Pueden quedar sólo tres

Pueden quedar sólo tres


El razonamiento para las presidenciales de 2015 era bastante simple. Como en 2003, la torta estaba dividida en cuatro, más algunos pequeños restos. Sergio Massa, Daniel Scioli, Mauricio Macri y el quinteto progre del Frente Amplio Unen. De ese cuarteto, la dupla que pudiera avanzar un poco en primera vuelta sobre el otro par terminaría dirimiendo la batalla en un mano a mano a todo o nada en el balotaje. Pero algunas encuestas recientes, sumado al desplante público de Elisa Carrió a sus compañeros de centroizquierda en la presentación de los candidatos porteños, empezaron a profundizar un interrogante: ¿la torta sigue partida en cuartos y la pelea será de a tres?

Ni Massa ni Scioli, y menos Macri, consideran a Unen como un rival de peso para las presidenciales. Dentro del mismo frente progresista hace un par de meses empezaron a sonar algunas alarmas. Después del entusiasmo inicial del lanzamiento, con cinco precandidatos (Julio Cobos, Hermes Binner, Elisa Carrió, Ernesto Sanz y Fernando Solanas), el espacio perdió peso. Básicamente porque se comprobó que la suma que podrían lograr en las PASO (unos 20 puntos) luego no se trasladaría en idéntica dimensión al candidato que quedara consagrado para representar al frente en la primera vuelta. Una encuesta reciente de la consultora Isonomía, que plantea un escenario con el postulante que mejor mide del espacio (Cobos), lo ubica cuarto con apenas 15 puntos. Los primeros puestos de ese trabajo lo ubican a Scioli arriba (con ¿desmesurados? 27 puntos), seguido por Macri (23) y Massa (22).

Otro sondeo reciente, de un encuestador que suele medir para el PJ, también lo da al gobernador primero, con 25 puntos; segundo el exjefe de Gabinete de Cristina con 21 por ciento; tercero el líder del Pro con 19,4 por ciento, y cuarto, otra vez, Cobos, con 14,8 por ciento.

Dentro del Frente Amplio Unen este fenómeno se tradujo en algunos dirigentes que empezaron a preguntarse si no sería hora de reducir el número de postulantes para fortalecerlos y ayudarlos a pelear más arriba con el terceto del PJ y la centroderecha. El cruce público de Carrió y Solanas, a comienzos de semana, partió de una coincidencia: el espacio está “amesetado”. Según la líder de la Coalición Cívica, para romper ese letargo hay que ampliar la alianza y abrirle la puerta al cuco Macri. Para Pino, hay que hacer exactamente lo contrario: fortalecer el perfil progresista del espacio y dejar de confundir a los potenciales votantes. Los otros precandidatos, Binner, Sanz y Cobos, también están divididos. El socialista sería más reacio al Pro, el titular del radicalismo está en el medio y el ex vice de Cristina sería aperturista como Carrió.

El debate no es solo nacional. También en la Ciudad los precandidatos no se ponen de acuerdo en cómo dar el salto para tener alguna chance de pelearle el distrito al Pro, tarea de por sí complicadísima. El precandidato mejor ubicado, Martín Lousteau, es de los que querría explorar algún acuerdo con el macrismo. La idea de máxima es compartir las PASO; la de mínima, captar dirigentes de ese partido y disputarles electorado. Un veterano operador radical, Enrique “Coti” Nosiglia, de muy buena relación con Macri, puja por un acuerdo.

Los movimientos, claro, ya tuvieron su réplica en la vereda de enfrente. En el macrismo también hay debate sobre cuánto abrir la puerta a nuevos aliados. La más “dialoguista” es Gabriela Michetti. De buena relación con Carrió y Sanz, la exvicejefa es de las más interesadas en sumar a Lousteau al espacio. Es más: aún hoy la senadora se queja de lo que cree fue un “destrato” al exministro de Economía K de cara a las elecciones de 2013. ¿Le gustaría tenerlo como compañero de fórmula en una eventual dupla porteña? Esta posibilidad ya puso en alerta a otros macristas, que consideran innecesario “regalarle” una parte del Gobierno porteño a un extrapartidario cuando los candidatos “puros” miden muy bien. El debate no está cerrado.

La discusión también se da a nivel nacional. Es curioso: mientras ningunean la chances del espacio para la pelea presidencial, tanto Massa como Macri ven con buenos ojos sumar dirigentes de ese frente. Otra vez Michetti sugirió que Sanz sería un buen compañero de fórmula presidencial para el Jefe de Gobierno. En privado, el radical lo descarta y acusa a su correligionario Oscar Aguad, de excelente llegada al macrismo, de operar por esa posibilidad.

Los meses que vienen serán una prueba de fuego para el Frente Amplio Unen. De sus movimientos y de cómo los perciba la gente dependerá que la torta vuelva a armarse de a cuatro o haya un desguace y la pelea sea definitivamente de a tres.

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