Estática es un texto escrito en 2001. Fue una necesidad personal de contar y explorar algo que tuviera que ver con los vínculos. Está un poco basado en algunas situaciones familiares. Mi madre murió a los 94 años, al poco tiempo de que escribí esa obra. Había una atmósfera en la que, sin ser cien por ciento biográfica, contenía elementos autobiográficos de la historia familiar. Fue natural y surgió sin demasiada premeditación. Es una obra muy difícil para poner en escena porque son textos poéticos; largos soliloquios que no cuentan con diálogos. Sabía que la iba a dirigir en algún momento y que iba a ser muy difícil el montaje.
El texto no tenía ninguna indicación de puesta. Después había que recrear ese mundo escénicamente que, en mi rol de directora, era muy complejo de llevar al escenario. Tuve que explorar con los actores hasta encontrar un código satisfactorio. Mi desafío era que ese texto, muy potente y trabajado, muy intenso y muy poético, no quedara en primer plano, que realmente fuera una experiencia teatral y no un oratorio donde los actores quedan como intérpretes de un texto. Yo quería que encarnaran ese texto y que la actuación fuera tan potente como el texto en sí. No quería que se transformara en algo en que lo literario se privilegiara por sobre otras cuestiones.
Impasse 1: Una de las pocas tardes de sol de los últimos días fue el escenario perfecto para encontrarme con Susana Torres Molina. Paso por su casa; ella me invita a su living. El tic tac de un reloj oficia de banda de sonido de sus palabras.
Soy muy multifacética. Trato de no repetirme ni cuando escribo ni cuando dirijo. No es que tengo una forma a la cual después la relleno con un tema, sino que cada proyecto viene con una forma implícita. Cuando escribí Esa extraña forma de pasión, las tres situaciones fueron pensadas de manera muy realista porque sentía que no había otra forma de plantear un tema que tenía que ver con nuestra sociedad y nuestra historia; lo que rompe con la linealidad es el montaje de las tres situaciones: la simultaneidad, las miradas, el que las tres escenas se empiecen a comentar entre ellas aunque una sea de la actualidad y dos de los años 70.
La recepción de Esa extraña forma de pasión es muy interesante porque es una obra que te deja pensando. El público que viene es gente joven y de la generación de los 70. Los chicos vienen con mayor curiosidad y más ?livianos? de equipaje, a menos que sean hijos de desaparecidos. En cambio, la generación que ahora tiene sesenta y pico es diferente. Han ocurrido situaciones de alto impacto emocional. Vi gente llorando en la función. Una vez, una señora se desmayó y nos enteramos de que era ex mujer de un militar. Además, la gente descubre que los temas son tocados de una manera muy poco transitada. Se sorprenden y se quedan debatiendo. La obra tiene una mirada en la que no se demoniza ni se hace una apología. Es complejo y contradictorio el poder incursionar en la subjetividad de aquello que rechazamos. Los represores no eran de otro planeta ni vampiros que chupaban sangre. Uno de ellos mira al público y dice ?si al fin y al cabo, todos queremos lo mismo: querer y que nos quieran?. Es muy inquietante ver a los represores retratados tan cercanos.
Me interesa el teatro ?que interpela? pero creo que las obras de las nuevas generaciones interpelan muy poco. Quizás uno tampoco debería pensar que todas las obras deberían generar debate o apuntar a la reflexión. Hay muchos artistas que valorizan el entretenimiento y no está mal que así sea. Como espectadora, me gusta irme con algo más allá de haber visto buenas actuaciones y haberla pasado bien. Pocas veces me interpelan o salgo de una obra pensando sobre lo que acabo de ver. Igual, cada uno hace el teatro que quiere ver. Se potenció la actuación en textos anémicos que surgen de los talleres teatrales. Me interesa que el arte genere una nueva comprensión o conciencia, y eso intento con mi teatro.
No estoy casi nada de acuerdo con el manejo que hace el gobierno de Macri con la cultura. El ingeniero Macri tiene una mirada empresarial, y la cultura no se puede manejar en esos términos. Hay una cultura que se puede ?comercializar bien? pero hay otra que tiene que ver con la vanguardia, investigación y experimentación. Esto no le interesa a él, sino sólo lo que implica ir a lo seguro, a lo prestigioso, lo llamativo y que venga no sé quién. Además, todo lo que tiene que ver con subsidios, premios municipales y demás siempre intentó sacarlos. Es una lucha diaria para que no los saque porque, de alguna manera, funcionan como una pensión para artistas que no tienen algún otro ingreso o trabajo estable con el que pagar una jubilación. No estoy de acuerdo con esta gestión.
Estática (oratoria para cuatro cuerpos). Centro Cultural de la Cooperación. Corrientes 1543. Sábados, a las 21, y domingos, a las 20.15.
Esa extraña forma de pasión. Bauen Hotel. Callao 360. Lunes, a las 20.30.