PJ porteño: Una sede fundida y una política refundacional

PJ porteño: Una sede fundida y una política refundacional

Una muestra de la crisis política que padece el justicialismo porteño tras varios años de desencuentros, tiene -según afirmó el titular de la agrupación Militancia Peronista, Juan Carlos Ortiz Almonacid- su correlato en el estado de la sede partidaria, situada en Alsina 771. En otro orden de cosas los principales dirigentes del peronismo porteño están trabajando sobre un "paper" de coincidencias -según afirman- para "refundar un peronismo moderno y acorde a la Ciudad de Buenos Aires"


Ortiz Almonacid concurrió a la sede de Alsina días atrás y encontró que el edificio tiene suspendidos la luz, el gas, el teléfono y el agua. Para agravar aún más el panorama, el personal administrativo no cobra sus salarios desde hace varios meses. Reclamó el pronto pago de los sueldos atrasados y de todas las deudas. Sin menoscabar este tema, la mayoría de la dirigencia peronista del distrito coincide en "encontrarle una solución al conflicto judicial y con los compañeros del local, pero la prioridad hoy la tiene la reconstrucción del peronismo porteño y no la de su sede".

Las últimas elecciones internas del justicialismo porteño se realizaron en 1999, cuando el ganador fue el riojano Raúl Granillo Ocampo, acompañado por el entonces ministro del Interior, Carlos Corach. Esta fórmula se impuso por escaso margen al tándem formado por Daniel Scioli y "Pacho" O’Donnell.

Posteriormente, en las elecciones generales, el justicialismo realizó en la Ciudad de Buenos Aires la peor elección de su historia, en la que el único diputado que llegó a la Legislatura porteña fue O’Donnell, mientras que Miguel Angel Toma accedió a una banca en la Cámara de Diputados. Esta situación -el 1,8% de los votos- motivó la renuncia de Granillo Ocampo a la presidencia del partido, que quedó acéfalo.

Tiempo después fue designada como interventora la diputada mendocina Ana María Mosso, que encontro un distrito muy atomizado y convulsionado, regido en gran parte por la interna nacional entre Carlos Menm y Eduardo Duhalde, a tal punto que ni siquiera le fue posible convocar a elecciones internas para elegir candidatos para las generales del 14 de octubre de 2001.

Desde fines del año pasado, Eduardo Duhalde es el interventor del partido justicialista porteño, por mandato del Congreso Nacional, del cual era -y es- presidente. De todos modos, nunca se hizo cargo efectivamente de sus funciones porque poco después fue elegido como presidente de la Nación.

Desde entonces, atestado de deudas, la mayoría de ellas por juicios y embargos, el apoderado Jorge Landau, un estrecho colaborador del presidente, entró en contacto con los diferentes sectores internos para lograr la normalización del distrito, tratando de evitar nuevas fugas de dirigentes hacia otros espacios políticos.

Hay coincidencias entre los principales referentes del peronismo porteño en "rediseñar la estructura interna del partido, aggiornándola a las necesidades de la ciudad de Buenos Aires" dicen, por cierto muy diferente a otros distritos del país por ser una mega-ciudad, tener un nivel socioéconómico superior a la mayoría de las provincias y diferentes inquietudes tanto desde el plano cultural como político.

El peronismo porteño, desde la época en que el intendente lo ponía el presidente de la Nación, vivió siempre con la mira puesta en el poder nacional, sin atender los cambios que la autonomía trajo a la Ciudad, por ejemplo la elección directa del jefe de Gobierno. Ese error lo pagó muy caro en sucesivas elecciones, y consideran la actual coyuntura como el momento apropiado de resurgir con una propuesta "más flexible hacia la sociedad, que permita que todos los sectores de la sociedad tengan cabida en el peronismo" al decir de uno de sus dirigentes en uno de los plenarios que vienen realizando con cuadros y militantes.

Su principal referente, Daniel Scioli, deberá pasar un proceso interno ante la menemista Kelly Olmos y quizás con alguien más. El actual secretario de Turismo cuenta con el apoyo de las principales agrupaciones y dirigentes del distrito, pero interpreta que "la mejor campaña es una buena gestión", por lo que no llega a introducirse de lleno en ella, para la cual dice que "todavía falta mucho,ya que ni siquiera sabemos cuándo van a ser".

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