Hilda Lizarazu brilló en La Trastienda

Hilda Lizarazu brilló en La Trastienda

La cantante, ex vocalista de Man Ray, Los Twist y Charly García, cautivó a su público con un recital que brindó el último sábado. Repasó sus discos solistas, presentó dos temas nuevos y tuvo como invitados de lujo a Fabiana Cantilo y Fernando Samalea.


Cuando confluyen una banda sólida, bellas canciones y un excelente sonido, la calidad de un show está garantizada. Si además, quien lidera el grupo está pasando por su mejor momento artístico, el resultado es, forzosamente, un recital impecable. Como el que ofreció Hilda Lizarazu la noche del sábado pasado en La Trastienda (Balcarce 460), donde repasó nuevamente su último disco solista, "Hormonal", parte de su anterior placa, "Gabinete de curiosidades", algo de Man Ray (la banda que lideró junto a Tito Losavio durante doce años) y adelantó un par de temas nuevos.

Vestida de blanco y marrón, con tules, medias rayadas y botas, con los ojos fuertemente delineados, la ex vocalista de Charly García salió a comerse el escenario, ante un público de todas las edades que esperaba esta presentación porteña desde hacía varios meses. Golpeó de entrada con su último hit, "Hace frío ya", cover en castellano de un tema que a principios de los ’70 popularizó la cantante italiana Nada Malanima, y que Hilda grabó el año pasado para "Hormonal" y actualmente es cortina musical de la serie televisiva "Socias".

La banda conformada por Federico Melioli (bajo y coequipier de Hilda en composición y arreglos), Amilcar Vázquez (guitarra), Lito Castro (teclados y programación) y Claudio Salas (batería) acompañó a la cantante con solvencia. Un detalle: algunas obras de "Gabinete…" ahora suenan con arreglos diferentes a los grabados en ese disco y ganaron varios cuerpos en potencia rockera. El ejemplo más acabado, quizás, sea "El pulso", que Hilda cantó pisando el final del show. La sucesión de los temas "Hormonal" y "Amenazas", dos canciones intensas -la segunda, con algunas reminiscencias de "She’s so heavy", de los Beatles- fueron momentos altos del recital, donde también brillaron, entre otros "D10s", primer hit de "Hormonal", "La lluvia", que será el próximo corte de ese disco, "Hombre noble" (un estreno), "La calma" y "Palermo Hollywood", donde la cantante ridiculiza a su propio barrio.

El show se dividió conceptualmente en tres partes: una inicial, donde primaron los temas del último disco; un intermedio íntimo y acústico, con invitados especiales y cambio de vestuario, y un final a todo trapo, con temas "bien arriba".

MOMENTO DE MAGIA

Por unos instantes, Hilda abandona el escenario. De a uno, empiezan a retirarse los músicos. Se colocan dos micrófonos y ella vuelve enfundada en un vestido rojo con una H en el pecho. Se deshace en elogios para una invitada especial: Fabiana Cantilo, quien la acompaña en una versión acústica de "Buscando un símbolo de paz", de Charly García. El público aplaude a rabiar el retorno de la blonda vocalista, convaleciente tras dos meses de internación "por stress". La versión es emotiva aunque un poco desprolija, con Fabi adelantándose en el estribillo. Pero a nadie le importa. Vale la vuelta y Cantilo se lleva una ovación. Después llega el momento más bello de la noche: junto a Fernando Samalea (su ex compañero en Los Enfermeros), quien la acompaña tocando un instrumento similar a un xilofón, Hilda despliega una gran dosis de ternura al interpretar "Primera flor", un tema que le compuso y le dedica a su hija Mía. El vuelo poético se completa con el estreno de una zamba, "La radiante", que Lizarazu canta junto a Vázquez en guitarra y Salas en bombo. Luego viene "Zona roja", de "Larga distancia" de Man Ray. Es el comienzo de los últimos tramos del show. Le alcanzan unos anteojos chetos para "Palermo Hollywood" y el público festeja. Minutos más tarde suena "Olvídate de mí", también de Man Ray (del disco "Perro de playa"), y el entusiasmo es generalizado. El cierre es con "Viaje Fantástico", para volver luego al escenario con dos bises: nuevamente "Buscando un símbolo de paz", ahora interpretado con la banda, y "Whola lotta love", de Led Zeppelin.

Un párrafo final merece la madurez interpretativa de Lizarazu, que remarca el camino que viene dibujando desde hace más de veinte años. Dueña de una voz privilegiada y un carisma singulares, nunca cae en yeites ni afectaciones. Todo lo contrario, transmite sinceridad y entrega. Y a contrapelo del marketing pop, sus perfornances no venden sexo. Regalan amor. Sus seguidores la recompensan con la misma moneda. Sí, la fidelidad existe.

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