"Desde el miércoles, los traficantes de personas, dueños y capataces de las redes de prostitución, amos y señores en talleres clandestinos de costura o calzado, de quintas u obras de construcción que prostituyen y esclavizan a más de medio millón migrantes en todo el país, pueden dormir en paz. Ya tienen una ley que los ampara, aunque aparente combatirlos", así comenzó Gustavo Vera, que dirige La Alameda, agrupación icono en la lucha contra el trabajo esclavo textil.
Un día antes de que se tratara la cuestionada ley de Trata, autoría de Vilma Ibarra y militada por el ministro del Justicia y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, La Alameda junto a ONG’s Feministas y el respaldo de tres diputados nacionales movilizaron hasta un prostíbulo en Flores, conocido como "New Liza".
Allí intentaron liberar a las menores de edad sometidas. Sabían de de ellas por una cámara oculta que pudo registrar la complicidad policial. Con esas evidencias la defensora del Pueblo de la Ciudad, Alicia Pierini, radicó una denuncia penal en el Juzgado Federal de Rodolfo Canicoba Corral solicitando la urgencia de su intervención por la situación de las víctimas. Pero el juez se excusó de actuar amparado en el horario en que se presentó la denuncia y la envió a sorteo, recayendo días después en Claudio Bonadío.
Mas allá del escrache que fuera duramente cuestionado en una editorial del diario Clarín, para Vera "la ley votada anoche por el Congreso Nacional concebida para reprimir la trata de personas es una manifestación más del como si al que ya nos tienen acostumbrados".
"A partir de ahora -prosiguió el dirigente que lleva realizada decenas de denuncias en la megacausa federal a cargo de Norberto Oyarbide-, las víctimas de trata mayores de 18 años, que han sido traídas mediante engaño o violencia, cuyas familias están marcadas y amenazadas en su país o lugar de origen, deben probar que fueron coaccionadas y que no prestaron su consentimiento. Si alguna de estas víctimas milagrosamente se atreve a querellar a sus verdugos, aún a riesgo de su propia vida y la de sus familias y a señalar con el dedo la complicidad estatal y policial, no todo estará perdido para los esclavistas".
Para concluir en su análisis aseveró "impugnaremos a esta ley como discriminatoria de varias de las convenciones que nuestro país suscribió ante los foros jurídicos internacionales. En consecuencia, redoblaremos las denuncias y los escraches a todo sitio donde anide la esclavitud, sea con fines de explotación laboral o sexual como dice Silvio Rodriguez ‘el sueño se hace a mano y sin permiso, harando el porvenir con viejos bueyes".