La isla Demarchi no es, en realidad, una isla. Es una zona que queda en el final de la Costanera Sur, separada de la tierra por la Dársena Sud, que incluye a la Reserva Ecológica, la antigua Ciudad Deportiva de Boca Juniors, la Central Costanera y otras instalaciones y edificios cercanos, entre ellos los astilleros Tandanor y Domecq García.
En esa área remota de Puerto Madero, en la zona donde termina la avenida España, muy cerca de la Central Costanera, el Gobierno porteño plantea construir un relleno costero de dos hectáreas en su primera etapa, que luego llegaría a once hectáreas. Se usarían como relleno los residuos áridos (tierra y mampostería, mayormente) que resultan desechados de las obras de arquitectura.
El 31 de julio último se realizó la imprescindible audiencia pública para que las organizaciones de la comunidad expresaran su opinión con respecto a la obra en cuestión. La escena parece calcada de muchas otras audiencias públicas: los organismos vecinales cuestionando la intervención del Estado sobre algunas áreas por razones ambientales, por la falta de planes de obras, por el impacto que tendría la obra sobre el hábitat colectivo y hasta por la falta de un estudio de impacto ambiental que permita sacar conclusiones realistas.
En la vereda opuesta, los funcionarios ?en actitud de plantear un futuro venturoso que nadie entiende? explicaron las enormes bondades de una obra que favorecerá a la Ciudad, que traerá la modernidad y a la que solo pueden oponerse los retardatarios y los amantes del pasado.
Para muestra basta un botón. Todas las organizaciones y particulares mostraron su oposición a las obras, en tanto que sus únicos defensores fueron los funcionarios Daniel Capdevila, director general de Infraestructura Urbana del Ministerio de Desarrollo Urbano, y el exdiputado Fernando Caeiro, quien propuso la instalación de una planta de separación de residuos en el terreno ganado al río.
La diputada porteña María José Lubertino planteó que existe falta de planeamiento integral de la obra, además de que el estudio de impacto ambiental está desactualizado porque es de 2009 y que no existe mención al impacto de la obra sobre los humedales y la reserva ecológica.
Mora Aráuz, de la Fundación Ciudad, alegó que el proyecto de la obra no se encuadra dentro del Plan Urbano Ambiental de la Ciudad y consideró que el particulado que se desprende de los áridos puede afectar el agua.
Por su parte, Andrés Nápoli, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, cuestionó que no se analizó el proyecto en el contexto del Riachuelo y que la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) no fue consultada, ni menos aún se consultó el plan de trabajos de AySA. Además, planteó que el uso del futuro espacio público debería ser tratado por la Legislatura.
Francisco Amorrortu, de la muy informada página web Al Estuario del Plata, brindó un extenso informe en el que expuso, entre otros problemas, el del estancamiento del agua del Riachuelo y la falta de flujo de tributarios de salida del mismo. Informó también que inició la causa judicial Nº 45.090/12, que está radicada en el Juzgado del Fuero Contencioso, Administrativo y Tributario Nº 15, Secretaría Nº 31.
Sivana Canziani, de la Asociación Amigos de la Calle Irala, consideró que el Gobierno intenta ?blanquear? el proyecto dentro del modelo territorial recientemente presentado y que no fue hecho con participación de los consejeros de la Comuna 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya).
Maximiliano Nenna, que es comunero de la Comuna 4, dijo que ellos no fueron consultados ni tampoco la Acumar ni el Instituto Nacional del Agua. Evaluó que el relleno impediría el desarrollo natural de la costa.
Edgardo Carranza, de la Asociación de Usuarios del Transporte, destacó que el subsecretario de Planeamiento, Héctor Lostri, dijo en una reunión que se habían encargado los estudios sobre el tema pero que estos no están. Relacionó este proyecto con la obra Solares de Santa María, que la empresa IRSA planea construir en la antigua Ciudad Deportiva del Club Boca Juniors.
Hablaron además el ex integrante del Consejo del Plan Urbano Ambiental de la Ciudad, Manuel Ludueña; Adolfo Rosi, de la Asociación de Amigos del Lago Pacífico; representantes de Greenpeace; Nidia Marinaro; Rodolfo Livingston; el defensor adjunto del Pueblo, Atilio Alimena, y Claudio Bravo, de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos.
El legislador del Frente para la Victoria Alejandro Amor planteó, después de celebrada la audiencia, que ?es importante que se le dé al predio una zonificación similar a la que se les otorgó a los numerosos terrenos ganados al río, situados entre la avenida General Paz y la calle Salguero, que es Urbanización Parque. Este uso debe estar definido en el proyecto ?algo que hasta ahora no ocurrió? para tener en claro qué destino tendrá en el futuro el relleno costero?.
Más allá de cualquier cuestión, una obra de relleno costero debe venir acompañada previamente de los estudios hídricos, de las mareas, de las corrientes y del impacto ecológico sobre el ambiente. Más aún si se toma en cuenta que los áridos no son materiales inocuos y deben ser inspeccionados antes de ser volcados, para evitar que en la descarga se mezclen materiales contaminantes, que el Río de la Plata no se merece, aunque esté saturado de ellos.
Algunos analistas urbanos consideran negativo que la obra esté ubicada en la costa sudeste de la futura megaurbanización de IRSA, Solares de Santa María. El relleno va a convertir en un canal ?si se hace, va a constituir la costa sur de este? a la costa abierta del barrio cerrado, precisamente en la costa conflictiva de cualquier obra que se realice en las orillas del Río de la Plata, que es la costa sudeste, desde donde llegan los vientos, las inundaciones y las crecientes.