La posibilidad de que Mauricio Macri adelante los comicios legislativos de 2009, -una estrategia de la que se está hablando por estas horas en el gobierno-, puso al rojo vivo la interna entre los sectores que responden a la vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti, y al jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. La disputa se traslada a la Legislatura porteña, donde la bancada PRO, por cierto, no necesitaba de ese incentivo extra del ingeniero de mirada gélida, ya que con las propias divergencias internas que se vienen suscitando desde el 10 de diciembre de 2007, cuando asumieron los 28 diputados macristas, ya tenían para entretenerse un rato.
Si bien Macri habría comprado la idea del vicepresidente primero de la Legislatura, Diego Santilli, de desdoblar las elecciones de legisladores porteños de la de diputados nacionales, ya advirtió que no tomará una decisión antes de fin de año. La situación del Gobierno nacional en los próximos meses será clave, ya que la propuesta de Santilli implica la premisa política de que cuando el Ejecutivo nacional está en baja, no hay que desdoblar la elección sino nacionalizarla, y viceversa. Mientras, en las horas de ocio los legisladores PRO ya especulan sobre qué cargo les gustaría ocupar a partir de 2009.
Por ahora trascendió que el michettista Martín Borrelli (presidente del bloque CpC) y el legislador peronista Cristian Ritondo, más cercano a Rodríguez Larreta, imaginan quedarse con el lugar de Santilli, aunque si a Ritondo lo dejaran elegir, cuentan, también vería con agrado el sillón de Oscar Moscariello, jefe de todo el bloque PRO. Pero algunos especulan con que no le daría la nafta para tanto.
Santilli, a su vez, estaría fantaseando con una ley que cree la figura del Ministerio de Gobierno en el Gabinete de ministros de la Ciudad. Algo similar al ministerio político del Gobierno nacional, que es de Interior, para ocuparlo él, por supuesto.
En tanto en el seno del gobierno PRO también se cuecen habas.
Y al parecer Michetti y Rodríguez Larreta habrían pactado una tregua en el enfrentamiento que los tiene como protagonistas desde que ella fue elegida la segunda de Macri. Pero los términos de ese acuerdo todavía no habrían llegado a las segundas y terceras filas de ambos en la Legislatura, donde dicen que los ánimos están tan caldeados que sólo admiten tirar a matar o morir. Por otra parte, cada línea interna tiene un interlocutor diferente en el Frente para la Victoria: el grupo de Michetti se entiende con el diputado kirchnerista y vicepresidente segundo de la Legislatura, Juan Manuel Olmos (ligado al SUTERH), mientras que el larretismo hace lo propio con el presidente del bloque K, el albertista Diego Kravetz.
Se mueren potros sin galopar
A poco de andar, el glamoroso bloque PRO empezó a mostrar algunas grietas, que fueron advertidas inmediatamente por los observadores parlamentarios y obviamente por los filosos diputados de la oposición. Tampoco se les pasó por alto a los pocos halcones que tiene el oficialismo, que deben ser, siendo generoso, unos cinco legisladores sobre un total de 28. Estos son: Santilli, Borrelli, Ritondo, Moscariello y Álvaro González.
De todos los problemas hay dos que son muy evidentes: primero la falta de conducción y segundo que no tienen cuadros políticos, ni numerosos, ni importantes.
En cuanto a la falta de conducción, este no es un problema exclusivamente achacable a Moscariello, ya que dentro del bloque PRO conviven tres bancadas internas: la de los ?desconcertados? de Recrear; la de Juntos por Buenos Aires, cuyo titular es Ritondo, y la de Compromiso para el Cambio, conducido por Borrelli.
En tanto, la ausencia de cuadros se traduce, por ejemplo, en que las comisiones prácticamente no emiten despachos, en primer lugar porque a los PRO les falta gimnasia legislativa y porque una gran mayoría de ellos, prácticamente, no asisten al trabajo de los 24 plenarios que funcionan a diario en la Legislatura. Esta es la queja fundamental de los hombres de la oposición.
La falta de conducción provoca a que finalmente los proyectos obtengan dictamen si terminan interviniendo en los asuntos Santilli, Olmos, o el ?casi Pro? Alejandro Rabinovich.
Una prueba contundente de esta afirmación fue el despacho que vio la luz el martes último sobre la Ley de Subtes. Una iniciativa que ingresó a la Legislatura en el verano y con la que nunca se pudo avanzar porque el proyecto enviado por Ejecutivo era indefendible y los cuestionamientos de la oposición, impecables.
La negociación se destrabó cuando se hicieron presentes ese martes los tres pesos pesado más arriba mencionados, con la ayuda, claro, del presidente de la comisión de Obras Públicas, Ritondo, quien se encargó de suavizar cada embate de Moscariello contra la oposición.
Pero así y todo el dictamen que se firmó no se parece ni por asomo a la iniciativa enviada por el Ejecutivo de la Ciudad, que por cierto no se caracteriza por tener una buena técnica de redacción legislativa y mucho menos por obtener acuerdo mínimos antes de mandar una norma. Es decir que, aparte de todo, falta criterio político.
Esto no pasaba cuando conducía la casa legislativa Santiago de Estrada, primero porque estamos hablando de un zorro con varias batallas sobre el lomo. Pero sobre todo, porque la bancada macrista sí tenía conducción, aunque la obtuvieron luego que terminaron partiendo el bloque. Así uno, Juntos por Buenos Aires era de Santilli, quien ahora se dedica también a hacer rosca política en el ?súper top? partido de Pilar, y el otro, Compromiso para el Cambio, de Gabriela Michetti. Claro que De Estrada nunca hizo lo que se animó a hacer Santilli, que bajó 585 cargos o contratos políticos, de los que muchos de ellos pertenecían a su propio bloque. Por eso es que también De Estrada obtenía consensos con mayor facilidad, aunque al hombre hay que reconocerle también una gran muñeca política.
Otros prefieren reconocer que ahora en el bloque PRO se pueden ver ?muchos caciques y pocos indios?, aunque no a todos les de el cuero.
Un dato singular es la decisión de la secretaría parlamentaria del bloque de Recrear, que ordenó participar de la labor parlamentaria, cada miércoles, a un diputado distinto para que vean ¿o aprendan? cómo se trabaja. El último miércoles le tocó a Jorge Garayalde.
Otro dato es que los PRO estarían por conseguir que Rabinovich, ex diputado de la Coalición Cívica, hoy ligado a Jorge Telerman, se sume a sus filas. El legislador también tuvo la misma propuesta del Frente para la Victoria. Pero al parecer, Rabinovich habría comprado la ?teoría Temaikén? y prefirió no aceptar el convite. La ?teoría Temaikén? dice que ese zoológico está tan bien hecho que uno termina viendo lindos y buenos a los leones. El dilema pasa por acertar qué pasaría si, víctima de esa ilusión óptica, alguien decidiera entrar a acariciar al león. Cuentan que cuando Rabinovich se imaginó su futuro político si se sumara a las filas K, prefirió formar junto a Fernando Cantero un minibloque.
NOTA APARECIDA EN EL SEMANARIO "NOTICIAS URBANAS" (24/04/2008).