Gran Cuñado es un éxito de rating y un generador de análisis mediáticos de su impacto real o ficticio en las próximas elecciones del 28 de junio. Algunas de las figuras de la política argentina, si bien aseguran en público que el humor es saludable, destacan en la intimidad que las caricaturas son dirigidas intencionalmente para desprestigiar, perjudicar y ridiculizar a algunos, y favorecer, publicitar y potenciar la figura de otros.
Conocedor del show y los negocios como pocos, Marcelo Tinelli aumentó la apuesta y abrió el juego mediático a los reales inspiradores del popular y humorístico espectáculo de la política. El primero en aceptar mirarse al "espejo" frente a las cámaras fue el primer candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires por Unión PRO, Francisco De Narváez.
"Me gustó la sección a réplica que inauguramos ayer, me encantó cómo se prestó Francisco De Narváez, es una perla televisiva", remarcó Tinelli.
Aparecer en la pantalla más caliente del momento a tres semanas de las elecciones, aún bajo el riesgo de ser ridiculizado, es una tentación que a la que pocos podrán negarse.
"Daniel Scioli irá el lunes y estamos intentando tenerlo a Néstor Kirchner, espero que tenga sentido del humor. También hablamos con Mauricio Macri, Gabriela Michetti y Aníbal Fernández. También quiero que venga (Julio) Cobos que dice que no le gusta la imitación", describió el conductor por Radio La Red.
Oficialismo nacional y porteño aprovecharían la oportunidad con el objetivo de capitalizarlo a su favor. La rápida salida de Gran Cuñado de la principal figura del Acuerdo Cívico y Social, Elisa Carrió, y la ausencia de otras fuerzas políticas en el show, estarían despertando algunos celos, enojos o molestias entre muchos candidatos que buscan un lugar en la lucha electoral, con muchos menos recursos económicos que el PRO y el Frente para la Victoria.
Caricaturizados o no, todos quieren estar en lo de Tinelli.
