Niños, jóvenes, adultos y abuelos llenaron este martes por la mañana el Salón Dorado de la Legislatura porteña. El motivo de la numerosa congregación: distinguir a Manuel García Ferré como Ciudadano Ilustre de la Ciudad. La ceremonia formal de distinción del empresario, dibujante, y cineasta nada tuvo de formal. Organizado por el legislador de PRO Gerardo Ingaramo promotor de la iniciativa, y con la participación del Vicepresidente 1º, a cargo de la Presidencia, Diego Santilli, y la titular de la Comisión de Cultura, Inés Urdapilleta (Bloque Peronista), el acto se inició con la proyección de spots publicitarios y fragmentos de películas y dibujos animados creados por la pluma del artista.
"A mi me gustaba Hijitus y Oaky ?era bravo Oaky-; mi papá me decía que me parecía a él", abrió los discursos Diego Santilli, aclarando que "un hombre del talento de García Ferré no da para el protocolo". "Gracias por hacernos recordar nuestra infancia feliz. Ojalá podamos recuperar los valores es estas caricaturas que hicieron grande al país, sin discusiones banales y cargadas de valores centrales", expresó.
"Me siento feliz y orgullosa por haber impulsado desde la Comisión de Cultura esta iniciativa de Ingaramo, a quien felicito. Pocas veces se llenó el salón como hoy. Estos dibujitos nos pertenecen, son nuestra patria", destacó Urdapilleta. Y, continuando los agradecimientos, Ingaramo cerró: "Manuel nos despierta hablar con el corazón, todos nos hemos identificado con alguno de sus personajes. Gracias por todo lo que nos dio y nos sigue dando".
El acto continuó con la entrega de un retrato del homenajeado creado por el artista plástico Diego Amerise, y con un cálido living en el que el periodista Horacio De Dios dialogó con García Ferré.
"Me impresionaron tantas luces en este salón, yo que estoy acostumbrado a trabajar con una lamparita. En mi infancia no existían juguetes ni dinero para comprarlos, todo era armamento y guerra. Mis padres me hicieron conocer la miseria y se los agradezco, porque es lo más útil para crear y progresar. En el 47 llegué a la Argentina, en mi primera búsqueda de trabajo llené una planilla para ingresar a La Continental, una de las preguntas era si soñaba despierto. No me contrataron porque respondí que sí. Eso cambió el rumbo de mi vida, lo viví como un fracaso pero fue un triunfo", relató García Ferré en tono íntimo y relajado.
Y agregó: "La ilusión es lo que mantiene vigente al ser humano. Mientras haya capacidad de asombro e ilusiones el hombre no muere. Tengo los derechos para hacer La Gallina Turuleca en cine. Si tuviera algunos años menos (transita su octava década) hubiera hecho el Libro Gordo de Petete para la China. Las grandes ideas son sencillas y eso lo volqué en el dibujo y en todos mis personajes. El Libro Gordo de Petete tiene esos principios".
Con aplausos, flashes y numerosos familiares y colaboradores en el escenario concluyó la ceremonia de entrega del diploma y la medalla de ciudadano ilustre.
"Cállate retonto", resonó en el salón la voz del Profesor Neurus dirigida a Santilli, quien con una sonrisa pidió más. "Bla más fuete que no te ecucho", retrucó Largirucho. "A ver cuando me homenajean, Pucho es el más porteño de todos", cerró con broche de oro con la clásica tonada del personaje de García Ferré, el creador de las voces más entrañables de muchas infancias, Pedro Domingo Suero, conocido y reconocido por el propio Don Manuel como "Pelusa".
