Los sacerdotes villeros le hicieron la cruz a Macri

Los sacerdotes villeros le hicieron la cruz a Macri

Mediante una carta abierta que hicieron llegar al Jefe de Gobierno de la Ciudad, los sacerdotes que integran el equipo de Sacerdotes de Villas de la Arquediócesis de Buenos Aires le expresaron su posición respecto de la posibilidad de realizar un plebiscito para que los vecinos de la Ciudad decidan el destino de las villas. "Más que urbanizar nos gusta hablar de integración urbana, esto es, respetar la idiosincrasia de los pueblos, sus costumbres, su modo de construir, su ingenio para aprovechar tiempo y espacio, respetar su lugar, que tiene su propia historia. Es el Ejecutivo de la Ciudad el que tiene que tener una mirada más global de la situación de estos barrios más postergados de la Ciudad", dicen, entre otras cosas.


A través de un comunicado de prensa, los sacerdortes que integran el Equipos de Sacerdotes de Villas de la Arquidiócesis de Buenos Aires hicieron pública la "Carta abierta" que hicieran llegar al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri.

"Por una entrevista al señor Jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que publicara el diario La Nación el domingo 8 de junio, tomamos conocimiento de que está evaluando la posibilidad de realizar un plebiscito para que los vecinos de la ciudad decidan el destino de las villas. Como equipo de sacerdotes que todos los días compartimos la vida con los vecinos de las villas queremos expresar nuestra opinión acerca de esta consulta", sostienen en el documento.

Y agregan: "Lo primero que queremos afirmar es que estas 350.000 personas -tomando el dato que tiene el Jefe de Gobierno- son vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, nos parece que no se puede decidir por ellos. Para nosotros los más pobres son sujetos de su propio destino, de su promoción humana integral. Lo expresaban unas 10.000 personas de nuestros barrios, en diciembre del año pasado, cuando frente a la Virgen de Luján agradecían que hoy las villas son barrios obreros".

En el texto, añaden: "Por lo tanto, las decisiones que al ejecutivo de la Ciudad le corresponde tomar tienen que tener muy presente lo que opinan los vecinos de estas barriadas más humildes que luchan día a día por una vida más digna. Afirmábamos hace ya un año que sin duda debe haber un camino de mejoramiento de la calidad de vida en las villas -fue y es una preocupación de este equipo- pero es fundamental en este camino poner el oído en el corazón del villero para que las posibles soluciones no provengan de oficinas donde trabajan técnicos que ignoran la realidad, y que en lugar de mejorarla la empeoran".

Transcribimos el resto del documento de manera textual: "Constatamos que aún hoy se deciden hacer departamentos o abrir calles sin consultar con los vecinos de las villas. Se hacen planos y licitaciones, y ni siquiera se consulta a las familias que van a ser desarraigadas acerca de cuáles son sus necesidades. Simplemente se les informa lo que ya está decidido; y muchas veces con maltratos".

"Se supone que la urbanización le tiene que traer una mejor calidad de vida a los más pobres, entonces, ¿por qué no pueden ellos elegir cómo vivir? En el mismo documento entregado entonces a los representantes de los candidatos al ballotage decíamos que ‘más que urbanizar nos gusta hablar de integración urbana, esto es, respetar la idiosincrasia de los pueblos, sus costumbres, su modo de construir, su ingenio para aprovechar tiempo y espacio, respetar su lugar, que tiene su propia historia’".

"Integración urbana es ofrecerle a los vecinos que viven en las villas las mismas posibilidades que a los vecinos del resto de la ciudad, así como también que el resto de la ciudad aprecie lo que estos vecinos de las villas pueden aportarle a la misma. Integración urbana tiene que ver con instalar servicios, electricidad, cloacas, gas, resolver el problema de falta de vacantes en las escuelas, posibilitar el acceso a la salud, etcétera".

"Creemos que es el Ejecutivo de la Ciudad el que tiene que tener una mirada más global de la situación de estos barrios más postergados de la Ciudad. Ya en el año 1968, durante el gobierno de facto del General Onganía, se planteó un ‘plan de erradicación de las villas de emergencia de la Capital Federal y Gran Buenos Aires’, y mientras se reubicaba a la gente, se
decretó un ‘congelamiento’ de las villas por el cual no podían realizarse nuevos asentamientos, construir, o albergar nuevas familias. Evidentemente fracasó porque no tuvo en cuenta que la causa real del crecimiento de las villas no es la falta de decretos, sino la falta de trabajo y de posibilidades de vida en los lugares de origen de los habitantes. Creemos que el marco de solución de este problema es más amplio y tiene que articular la participación de las provincias, el estado y la ciudad".

Firman: Rodolfo Ricciardelli, y Adolfo Benassi de la Villa 1-11-14; José María Di Paola, Carlos Olivero, y Facundo Berreta de la Villa 21-24 y N.H.T. Zabaleta; Nibaldo Valentín Leal villa 6; Juan Gabriel Arias y Enrique Evangelista villa 26; Sebastián Sury y José Nicolás Zámolo de la Villa 15; Guillermo Torre de la Villa 31; Gustavo Carrara y Martín De Chiara de la Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo; Sergio Serrese de la Villa 19; Jorge Tome y Franco Punturo de la Villa 20. (Equipo de Sacerdotes para las villas de emergencia).

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