Tres grandes amarguras en un día negro

Tres grandes amarguras en un día negro

Prat-Gay, Heller e Ibarra fueron protagonistas de una jornada ausente de alegrías. Las razones de la mala performance del peronismo porteño. El próximo escenario con un PRO más débil. El 2001 en los sueños.


Tres grandes derrotados arrojó la última elección. Alfonso Prat-Gay, Carlos Heller y Aníbal Ibarra no alcanzaron ninguno de los objetivos de campaña. El representante del Acuerdo Cívico y Social, refugiado en el pecho de su mentora Elisa Carrió quedó tercero, ante la avalancha de votos para Fernando ?Pino? Solanas de Proyecto Sur. El peronismo porteño se llevó nuevamente una pared puesta. Carlos Heller, de la mano del senador Daniel Filmus, arañó el cuarto puesto y perdió el caudal electoral de la anterior elección
que encabezó Rafael Bielsa.

La representación kirchnerista en la Ciudad fue tan accidentada que el desvaído Partido Justicialista porteño ni siquiera formó parte del Frente para la Victoria (que tampoco se llamó formalmente así, pero esto ya es rizar el rizo demasiado). Una parte del PJ porteño quería llevar como candidato a Jorge Telerman, quien sin embargo fue vetado por un Néstor Kirchner que no le perdonó su cercanía con Eduardo Duhalde.

El dirigente y sindicalista Víctor Santa María y Kirchner coincidieron entonces en pedirle al senador Daniel Filmus que
se presentara como candidato a diputado nacional por la Capital, pero Filmus se negó en redondo y sólo aceptó dirigir la campaña de Carlos Heller, a quien los peronistas históricos le reprochan una antigua militancia en el Partido Comunista.

En un marco de revulsión interna, crisis y pases de factura, llegó el reclamo de Santa María de que se realicen rápido elecciones internas en el PJ porteño.

LA INCÓMODA SITUACIÓN DE PRO

La extraordinaria elección de Pino Solanas y su Proyecto Sur tiene como contrapartida una disminución del caudal de votos del PRO tan o más acusada que la del kirchnerismo a nivel provincial y nacional.

Aunque el previsible triunfo de Gabriela Michetti impide hablar de una derrota del PRO, sí permite augurar un panorama
complicado para las aspiraciones presidenciales de Mauricio
Macri, cuyas pretensiones de saltar al escenario nacional se
ven dificultadas no sólo por la revalidación de los títulos como
presidenciables de Carlos Alberto Reutemann y Julio Cobos,
sino también por la posibilidad de que se vea obligado a abroquelarse en defensa de sus posiciones en la Ciudad si Solanas sigue sumando voluntades de cara a las elecciones de 2011.

El plan A de Mauricio es que un PJ nacional bajo la hegemonía
de Eduardo Duhalde y Francisco de Narváez lo unja candidato,
pero el triunfo del incombustible Carlos Alberto Reutemann en
Santa Fe lo dejó en la pole position para alzarse con esa candidatura.

Y si el plan B de Macri es articular una confederación de partidos provinciales conservadores y de centroderecha que sustente sus aspiraciones, el rotundo triunfo del candidato de Julio Cobos en Mendoza puso al vicepresidente en inmejorables condiciones para liderar un conglomerado
de esas características. En este contexto, Macri recibió con
alivio el apoyo explícito de Francisco de Narváez a su candidatura presidencial, Mientras, en la Coalición Cívica, el Frente para la Victoria y Diálogo por Buenos Aires han comenzado a pasarse facturas por resultados que no
fueron los esperados.

El panorama más desolador se registra en las dos expresiones políticas que prefirieron preservar su individualidad y acudir a la compulsa electoral con la filosofía de ?mejor solos que mal acompañados?: socialistas e ibarristas. Luego de haberse desembarazado de los socialistas afectos al gobierno, los socialistas porteños trataron de imitar a sus hermanos mayores de Rosario y escogieron presentarse solos a las elecciones, postulándose como vector de un voto castigo desde la izquierda que, sin embargo, fue casi íntegramente aspirado por Pino Solanas y su Proyecto Sur. Hasta el punto de que Héctor Polino no logró entrar a la Cámara de Diputados y tampoco Roy Cortina logró revalidar su escaño en la Legislatura por un puñado de votos (unos 700). Para confirmarlo, Noticias Urbanas se puso en contacto con el edil, quien se disculpó alegando encontrarse en medio de ?un conflicto personal? y pidiendo que lo llamáramos en cinco minutos, pero luego jamás volvió a atender el celular.

Del mismo modo, ya antes de las elecciones, Diálogo por Buenos Aires quedó reducido al núcleo duro del ibarrismo, a pesar del regreso a última hora de Miguel Bonasso en calidad de jefe de campaña, quien intentó vanamente resucitarla
cuando ya los grandes medios, al socaire de las encuestas, habían decidido ningunearla.

Con olfato electoral, percibiendo que una parte significativa
de sus votantes ?clasemedieros? se habían alineado con las
patronales camperas en el conflicto desatado en torno a la resolución 125, Ibarra tomó distancia del Gobierno nacional y
de su aliado Carlos Heller y no quiso achicarla luego, a pesar de las muchas gestiones de acercamiento que intentaron Alberto Fernández y su hermana Vilma.

Para desgracia de Ibarra, tampoco se avino a los ruegos de su jefe de bloque, Eduardo Epszteyn, de cerrar un acuerdo con Proyecto Sur. Fue, básicamente, un choque de egos entre Pino e Ibarra y la incapacidad de éste de subordinarse a Solanas aceptando el segundo lugar en la lista de diputados nacionales. Solo, se estrelló contra los arrecifes cuando olvidó
que tenía puesto un micrófono al dar un paseo con Malnatti.

Descartado por los grandes medios al viento de encuestas que
daban cuenta de su falta de red y de piso en la caída, Miguel Bonasso regresó a Diálogo por Buenos Aires como jefe de campaña para tratar de insuflarle joviales aires de crítica al Gobierno desde la izquierda, pero para entonces los votantes de centroizquierda se habían encolumnado en masa detrás de Solanas. Epszteyn intentó in extremis que Soledad Silveyra acompañara a su jefe en lista de candidatos a diputados nacionales, pero la maniobra fracasó por la oposición de la nueva pareja de la actriz y presentadora, Chacho Álvarez, quien, bueno es recordar, fue el introductor de Ibarra en la vida política.

La debacle de Diálogo por Buenos Aires hizo que sólo entrara
como legisladora María Elena Naddeo, una profesora de Historia experta en derechos humanos y minoridad, con experiencia como legisladora, que seguramente será tentada a sumarse al bloque de Proyecto Sur, donde cuenta con varios amigos.

En el Acuerdo Cívico y Social las tensiones se produjeron
y producen entre quienes pretendían optimizar la performance en la Ciudad al costo que fuere y los embarcados en una construcción nacional que mucho tiene que ver con una resurrección del radicalismo.

El diputado Fernando Sánchez es la espada inicial de Elisa
Carrió en la Ciudad y se enrola claramente entre los primeros. ?El PRO perdió un tercio de su caudal electoral y algunos legisladores, mientras que la Coalición Cívica conservó el mismo número de los suyos?, ilustró.

(NOTA PUBLICADA ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 195, del 02/07/09).

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