El servicio de comida en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires es prestado por 23 empresas concesionarias de una licitación pública vigente desde mediados de 2008 y que caducó a fin del año pasado. Sin embargo, contempla la posibilidad de prórroga para el ciclo lectivo 2011. Según el artículo 35 del pliego de bases y condiciones de la licitación, el control de calidad de los alimentos que reciben los alumnos porteños debe ser hecho, justamente, por las concesionarias. Pero dejar que un niño coma en un colegio porteño sin preocupaciones, parece una misión imposible.
La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) realizó un informe en el que concluye que las verificaciones previstas ?resultan poco adecuadas?, y recomienda a la Dirección de Proyectos y Servicios a Escuelas del Ministerio de Educación que se pongan en práctica ?mecanismos que posibiliten el control por oposición en un tema tan sensible, sobre todo por las consecuencias que un incumplimiento pueden acarrear?.
En su recorrida, el organismo de control detectó, entre otras cosas, que ?no se cumple con los menús para niños que necesitan una dieta especial por prescripciones médicas?. Por ejemplo, en la Escuela N°7 de San Cristóbal, a un alumno con intolerancia a la salsa de tomate se le entregó un plato que contenía tomate triturado; y a otro, que sufría de urticaria por el mismo alimento, le sirvieron una ensalada con tomates frescos. En ese establecimiento, que recibe el servicio de parte de la empresa Compañía Alimentaria Nacional, tampoco se cumple con la cantidad entregada del complemento alimentario en niños de 9 meses a 3 años exigido en la licitación. Además, en una escuela de Devoto, un chico con bajo peso que requiere una dieta hipercalórica ?no recibe su refuerzo alimentario correspondiente?; en ese caso, la concesionaria es Treggio SRL.
Sobre un total de 238 alimentos analizados en las escuelas visitadas, la Auditoría encontró ?déficit en las raciones del 51,9% de los componentes (platos), y en el 48,8% de los ingredientes de las preparaciones?. En cuanto a la conservación, el estudio menciona que de 124 mediciones, se observaron ?incumplimientos en las temperaturas de cocción? en 37 casos. Y en todos los establecimientos en los que se relevó el servicio de refrigerio, se observó la ?inexistencia de certificados bromatológicos exigidos en el pliego de bases y condiciones, en relación al uso de fiambres, quesos y carne picada cruda?. Requerimientos del Código Alimentario Argentino en los que se debe acreditar que los productos están libres de eschericia coli y salmonella.
?Las listas de menús para niños de nivel inicial no contemplan alimentos en forma procesada o triturada para las distintas franjas etarias?, señala el organismo, y ejemplifica que, para los platos de chicos de 1 a 3 años, ?se incorporaron (productos) cuya consistencia dificultan su masticación y deglución (zanahoria cruda, choclo en granos y arvejas). Esto conlleva a la disminución en la cantidad de ingesta y, por ende, de la cantidad de nutrientes?. Para completar, los auditores afirmaron que ?el menú para niños de 9 a 12 meses incorpora alimentos esféricos?. Y, si bien la licitación obliga a las prestadoras a usar productos permitidos para celíacos, la AGCBA descubrió que ?se utilizan las mismas marcas?, tanto para los chicos que padecen esa enfermedad, como para los sanos.