La Federal juega su carta

La Federal juega su carta

El macrismo, a través del ministro de Justicia, Guillermo Montenegro, y del legislador Cristian Ritondo, había consensuado el proyecto de ley de la nueva policía porteña con los capos de la Federal. Las condiciones que impusieron los azules.


El martes se transformó en un día maratónico para la política de la Ciudad. Y lo extenso del debate que enfrascó a buena parte de los políticos capitalinos no era un tema menor. Para nada. Era una cuestión clave y de vital importancia para el futuro de los habitantes de la Capital Federal. Finalmente el jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, se dio el gusto de cumplir una de sus promesas más emblemáticas, en lo que fue su campaña electoral: que la metrópolis cuente con policía propia.

La sanción de la ley que los legisladores se encargaron de aprobar el último martes establece con todas las letras el marco legal para crear una nueva fuerza de seguridad urbana y el dato no es nada menor. Pero la agobiante jornada de calor que atosigó a los operadores partidarios que trajinaron los pasillos del Palacio Legislativo, ubicado en la calle Perú 130, tanto del macrismo como de la oposición, incluidos obviamente los del Frente para la Victoria (FpV), que además y no es un detalle nada menor, terminaron avalando la creación de la fuerza; no sólo castigó a los atildados hombres de traje que corrían detrás de los diputados porteños, sino que también se ensañó que los integrantes de la máxima jerarquía de la Policía Federal, que desde el departamento central de la Avenida Belgrano, siguieron de cerca cada uno de los pasos que se fueron dando en la Legislatura y que desembocaron en la aprobación de la nueva ley.

Aunque los azules son hombres de pocas palabras, que generalmente opinan con los silencios, la creación de la policía porteña los afecta de manera directa y por eso y haciendo una excepción, el encargado de la comunicación de la Federal, comisario Daniel Rodríguez, salió a dar la versión oficial sobre el trascendental hecho. "En materia de seguridad todos los aportes son sumamente beneficiosos, no sólo para nuestra institución, sino para toda la sociedad. La Policía Federal es una institución con 187 años de existencia y tenemos una visión amplia, dinámica y de futuro. Para nosotros será un aporte y no una competencia. Las comisarías y los efectivos conservarán todas las facultades que actualmente poseen y que son dadas por la ley. Si hay una modificación en las competencias primero deberán modificar el texto de la ley", se explayó ante los medios, el uniformado, con palabras que, según los entendidos, eran un guiño de los capos de la fuerza al poder político que representa Macri, avalando la nueva ley.

Según las fuentes policiales consultadas por NOTICIAS URBANAS, el ministro de Justicia y Seguridad del Gobierno de la Ciudad, Guillermo Montenegro, había debatido cada frase de la ley que luego sería sancionada por los legisladores, con importantes comisarios de la Federal, hombres muy cercanos al jefe y al subjefe de la fuerza, los comisarios generales Néstor Valleca y Jorge Oriolo. Otro de los políticos de Propuesta Republicana (PRO) con buen diálogo con la policía, cuyo trato viene desde la época de la campaña electoral, es el legislador Cristian Ritondo.

LA CORPORACIÓN NO TRANSA

Sin embargo, la relación entre el macrismo y los Federicos tuvo sus idas y sus vueltas. Luego del apoyo casi incondicional de parte de los azules al candidato Macri y su proyecto de policía propia, en donde hasta se llegaron a barajar varios nombres de la actual estructura de la Federal para desempeñar el máximo cargo de la fuerza que se venía, la relación se enfrió tras los encontronazos que en vivo y en directo se dieron el kirchnerismo y las flamantes autoridades porteñas por el tema de la policía y el tan mentado presupuesto que los macristas le exigían al Gobierno nacional para hacer funcionar a la nueva fuerza capitalina.

Ante la dilación del proyecto, varios comisarios mayores vivieron en carne propia la prematura jugada de mostrar su entusiasmo por un puesto de mando en la futura policía. Esa jugada los dejó mal parados en la interna de la Policía, una fuerza que políticamente está a cargo del kirchnerista ministro de Justicia, Aníbal Fernández. Dos nuevos hechos abonaron la teoría de un malestar entre cierto sector de la Federal y el jefe comunal: la actuación de oficio (algo que casi nunca ocurre) de la Policía en el desalojo docente, que hizo crecer mediáticamente el tema de los maestros y el cruce, también periodístico, entre Macri y el vocero de la fuerza, luego de que la semana pasada el ingeniero participara junto a Valleca del entierro de un cabo de la Federal.

Después del sepelio, el jefe comunal habló del mal entrenamiento de los uniformados, frase que no cayó para nada bien y que fue respondida por el comisario Rodríguez, momentos después ante otro medio, por el cual invitó a Macri a visitar los institutos de la Federal para comprobar que el entrenamiento que recibían los azules era el adecuado. Varios uniformados y políticos consultados por este semanario acerca del suceso, confirmaron que sólo se trató de un error de apreciación de la Policía, ya que el empresario devenido en político trató de decir que la culpa la tenía el Gobierno nacional por no darles el equipamiento adecuado.

"A pesar de ciertos rumores lanzados con cierta malicia desde el kirchnerismo, la relación entre la cúpula de la Federal y Macri es amigable. Nos consta que el proyecto de ley que fue sancionada se basó en una idea aportada por varios comisarios y lo más importante es que los políticos se comprometieron a respetar una condición fundamental para los azules y es la de elegir al jefe de la nueva policía porteña. Esto quiere decir que el elegido salga del riñón de la Federal", resumió ante NOTICIAS URBANAS un importante comisario de la fuerza, el mismo martes en que se aprobó la ley. Ante tantos augurios de amistad y relaciones cordiales, sólo resta esperar que los hechos avalen las palabras de los políticos y policías, que parecen haber encontrado un punto de acuerdo.

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