A Mauricio Macri, jefe de gobierno porteño, se lo veía mal, cansado, harto. O al menos ésa fue la cara que presentó durante la conferencia de prensa, en el Salón Blanco de la Jefatura de Gobierno de la ciudad, que dedicó a hablar del eterno conflicto entre el sector agropecuario y el Gobierno nacional. La idea era simple: "No podemos seguir con esto".
El resto del tiempo se dedicó a repetir las frases que protagonizan todas sus declaraciones acerca de este problema: "Hay que aprovechar este momento único", "Todos queremos que a este gobierno le vaya bien", "Dar un paso atrás no es un signo de debilidad" y tantas otras. Pero esta vez, todas estuvieron marcadas de esa huella de agotamiento, de que el conflicto ya no puede extenderse más tiempo.
El centro de la conferencia fue dejar en claro que la discusión imposibilita el aprovechar lo que Macri considera una oportunidad económica única. "El campo puede dar mucho más si se lo permitimos", afirmó el jefe de Gobierno. En cuanto a su opinión sobre el conflicto en sí, aseguró que el gobierno debería dar un paso atrás hasta el 11 de marzo y replantear la política retencionista.
Por su parte, Gabriela Michetti, vicejefa de Gobierno de la ciudad, respaldó las palabras de Macri y también hizo un llamado a la calma. "Lo que no tenemos que hacer es generar más tensión" aseguró, reformulando con sus propias palabras las mismas consignas elaboradas por su predecesor en el micrófono.
Hacia el final de la conferencia, Macri volvió a enfatizar la necesidad del diálog, aunque no confirmó que hubiese habido contactos con otros líderes provinciales ni que fuese a ejercer ninguna mediación oficial. En cambio, se ofreció a "servir el café de la mesa de diálogo", todo con tal de que ambos sectores se sienten y zanjen el problema de una buena vez.