Dame una mano, dame la otra

Dame una mano, dame la otra

Felicitas Luisi trabaja en la calle, y está convencida que el desangelamiento es un cliché para mantener el sistema de asistencialismo que victimiza e inhibe la posibilidad de integrarse tomando responsabilidades.


A Felicitas Luisi siempre le pareció ?una porquería? eso de blanquear paredes después de las elecciones. Pero un día, mientras se desempeñaba como empleada del gobierno de la Ciudad en el área de Espacio Público, le encomendaron esa tarea. Por eso ella, como escarbando en búsqueda de sentido, dijo: nada de blanco. ?Convoqué a pintores de renombre, que había localizado en listas de premios municipales y nacionales. Ellos donaban sus bocetos y dirigían la obra. Nosotros, nos encargábamos de contactar a gente en situación de calle para la realización específica del mural?, explica Felicitas, cara redonda, ojos verdosos. Así empezó ?El camino de los murales?, con trabajos en Córdoba y Humboldt y en San Juan y Solís. Pero cuando sintió que su labor rebasaba no sólo los límites de la pintura mecánica, sino incluso el del arte fijado en paredes porteñas, renunció a su puesto. Ahí empezó, entonces, ?Arte sin techo?.

?Trabajamos en los márgenes, donde viven los ignorados, los sin voz?, relata Felicitas, casi literariamente. Pero esto no es una novela. ?Estamos hace cuatro años en un recorrido de varias patas, junto a un grupo de profesionales de distintas disciplinas, desde artistas y gestores culturales a psicoanalistas y terapeutas?, señala. La línea de llegada de la carrera de ?Arte sin techo?, supone que cada persona en situación de calle que acuda a la asociación civil de Medrano 107, ?pueda redescubrirse y crear, impulsando cambios a través de la expresión y resignificando, de paso, el espacio urbano?. Desde el comienzo lo colectivo prevalece a partir de ?Arteterapia?, ámbito en el que ?los recién llegados socializan con los que ya están?. Te cuento mi obra, contame la tuya: nos contamos. Tal es el tamiz necesario para depurar la experiencia de los comentarios de rigor, y ver en la superficie el dolor, el conflicto.

?La salvación no es individual. Yo me enojo mucho con esos programas de televisión o con ciertos periodistas que se regodean en las historias particulares de los sin techo. Las historias empiezan más o menos igual: la madre que lo mandó a mendigar de chico, el padre que lo violó, y después comer de la basura, tomar vino para no morir de frío, perder la dignidad. El problema es social, está clarísimo?, enuncia Felicitas, con la mirada llena de lágrimas.

El estado del Estado

-El rol del Estado en este tipo de problemáticas, por lo general es de tipo asistencialista. ¿Cómo juega respecto a ?Arte sin techo?, donde la lógica es totalmente distinta?
-Nosotros tenemos un convenio con Desarrollo Social del gobierno de la Ciudad. Y además nos manejamos con donaciones de empresas y de personas. Si alguien, por ejemplo, tiene un tarro de pintura que le sobre o muebles que no use, nos lo puede acercar. Pero volviendo al tema del Estado, sus políticas no hacen más que anestesiar a la gente, porque le dan exactamente lo que necesita para sobrevivir y no para salir de la indigencia. Se invierten más de 40 millones de pesos al año, sólo en Buenos Aires, para comedores, paradores y un sinfín de programas supuestamente sociales, como Ciudadanía Porteña, pero el problema no cierra por ningún lado. En vez de lavarles las frazadas, ¿por qué no generan un microemprendimiento con un par de lavarropas? -se enoja Felicitas, quien afirma que ?Arte sin techo? sacó de la calle a unas 4 mil personas. Claro que no las sacó de la calle para ponerlas en la sociedad, como paquetes
-Nunca estuvieron afuera, eso de la reinserción en las redes sociales, laborales, es otra gran mentira, asevera Luisi y ratifica que el Estado puede ser el colmo de lo intangible, pero cuando no está, se sufre como la pérdida de un amor.

Por su parte, el ministro de Desarrollo Social porteño, Esteban Bullrich, hace un mes declaró que su cartera es la que ?más dinero entrega a la gente, cerca de 300 millones de pesos anuales?. Sin embargo, no se olvidó de resaltar que ?cada año son más quienes dependen de nosotros. Esto ocurre porque los programas no están pensados desde el factor determinante para salir de la pobreza: la educación?.

El objetivo de Bullrich es ?basar todas las políticas del área en la capacitación. Para que los porteños se valgan por sí mismos es crucial tender redes entre el Gobierno y otros ámbitos de la sociedad, como las empresas?. A su vez, con el frío de estos días, advirtió que los paradores para las personas en situación de calle están en óptimas condiciones como para albergar a quienes de otra forma, morirían de invierno.

¿Qué es el progresismo?

-Es evidente que detrás de ?Arte sin techo? también hay una concepción de la política casi en las antípodas de la corriente, digamos, partidaria.

-Es que una vez que llegan, los políticos se olvidan para que están. Se desdibuja su función de servicio. A mí me molesta como ciudadana que haya gente en la calle, no como forma de discriminación. Pero hay que moverse para transformar esa realidad.

-En Buenos Aires, la cuestión de los sin techo podría haber sido
bandera del progresismo, ¿no?
-El progresismo fracasó en la ciudad como el comunismo en el mundo. Te lo dice alguien que no se ponía la remera del Che, que combatía con sus ideas. Tampoco la palabra progresismo dice mucho. Es como una gran bolsa. ¿Quién es progre? ¿Ibarra? ¿Carrió?
-¿Y Macri?
-No sé hasta dónde lo van a dejar hacer.
Víctor sí que puede decir que tiene una paleta de oficios. Fue vendedor ambulante, ayudante de cocina y actor. Por la crisis del 2001 durmió en la calle durante años hasta que ?un amigo que estaba en la misma?, lo acercó a ?Arte sin techo?. Ahora también es pintor. Y Julieta, que pinta hadas y cabezas alienadas, dice que gracias al arte pudo recuperarse de la depresión y encarar la búsqueda laboral ?con otra perspectiva?.
El boca a boca de los sin techo pronto tuvo su correlato entre los artistas. ?En lugar de llamarlos nosotros, ellos nos pedían de participar en esta iniciativa porque un colega los había incentivado?, cuenta Bruno, hijo de Felicitas y responsable del área Informática.

De esa manera, muchos encuentran ?su costado social?, agrega su mamá. Sin embargo, ?Arte sin techo? es una carrera de embolsados: difícil. ?No teníamos sillas. Así que mandé un mail a todos nuestros contactos diciendo ?si tienen sillas rotas o que no usen, nosotros podemos arreglarlas en la carpintería?, recuerda Felicitas.

León Ferrari fue el primero en contestar con un silloncito ?divino?, y a partir de esa respuesta surgió el programa ?Sillas intervenidas?, en el que cada pintor daba ?su toquecito?. Los 53 ejemplares fueron subastados el 9 de abril en las Galerías Roldán.

Las pisadas de colores que van hasta la puerta de la casa vieja de Almagro, llevan a su vez a los espacios donde se brindan los talleres de carpintería, de luthería de cuerdas y percusión, y a la tiendita en donde de venden remeras pintadas a mano. ?Arte sin techo?, a su vez, ofrece servicios de mensajería, prepara el taller de multimedia y recibe a estudiantes terciarios y universitarios en calidad de pasantes, ?para intercambiar, en un diálogo práctico que enriquece, la posibilidad de hablar desde la actividad?, dice Felicitas.

Además, de las decenas de pintores y escultores que acompañan, ?Matasiete hay uno solo?, de Diego Perrota, ?Escena?, de Germán Gargano, y ?El chaca?, del coordinador artístico del programa, Jorge Pietra, esperan ser vendidos junto a otras obras, por todas partes. Y el último día laboral, se organiza ?Viernes sin techo?.

-Es una movida cultural en la que abrimos el lugar hacia el afuera. Cada semana implica una propuesta temática diferente. A veces hay muestras fotográficas, otras acrobacias aéreas o recitales. Y los sin techo hacen de mozos, comenta Bruno, en consonancia con la rutina habitual, porque la idea no es que los sin techo vayan a tomar mate.

-¿Por qué eligieron el arte como puente hacia lo social y no el trabajo, por ejemplo?

-Yo estuve exiliada ocho años en Europa, y cuando me sentía mal, iba al Museo Picasso y me quedaba horas. Pienso que el arte es expresión y al mismo tiempo, movilización, posibilidad de transformación. Yo veo día a día cómo los va cambiando y no sé cómo funciona, pero lo que sí sé, es que los sin techo pasan del no poder al poder y lo más importante, vuelven a tener deseos ?reconoce, y camina hacia Medrano y las vías, en donde los sin techo están lejos de ser paredes humanas que blanquear.

NOTA APARECIDA EN EL SEMANARIO "NOTICIAS URBANAS" (24/04/2008).

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