Para salvar al mundo, ponete las pilas

Para salvar al mundo, ponete las pilas

Las organizaciones no gubernamentales componen ese tercer sector que se hace cargo de lo que el Estado abandonó o descuida. El buen samaritano hace al bien común, esta vez recolectando y reciclando pilas.


"Somos un grupo que no llega a 20 personas y que quiere salvar el planeta: una locura total. Nuestros océanos, mares, lagos, nuestros ríos más el agua subterránea, siguen contaminándose por nuestras acciones cotidianas. Pero en estos ocho años llevamos tantas conferencias dictadas que afortunadamente ya somos unos miles los que tomamos conciencia. Y por suerte, también, toda el agua no está contaminada…aunque pueda estarlo, si seguimos así. Ahora se está contaminando, ahora que estás leyendo", expone en ecovolta.org.ar Luis José Alamprese, "Alan", en nombre de la ONG "educativa y sólo después ambiental", ya que las conferencias cuyo auditorio se compone, en general, por los más chicos, apuntan al objetivo madre: fomentar las actividades de recolección y reciclado de pilas usadas.

Por eso para Alan la importancia de que el leitmotiv de la organización, "La pila es amiga del hombre, usada es enemiga del agua", circule, por ejemplo, por la Fundación Padre Mario de González Catán y por el Colegio Riverside School de Acassuso, radica en la mentalidad ecologista de los pibes, que suelen reprender a sus mayores por el escaso compromiso ambiental que demuestran. Sean sus maestros, sean sus padres. "Esas conferencias y talleres en escuelas públicas y privadas cuentan con el auspicio del ministerio de Educación", afirma el fundador de Ecovolta. Luego sobreviene la segunda pata del proyecto: las campañas de recolección de pilas en desuso. "Algo con lo que la gente se engancha cada vez más", señala Alan.

¿Quién no tiene un control remoto o un reloj despertador en su casa? Sin embargo es bueno estar al tanto que los chicos no pueden organizar campañas de recolección de pilas usadas porque la ley 24.051 las declara residuos peligrosos, subraya. Así que además de dejar de tirar desechos donde no corresponde, los grandes pueden tomar dos botellas de plástico de medio litro y llenarlas de pilas que ya no sirvan. "Es la única manera en la que podrán ingresar a Ecovolta, porque esos envases, de gaseosa o agua mineral, son sanitariamente correctos, seguros, y se consiguen gratis. Algo que a los porteños les va a encantar", ironiza Alamprese, si bien admite que en la ciudad de Buenos Aires hay cierta conciencia instalada respecto al asunto. A su vez, las botellitas de pilas pueden ir acompañadas de una donación económica y de herramientas industriales, cuyo listado de necesidades figura en la página de la ONG. Es que más tarde, las pilas botón, las recargables, las alcalinas, todas perderán aquello que mata y se transformarán en algún objeto de uso diario.

Ecovolta surgió como forma de "combate especializado" dentro del vasto y preocupante horizonte de la contaminación ambiental. "El mayor peligro de las pilas se da en el agua", sintetiza Alan.

-¿Cómo es el proceso de contaminación?
Alan:-Una vez que las pilas fueron usadas, se tiran, y entonces la carcasa se rompe y se liberan el mercurio, el cadmio y otros metales pesados. Estos elementos empiezan contaminando la tierra y las napas subterráneas, y como éstas están en movimiento, se conectan con los ríos y mares. El mercurio, por ejemplo, se fija en la carne de los peces. Cuando comemos pescado, consumimos mercurio. Y en mucha cantidad. Por eso, no hay que tirar las pilas. Hay que confinarlas, desactivarlas, reciclarlas.

Alan comenta que el reciclaje de pilas en desuso tiene cuatros fases: deshidratación, impermeabilización, termocomprensión y fusión. La serie, ajena a quien no prestaba atención en la hora de química, consiste en impermeabilizar las pilas a través de un termosellado de modo tal que si tienen que drenar, lo hagan dentro de ese compartimento hermético. Lo que resulta de ellas, es recubierto de hormigón. ¿Y después? En el 2004 surgió el dobleblock, un invento de Alamprese, tras cuatro años de investigación. "El dobleblock es hidrófugo, cien veces más fuerte que un ladrillo común y, sobre todo, totalmente seguro para el medio ambiente", precisa Alan respecto al bloque gris, de 25 por 10 centímetros que obtuvo recientemente el reconocimiento de Agua y Saneamientos Argentinos SA (AySA), mediante un examen que manifestó la ausencia total de mercurio y cadmio en el agua donde previamente se había colocado un dobleblock. Agrega el director de Ecovolta: "Un dobleblock se puede hacer en una hora, y mil en veinte minutos. Todo depende de las máquinas de las que dispongamos y de las personas con las que contemos".
Como círculo que cierra, con los dobleblocks disponibles Ecovolta construye ecobancos que en su mayoría tienen como destino, además de algunas plazas, muchas escuelas del país. "Muy pronto va a haber ecobancos en José María Moreno y Directorio", anuncia Alan. En este punto, se interesa en notar que "el ecobanco evita la contaminación de 192 millones de litros de agua, que es lo que beben 7.000 personas en toda su vida y que representan los tanques de agua de 384.000 casas". Pero luego de tanto dato duro, Alamprese menciona que en el blog de la ONG, ecovolta.blogspot.com, hay varios consejos acerca del uso de las pilas. Sus personajes, según se observa, fueron bautizados por la química. "Hola, Leptón. ¿Me podés decir qué pilas uso para mi cámara de fotos?" Y la pila animada responde: "Mirá, las ideales son las recargables. Pero atención, pedile al vendedor pilas de 2000 a 2300 amperes/hora, no más". Más abajo, en el consultorio on line, Protón da cuenta de cómo abaratar el costo de las pilas triple A para poder usar el MP3 sin límites. "Comprar dos pilas recargables y un cargador salen unos 65 pesos. Pero no sólo gastaste menos a largo plazo, sino que contribuiste a no contaminar el medio ambiente, dado que las pilas te van a durar poco más de dos años y resisten cientos de recargas", advierte la pilita con toga, índice levantado y un montón de libros que consultar.

DE CREATIVIDAD Y OBSTÁCULOS

Luis José Alamprese, según se define, es un especialista en sistemas de seguridad electrónica, circuito cerrado de televisión y control de acceso con tarjeta magnética. Pero fundamentalmente es inventor. Desde chico, dice. Tiene más de cien inventos patentados y el que más le gusta, describe, es el medidor del nivel de aceite del cárter de autos. "Cuando le falta un litro, te avisa", explica. También se queda con los perfumeros electrónicos.

Actualmente, Alan coordina un taller de inventos para niños superdotados en la sede de la Universidad Católica de Salta (en Paseo Colón 533). En ese espacio surgieron la tapa de inodoro "que calienta para evitar el chucho de frío" y el timbre para sordos "que acciona un ventilador o hace vibrar una pulsera". Sin embargo, para llegar a esos objetos, Alamprese trabaja sobre la frustración. Resistencia al fracaso, la llama. En ese sentido, valoriza el error en la figura de Edison. "¡¿Sabés cuántas veces falló el tipo hasta descubrir la lamparita?! ¡Miles! Lo cual quiere decir que, antes de llegar a ese logro, supo que había mil materiales que no servían. Así llegó, a partir de lo que muchos tildarían como decepción absoluta", juzga.

Ahora, Alan está investigando "cómo conseguir que las maquinitas de afeitar descartables no se tiren más". Pero para eso, también depende de las donaciones, de muchachos y de travestis.

(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 154, DEL 18/09/08).

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