Soy la única socia fundadora que queda en actividad
de la asociación La Mujer y el Cine. En 1988 nos juntamos María Luisa Bemberg, Sara Facio, Lita Stantic, Susana López Merino, Gabriela Massuh y Beatriz Villalba Welsh para fundar esta asociación. Éramos feministas y estábamos en condiciones de trabajar y fomentar el avance de las mujeres. Por supuesto dentro de la cultura y más que nada en la dirección de cine. En ese momento había pocas directoras de cine en el mundo. En la Argentina hubo directoras pero no tuvieron continuidad. La dirección es el lugar desde el cual se decide qué se va a contar, cómo y desde dónde. Es clave para que se cambie el mensaje y el contenido de las películas. Era necesario que hubiera una perspectiva más abarcadora y no sólo la del hombre, por eso creamos esta asociación.
Ahora, el concurso lo está dirigiendo Ana María Muchnik,
que estuvo casi desde el principio también y que trabajó
muchísimo siempre. Somos un grupo cuyos integrantes van rotando un poco según los compromisos de cada uno. Este año es la primera vez que hacemos un concurso temático
de ?Violencias?, que abarca las de género, doméstica, contra los niños, trata y tráfico, y también pueblos originarios.
Llegaron ciento y pico de cortos de muchos lugares, como España y también América latina. Una cantidad impresionante.
Me sorprendió la calidad de lo que he visto. Desde el último festival, hace dos años, el material tiene notablemente
una mejor calidad. Por ejemplo, la temática de pueblos originarios con animación, que son divinos. Vi un 60 por ciento de los enviados y va a ser bien difícil para decidir.
Esta vez soy jurado por lo que estoy con un trabajo grande. También contamos en el jurado con la actriz mexicana
Adriana Barraza y la directora española Judith Colell.
Impasse 1: Llegamos a la casa de Marta Bianchi, en medio de un día casi primaveral. Subimos y nos atiende con amabilidad. Está muy entusiasmada con el concurso de cortos y también destaca la militancia de los actores.
Nuestra propuesta es completamente diferente respecto
a programas como los de Tinelli, en cuanto a cómo se ubica a la mujer. No competimos con él porque, además, no tenemos armas para hacerlo. Lo que nosotros hacemos es un trabajo de hormiga, que venimos realizando desde hace muchos años. Cada una en lo individual y después nos juntamos. También estuve en un grupo de mujeres por el teatro, ya que no había dramaturgas.
Hicimos muestras de teatro con directoras mujeres y hubo muchos avances. Trabajo y milito por la democracia, la inclusión de todos y la igualdad de posibilidades, así como el reconocimiento de las diferencias. Somos diferentes pero eso no significa jerarquías diferentes. Lo nuestro nada tiene que ver con lo de Tinelli.
Me parece muy bien que la gente se comprometa con su país más allá de que esté de acuerdo o no con la opción que otros elijan. El actor también es un agente social. Si bien no habla con sus palabras, es vehículo transmisor de mensajes. Contribuye, más allá de divertir ?en el más amplio
sentido de la palabra?, a estimular la reflexión, a generar ideas. El actor tiene una responsabilidad social, sin duda. Algunos no tienen conciencia de eso, otros sí. El que la tiene, posee conciencia de lo social y me parece muy bien el compromiso con el país. Cada uno elige el camino que cree mejor para lograr el bien común.
Me parece muy bien que quien quiera militar tenga libertad.
Cuando yo era joven nunca fui militante política partidaria pero sí luchábamos por la recuperación del estado de derecho, la abolición de la censura, pero no en un partido
u organización sino como gente de la cultura y librepensadores.
También pagamos precios muy altos al respecto. Que ahora se pueda militar con total libertad y mostrar lo que uno piensa me parece maravilloso.
Impasse 2: Marta posa para las fotos con buena predisposición. La luz del sol que entra por su balcón brinda la iluminación ideal para retratarla. Es imposible no recordar sus épocas en la televisión.
Estoy también con Mujeres terribles, una obra que estoy haciendo en el Centro Cultural Recoleta, por segundo
año, con Noemí Frenkel y dirección de Lía Jelín. La obra es de Marisé Monteiro y Virginia Uriarte, que hicieron un minucioso trabajo de extracción de fragmentos, cartas, documentos y cuentos para crear una dramaturgia retratando la relación que tuvieron Alejandra Pizarnik y Silvina Ocampo entre 1967 y 1972. Es una relación de la que se habló muy poco. Es un espectáculo literario teatral con dos personajes divinos. Más allá de ser dos grandes poetisas y escritoras, con un talento enorme, son dos mujeres humanamente muy atractivas. Una con mucho sufrimiento y también sentido del humor, muy sensible. La otra, llena de contradicciones.
Cuando empezamos, en 1988, con La Mujer y el Cine, la gente se nos acercaba con cierta desconfianza. Se preguntaban: ?¿Qué van a hacer estas locas??, ?¿serán lesbianas?? y qué sé yo qué más. A pesar de todos estos prejuicios, creo que hemos aportado nuestro granito de arena.
Hemos traído directoras que en su momento no eran conocidas y después lo fueron mundialmente. Hoy estaba leyendo una crítica sobre Susanne Bier, y nosotras dimos todas sus películas. Lo mismo con nuestros concursos: hemos
abierto una ventana para que las chicas puedan legitimar
su condición de directoras y mostrar sus primeros trabajos. Una enorme cantidad de directoras que honran la cinematografía argentina han pasado por nuestros concursos.
Marta Bianchi
Proyecciones. Malba. Av. Figueroa Alcorta 3415. Jueves 1, viernes 2, sábado 3 y domingo 4 de septiembre a las 18 y a las 20. Entrada libre y gratuita.