Taxis, camiones de reparto y colectivos compiten diariamente por el primer puesto en la escala de vehículos más peligrosos en circulación. A la temeridad de los taxistas le gana la soberbia de los camioneros; pero los que suman ambas cualidades son indiscutiblemente los colectiveros.
Amos y señores de las calles y avenidas de la Ciudad los colectivos hacen alarde de su tamaño y sus choferes de su muñeca, reflejos y mal humor.
De acuerdo a las estadísticas oficiales del SAME, de la Policía Federal, de los controladores de tránsito porteño y de organizaciones no gubernamentales de seguridad vial, los colectivos son los principales responsables de los accidentes viales fatales que ocurren en la Ciudad.
Según señaló Pablo Martínez Carignano, controlador de faltas del Gobierno porteño y presidente de la asociación Fundavial, las tragedias continuarán en tanto no se apliquen controles más severos y sanciones no negociables en los conductores del transporte público automotor.
"A modo de ejemplo, si un colectivero pasa treinta semáforos rojos en un mes y paga las multas no corre ningún riesgo de que lo inhabiliten como chofer. Esto es una muestra de la gravedad de la situación y de la falta de legislación adecuada para prevenir conductas tan graves para terceras personas sigan subsistiendo", describió Martínez Carignano por Radio Mitre. Y agregó: "Históricamente, en todo el país, la sanción por antonomasia para las infracciones de tránsito es solamente el pago de una multa. Esto no tiene ningún efecto preventivo, ni genera consecuencias para quien puso en peligro a los demás".
El pago de las multas es asumido por las empresas. Eventualmente se les descuentan a los choferes de los sueldos, pero para estos casos existe un fondo para infracciones al que todo conductor aporta mensualmente con el objetivo de cubrirse económicamente si el empleador le reclama el importe de las sanciones por faltas de tránsito.
"La Ley de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires cuando estipula para la violación de la luz roja, tanto de particulares como de conductores profesionales -taxis, remises, colectivos y peor aún, micros escolares- lisa y llanamente la multa como pena", recalcó. Y agregó: "Entonces los colectiveros dicen; primero me tienen que hacer la infracción, si la hacen, tiene que caer entre el 30% que se resuelven y sino se archivan por el paso del tiempo. Si finalmente sancionan a la empresa, me la tienen que cobrar, y si las pago lo hago con el fondo para multas. Es decir, no existe amenaza".
A todo esto debe sumarse que el 40% de los conductores que se presentan para obtener o renovar el registro no aprueba los nuevos exámenes.