En el día de la fecha, la Comisión de Seguridad de la Legislatura porteña, que estuvo representada solamente por su solitaria presidenta, Silvia La Ruffa (FvP), pero con el respaldo de un pequeño ejército de funcionarios de la ciudad, recibió a representantes de seis clubes de fútbol que se encuentran entre aquellos 18 que poseen un permiso provisorios para la habilitación de sus estadios. El objetivo era que los mismos informaran sobre los avances en las medidas a tomar para presentar el pedido de la habilitación definitiva y, al mismo tiempo, informarlos sobre las distintas formas en que pueden resolver los problemas que hayan surgido.
Los seis clubes presentes fueron: Club Atlético Vélez Sársfield, Sacachispas Fútbol Club, Club Atlético Nueva Chicago, Club Deportivo Riestra, Club Atlético Huracán y Club Atlético River Plate. Todos ellos presentaron distintas problemáticas. La de Riestra, por ejemplo, sufrió una serie de nueve robos consecutivos que los dejaron apenas con uno o dos documentos para presentar, no les quedaron ni siquiera los planos del estadio. Sacachispas, por su parte, reclamó que aún no posee la habilitación ambiental, enterándose allí que estaba disponible desde hacía casi un mes. Otro caso es Nueva Chicago, que ni siquiera está seguro de a quién le pertenece el terreno sobre el que se erige la cancha.
La problemática común, sin embargo, fue la falta del estudio de impacto ambiental, el cual no está solicitado por ley sino que es un reclamo del poder ejecutivo. Por lo tanto, de no presentarse, no se puede denegar la habilitación definitiva del estadio, aunque puede incurrirse en sanciones. Visto esto, el único club que se pudo jactarse de haber completado ese estudio fue Vélez, club que ya lo venía preparando de antemano por la habilitación para espectáculos deportivos. El resto tendrá que ver si lo tiene listo para el 30 de junio próximo, fecha de vencimiento para la presentación del informe.
Otro tema que resultó sensible fue justamente la habilitación para espectáculos, especialmente los recitales, el cual en realidad se debería tratar aparte de la habilitación por los partidos, como inútilmente observó la diputada La Ruffa. Aparentemente, hubo quejas de los vecinos de Nuñez porque los saltos juveniles en la cancha de River durante los recitales causan oscilaciones que afectan las estructuras cercanas. No hubo propuestas, pero no estaría mal suponer alguna legislación que pondrá un límite de pesadez a la música de los recitales en el estadio, algo como: de Drexler para abajo todo bien.
Finalmente, todos los representantes terminaron sus exposiciones, con el claro reclamo de que se extienda la prórroga para la presentación del informe, o al menos para el estudio de impacto ambiental. Para ello habrá una nueva reunión el 6 de junio, esta vez entre los distintos poderes, para resolver los distintos planteos relativos a los retrasos y a las posibles modificaciones de la legislación.