"Nos oponemos al cierre de cursos. Desde el Gobierno dicen de manera eufemística que son cursos que no se abren. Pero en realidad retomaron el decreto 1990 del año ’97. Ese decreto, enviado en febrero de este año a los directores de las escuelas, establece que no se abrirán cursos con menos de 20 alumnos por división para las secundarias y 15 alumnos en primaria", argumentó el docente secundario de la Escuela Hipólito Vieytes, Darío Balvidare, a NOTICIAS URBANAS.
El inicio de la discordia en el Vieytes se debió a la decisión de la Secretaría de Educación del Gobierno porteño de no abrir este año 11 cursos en ese colegio. "Ocurre que no tenían ni un alumno, mantenerlos habría sido casi como una malversación de fondos", explicó a esta agencia la subsecretaria de Educación, Mara Brawer.
En los cursos cerrados trabajaban 124 docentes. Los más perjudicados por la medida son los maestros interinos y suplentes, que pierden su empleo. En cambio, los titulares seguirán cobrando, pasarán a disponibilidad y serán recolocados cuando se abran nuevas vacantes en alguna institución educativa.
Este jueves, al mediodía, en oposición a que se aplique el decreto, se realizó un abrazo simbólico a la educación pública en la escuela secundaria Veytes, ubicada sobre avenida Gaona a dos cuadras del monumento al Cid Campeador. Del acto organizado por docentes autoconvocados, es decir, sin un gremio que los avale concretamente, participaron cerca de 100 alumnos y unos 70 docentes.
Varias cámaras de televisión mostraron por sus canales el acto pero ningún llamado se efectivizó aún desde el Ministerio de Educación para entablar un diálogo con los manifestantes.
"Esta medida afecta a la estabilidad laboral nuestra. Además no puede ser que más de 800 escuelas privadas reciben financiamiento del Estado porteño y la mitad en un 100 por ciento mientras nuevas escuelas públicas no se crean", planteó Balvidare.
Brawer, a su vez, aseguró que, antes de aplicar el cierre de los cursos en el Vieytes, "se procedió a titularizar a los docentes que reunían las condiciones para eso". "Además -añadió la funcionaria- nosotros, en la Ciudad, aplicamos el decreto en forma flexibilizada, evaluando las necesidades de cada colegio. Hay algunos en los que, por más que tengan menos de 20 alumnos, los cursos no se cierran porque así funcionan mejor. Y en otros casos, creamos nuevos cursos desdoblando otros más grandes. El caso del Vieytes es distinto, en esos cursos no había nadie".
Por su parte, el diputado porteño Héctor Bidonde presentó en la Legislatura, el 2 de mayo, un proyecto de declaración para expresar el rechazo al decreto en cuestión, "por el cual se crea una unidad de reestructuración organizativa dependiente de la Secretaría de Educación", afirma el texto presentado.
La declaración fue tratada el jueves, en el mismo momento del abrazo simbólico, por asesores de la Comisión de Educación. Ellos resolvieron esperar a una contestación del ministerio, antes de darle paso al debate en el recinto.