"Conozco a muchos periodistas de música. A algunos les creo, a otros no. Ante todo, el periodista debería separarse del fan, pero acá los periodistas son amigos del entrevistado, y si no son amigos, se hacen amigos un minuto antes. Cuando el periodista le sonríe y le toca la rodilla al entrevistado deja de ser una entrevista para ser una charla televisada. No vas a decir que el tipo al que le acabás de tocar la rodilla es un estafador. Entonces, hay un estilo periodístico que me parece una mierda pero hay gente a la que le gusta. Es un estilo que acá funciona. Acá funciona mucha mierda, basta con mirar lo que es la televisión. No me parece que el periodismo de rock esté exento de toda la mierda que hay. Además, el periodismo se puso del lado de la multinacional que le pagaba el aviso en la revista. Te ponían un aviso de una página, recibías el disco, no lo escuchabas y después decías que era buenísimo. Hay un movimiento que está dominado por un mercado manejado por ineptos, al que hicieron mierda. El crítico de rock más lúcido que hay es Capusotto. Bebe Contepomi es un divino. Lo adoro, pero cuando no está Bebe, las crónicas de rock de ese canal las hace Catalina Dlugi, y la vi presentando un disco de Metallica? Hay gente que habla de música y no sabe una mierda. Esto pasa porque los sellos mandan el material empaquetado para que digan tal cosa. Jamás leí una gacetilla. Agarro un disco y si no se quién es, lo pongo y no quiero saber nada. Que mi oído se dé cuenta y no que alguien me lo cuente. Si no, no tiene gracia.
Soy musicalizador de radio. Trabajo en radio y puedo conducir, producir, coordinar. Trabajé en Rock & Pop y en los shows de los músicos de acá y de afuera, pero periodista nunca fui. Cuando empecé, en el 77, ya con tener los discos hacías una diferencia. La Rock & Pop funcionó dos años pasando música nada más porque los cuatro musicalizadores éramos disc jockey. Pusimos todos nuestros discos en la radio, por lo cual teníamos una discoteca que no tenía nadie. Ya, con eso solo, fuimos una revolución. Hoy todos tienen acceso a todo. Se ha democratizado todo. Entonces, la diferencia ahora pasa por otro lado. Ahora sí hay que pelar. Cuando las multinacionales se filtraron en la programación de las radios fue el principio del fin de la artística en FM. Antes te mandaban el álbum y cada uno elegía su tema de acuerdo al horario que tenías, la radio en la que trabajabas, que locutor tenías. Después, los sellos empezaron a sacar el tema de difusión y le daban el mismo tema a todas las radios. Ahí la cagaron. Para no repartir el disco entero, te daban solo un tema y no se dieron cuenta de que así arruinaron todo.
Impasse 1: Llegamos a la sede de Turner Group, donde Bobby dirige para América latina los canales de música MuchMusic y HTV. Subimos hasta su oficina, del primer piso, que está decorada con fotos de varios tamaños. Un Bobby más joven con Keith Richards, junto con retratos de Miles Davis y Bob Dylan, llama nuestra atención.
La radio sigue siendo el medio más eficaz, agresivo y veloz para difundir música porque tiene la ventaja de la calle. La otra vez fui a una ferretería a comprar el candado para una valija y escuché una radio de música paraguaya donde pasaron una canción genial. Fui a casa, busqué la radio y me quedé escuchándola. Eso es la radio, te emboca. No es como internet que la tenés que prender, te tenés que sentar. Pueden congeniar, pero son diferentes. La radio es un aparato que podés comprar por 15 pesos. No podés comprarte una Mac de cinco dólares. La radio es más veloz. Esa ventaja no la tienen ni la tele, ni los diarios, ni internet. La radio tiene calle. Por ende, en la radio fracasa la gente que no tiene calle. La gente que habla desde lo académico y pontifica en la radio, cagó. La Rock & Pop demostró eso.
A los periodistas de hoy les falta calle. La calle, no ese código de barrio que ahora se dice. Ya no existe más el código de barrio. El punto de estar en la calle es caminarla y darte cuenta de lo que está pasando. Ves los discursos de la Presidenta y decís: ?¡Qué bien estamos!?; después ves TN y decís: ?¡Me mato!?. Andá, caminate siete cuadras, hablá con la gente y fijate vos mismo qué pasa. La gente cree que está informada porque mira televisión o porque lee noticias en internet. Le escuché una frase a Jacobo Winograd, pero no es de él: ?Algunos tienen noche y a otros se les hizo tarde?. Ese es el concepto. Tener calle es entender la diferencia entre Corrientes y Suipacha, Cabildo y Monroe y Av. San Martín y Plátanos en Lomas de Zamora. No digo estar todos los días en los tres lugares, sino conocer los tres lugares. Es saber dónde meterte y cómo, qué decir y qué no? vivencias. No es que San Telmo es más seguro que Lanús. Hay más policías, no es que la gente vive mejor. Si te metés en la calle equivocada en San Telmo, cagaste. A eso voy.
Impasse 2: Bobby habla e intercala pensamientos con anécdotas. Imposible no recordar cuando uno lo escuchaba con su Guardias a mí. Dice: ?Mirá lo que tengo de Bangkok? y muestra un mural de vidrio con dos notas, una más grande y otra más chica. ?Cuando empezamos, esta fue la primera nota que nos hicieron, en revista Gente. ?Hay unos locos en la radio?. Veinticinco años después, este articulito en Clarín. Los locos resultamos ser la madre de todo lo que vino después. Uno de los dos estaba errado, ¿no??.
No hay nada nuevo en el rock. Hay una revisión permanente del pasado. La naturaleza te da una lección. El sol llega al cenit y después empieza el ocaso. El rock ya ha tenido un cenit y ahora estamos viviendo el ocaso, que no termina de caer. Hubo una época en la que tenías en el mismo show a John Lennon, T-Rex, David Bowie, Elton John, y en el público estaba Paul Weller. Con eso ya está todo dicho. En el rock argentino pasa lo mismo. Me acuerdo de una noche del 86. Pasaba música en un boliche de Libertador y Olazábal con Cattaneo y Poppy Manzanedo y tocaban Virus, Soda y Los Abuelos. A un par de cuadras, estaban Los Redondos. En otro lado estaban los Violadores y Alerta Rojo, y recién aparecía un rosarino llamado Fito. En veinte cuadras a la redonda estaban tocando todos ellos. Y estaban Charly, Spinetta, Los Ratones eran pendejos y recién empezaban. Sin nombrar a Sumo, Los Decadentes y Los Cadillacs. En Obras estaba tocando Iggy Pop. Esa noche fue el cenit. Después empezó a bajar. Puede durar hasta treinta años pero estamos planeando para abajo.
Conceptualmente, no se puede hacer rock and roll a los 40 años. Es bastante lógico. Es otra cosa. Tengo una hija de 19 y me sentiría medio pelotudo hablando con ella desde mi vida y mis conceptos de los veintipico. Es la vida, no es el rock. Podés tener una actitud toda la vida. Contestataria, peleando, pero esa es otra historia. Neil Young hoy no hace rock. Bob Dylan lo mismo. A mi generación nos llegó todo a través del rock. De ahí llegamos al soul, al blues, a la literatura negra francesa, al cine de Polansky, al jazz. No podés estar escuchando Chuck Berry porque ya está. No lo escucho más porque lo escuché mil años. Eso sí, si no lo escuchaste sos un terrible boludo. Hace poco escuché a Smokey Robinson con una lectura muy interesante sobre Michael Jackson y las cagadas que se mandó de grande cuando era genial de pibe. Él decía que ?de chiquito, lo hacían comportarse como un hombre. Cuando fue un hombre, se comportó como un niño?. La cagada fue haber quemado etapas. Mi hijo disfruta mucho el rock. Le encanta AC/DC pero le entró por Iron Man. Ojo, igual nunca fui cerrado ni pensé que el rock estaba por encima de todo. Siempre supe que Miles Davis, Piazzolla y Jobim eran más importantes?no te digo que Lennon, pero sí que Springsteen. Fijate qué le gusta y llevalo. No le digas ?esto es buenísimo? y lo llevás de prepo a ver lo que te gusta a vos. Está lleno de esos boludos y es una mierda. Lo llevan al chico a ver a Roger Waters a los siete años. Vi tipos que querían que el pibe disfrutara y el chico estaba en otra y escucha otra cosa. No lo podés pasar del reggaeton a Pink Floyd en una noche.