La interpretación del Reglamento Interno de la Legislatura porteña en lo que respecta a cómo se tienen en cuenta las abstenciones a la hora de votar ya generó más de una polémica. Según la interpretación vigente, si no hay 31 votos válidos emitidos (es decir, entre negativos y positivos) un proyecto no puede considerarse sancionado. La misma interpretación entiende que las abstenciones no se cuentan como votos válidos para alcanzar el número requerido. Por tal motivo, los presidentes de bloque se reunieron y llegaron a un consenso: cualquier diputado tiene derecho a abstenerse siempre y cuando el Cuerpo lo autorice.
El proyecto -que fue sancionado por 36 votos afirmativos y una abstención- establece que el legislador debe fundamentar los motivos de su abstención en un plazo que no exceda los dos minutos. Si luego de la explicación, los dos tercios de los diputados presentes votan afirmativamente, el legislador puede abstenerse. Si no hay autorización, debe votar por la afirmativa o la negativa.
El último legislador que pudo abstenerse sin pedir permiso fue Ricardo Busacca (Alternativa Federalista), quien dejó constancia durante la votación en general su voto lo que generó la risa de gran parte de los diputados.