Miles de almas transpiran impaciencia mientras esperan los primeros acordes. La multitud ha colmado el predio del Club Ciudad de Buenos Aires, con más de una semana de atraso, ignorando a los cielos oscuros que ya una vez impidieron la realización del show.
Entre nubes de diversos humos y las gotas que caen esporádicamente, se divisan los rostros de más de 30.000 fanáticos de SKA-P, la banda española que cuando viene a Buenos Aires siempre se siente local. De pronto luces, silencio… y con sólo una nota de la guitarra de Joxemi, empieza el terremoto.
"Vamos a empezar con ‘Ni Fu Ni Fa’", adelanta certeramente el guitarrista de SKA-P a Noticias Urbanas durante una entrevista previa al 29 de noviembre, fecha original del recital. Joxemi aprovecha para protestar: en su opinión, el número de temas del nuevo disco, "Lágrimas y Gozos", que la banda presenta en la gira en la que incluyeron a Buenos Aires, es muy reducido.
Inmediatamente Pulpul, cantante y emblema del grupo, le contesta que es imposible agregar más sin correr el riesgo de atentar contra alguno de los clásicos. "¿Que quitamos? ¿’El niño Soldado’? ¿’Cannabis’? Habría que hacer dos recitales". La respuesta del público durante el concierto le da la razón. Cada estrofa de "Mis colegas" y "El vals del obrero" se canta a pleno pulmón, marcando los ritmos de un pogo incesante que mezcla los cuerpos de miles de jóvenes.
El público no se cansa jamás, impulsado por el ritmo de las notas de esta banda que, cuando se había despedido en el estadio Obras tres años atrás, creyó no poder volver a disfrutar. "Es el mejor público que hay, el más salvaje, el que más canta, el que más te tira para adelante", reflexiona Joxemi. "Nosotros venimos aquí y es todo perfecto. Es como comer tu comida preferida con la mejor gente".
El show va terminando y cada nota más cerca del final es acompañada por una lluvia cada vez más potente. Pero el agua ya no molesta. Más bien parece acompañar la potencia de SKA-P y volverse una parte del show. El mismo Pipí, showman y segunda voz de la banda, lo dice claramente: "La lluvia no puede con nosotros". Y los gritos le dan la razón.
Hay un sentido detrás del fanatismo que hace surgir el grupo en el corazón de sus seguidores. Las letras llenas de mensajes sociales, el sentido de lucha contra los poderosos, la necesidad de movimiento que genera en el público, todo ello logra mover algo muy profundo y la banda, sin jactarse, lo reconoce. Y así, la despedida es emotiva, similar a la que se sintió tres años atrás, previo a la separación. "Y es que SKA-P", dice Joxemi, "toca siempre como si fuera la última vez".
(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 166, DEL 11/12/08).