Gracias a la gentileza del fiscal general adjunto de la Justicia porteña, Luis Cevasco, Norberto Urfeig no tiene ni que oír hablar de denuncias en el 0-800-FISCAL, adonde había sido confinado por las nuevas autoridades para sacarlo del riñón de las decisiones en el edificio de la Avenida Alem. Allí le ha brindado Cevasco sus comodidades en el coqueto noveno piso del edificio de Combate de los Pozos.
De cualquier manera Urfeig, junto con los otros primeros cuatro sumariados, serán suspendidos provisionalmente mientras dure el proceso interno. Fuentes confiables del Consejo de la Magistratura admitieron que "a pesar del retaceo de la información, ya empezamos a reconstruir de forma correcta el circuito administrativo, donde no se descarta una reestructuración que descentralice decisiones en función de una mayor transparencia".
También trascendió que la información y el material encontrados serán aportados al juez de Instrucción Ricardo Warley para deslindar futuras responsabilidades por hechos del pasado. Lo que no se sabe bien es para qué, ya que hasta el momento el juez ha manejado la causa con una lentitud alarmante y, a pesar de que los medios de comunicación lo siguen con lupa, él permanece inmutable y ni siquiera el cambio de autoridades lo motivó hasta ahora para acelerar la investigación. ¿Será Justicia?.
