los demás integrantes de mi familia no. Por mí, viviría arriba del Obelisco.
Pero acá es tranquilo. Voy, me tomo el subte y llego al teatro en quince minutos. Acá cerca está el teatro de Szchumacher (ElKafka), FM La Tribu y la UBA. En el barrio ya me conocen bastante.
Por acá es muy barrio, ¿sabés? En una manzana tenés todos los negocios y siempre voy al mismo. Además, se corrió la bolilla de ?es la actriz de…?.
Muchos han venido a verme al teatro sin saber que vivía por
acá. Soy de ir a hacer las compras y me pasó que en el súper
me reconocieran y me digan: ?Te vimos en el teatro?. Además, por acá vive mucha gente de la ?cole? que va al teatro. Es muy lindo cuando se habla de trabajo. No me interesa que se hable de mí. No creo tener una vida muy divertida para que sea una noticia. De lo que más puedo hablar es de teatro.
Ser Rose fue como con cualquier otro personaje con la diferencia de que iba a estar sola arriba del escenario. Me entrevisté con sobrevivientes del Holocausto para que me contaran directamente lo que habían vivido en los campos de exterminio y en los guetos. Después hubo que crear un comportamiento.
Recordé a mi abuela, miré a mi madre, que tiene 80 años. Hice un trabajo de lecturas y de películas. Después, me informé sobre el conflicto de Medio Oriente ya que la obra
habla de la paz. La gente padece las guerras, vive los hechos y los sufre. Mueren niños de un lado y del otro. Eso es lo que ve Rose.
Así como murió su hija, muere una nena palestina. No se queda sólo en el hecho puntual del Holocausto sino que tiene resonancia en otros hechos. Voy al teatro una hora y media
antes de la función, como mínimo, menos los domingos,
que hay otra obra. Me gusta tener dos horas para ir tomando
un té y elongar un poco. Necesito estirar el cuerpo, sacarme
la calle y estar un rato a solas.
Hay que preparar el cuerpo y el escenario. Después de la función quedo muy cansada físicamente. No es lo mismo estar
una hora y media arriba de un escenario con otros actores que estar sola. Se produce una comunión muy fuerte con el público en la función. A la salida se queda gente a saludar.
Hubo quien me dijo que con el espectáculo pudo entender a la abuela. Los sobrevivientes no siempre les contaron a los familiares lo que vivieron. Una de las cosas más lindas que me pasó fue cuando vino un sobreviviente con su nieta que, a partir de la obra, le empezó a contar lo que le había pasado.
Para muchos soy la mamá de Nancy Dupláa. Tanto para los de treinta y pico como para los de veintipico, porque Montaña
rusa lo repiten siempre. Repeticiones, por las que nunca cobré
nada. Fue uno de los programas más exitosos de la televisión argentina y bueno, siempre, siempre me lo dicen. En el subte, en el colectivo, cuando voy a las provincias. Nunca me gustó demasiado la fama ya que es efímera.
Se termina una vez que se acaba el programa. Después
vienen y te dicen: ?Vos eras la de…?, ?¿no estás haciendo nada ahora??. No me atrae ese reconocimiento porque tu cara sale en la televisión, sino aquel que llega porque hacés un buen trabajo. Además, el reconocimiento del teatro nunca va a ser tan popular ni masivo y a mí me gusta vivir en el teatro.
Me acuerdo que una vez me tomé un colectivo y escuché que
decían: ?No, pero no es… ¿Cómo va a estar arriba del colectivo??.
Hubo un momento en que ya no podía tomar el tren porque me costaba el hecho de que me preguntaran y preguntaran sobre la novela. Pero como soy muy gasolera lo tomaba igual. Entiendo que la gente que es muy popular se expone a lo bueno y a lo malo. Recuerdo que una vez Facundo Arana llegó todo lastimado a la grabación porque le pegaron una piña cuando estaba en su auto. Estaba muy triste y preguntaba: ?¿Por qué me pegaron??, ya que no le robaron nada. Para el que le pegó significará que él vive en la opulencia, y nada de eso. Se despierta la admiración y la envidia porque hay una fantasía muy grande de cómo vive la gente que trabaja en la tele.