"Durante bastante tiempo dejé de hacer espectáculos. Del 76 al 86 hacía uno por año, a veces dos. Durante el proceso militar, me prohibieron tres veces. No le di importancia. Uno es joven y omnipotente pero llegó un momento en que me agoté. Había encontrado el trabajo con mi interioridad. Me dediqué a eso, a la escuela (de mimo) y dejé de hacer espectáculos. Pasó el tiempo y mi hija, junto con otros chicos de la escuela (ella es profesora) hizo un trabajo que me interesó. Mi hija me dijo de volver a armar la compañía. Acepté y surgió un tema que me interesó desde siempre: la forma en que cada uno canaliza la ropa en la sociedad en que vive. Nos encontramos con un tema de mucha profundidad. Había mucho material y el tema fue unirlo. Hice variaciones sobre un tema, como en música, sobre el vestirse y el desvestirse. Todo lo que la gente expresa a través de la ropa y ni siquiera se da cuenta".
"Mi maestro fue Etienne Decroux, que lo había sido de Marcel Marceau, de Barba y de Grotowsky. Estoy hablando del mimo pero influenció todo el teatro. Él empezó la idea de trabajar desnudo en 1930. Para él, la desnudez era mostrar un cuerpo desnudo sin mostrar los genitales porque distrae. Nosotros trabajamos con una especie de taparrabos. Así trabajamos en Francia, sin calefacción, con una especie de estufita ahí en el medio. Decía que al estar desnudos, la mejor calefacción es la acción. Tuve la posibilidad de seguir en las mejores escuelas en Europa, como la de Etienne Decroux, Maximilian Decroux, el hijo, con el que trabajé en París, y de Jacques Leqoc".
Impasse: Ángel me recibe en su estudio. Anota las preguntas que hago. La charla va y viene a través del tiempo y de lugares: Europa, la Dictadura, el Parakultural, el mimo, la desnudez y el erotismo.
"Cuando volví al país, mi idea fue hacer lo que Decroux dice pero completamente desnudo. Fue en 1964/65, en el Instituto Di Tella, pero me dijeron que la búsqueda del instituto no iba por ese lado. Con el tiempo hice espectáculos desnudos varias veces. Me prohibieron ‘La leyenda de Ka-cuy’, que después estuvo en gira por Alemania. Era absurdo vestir a gente que vivía en una época primitiva, con mucho calor. Un punto interesante en el trabajo con el cuerpo desnudo es la fibra, lo muscular. Se transmite a través de un cuerpo que está entrenado y se ve.. Todo eso accionando es muy expresivo. Con ropa no se ven las fibras de mi cuerpo. En el espectáculo, no hay desnudos todo el tiempo sino que son circunstanciales, llevados al momento que es necesario.
No es fácil manejar el cuerpo desnudo a nivel de expresión cuando no hay erotismo. El actor, en vez de estar concentrado en su vivencia, está concentrado en si se le ven las bolas. En cambio, en lo erótico hay que mostrar todo. En ‘Ka-cuy’ estaban todos en bolas durante una hora y pico y con una luz muy fuerte. Cuando vinieron de la Comisión de Censura a ver el espectáculo, preguntaban: ‘¿Por qué no bajan la luz? Se volvería más difuso’. Y también más erótico, cuando lo que buscábamos era mostrar y expresar a través del cuerpo desnudo lo que había hace cinco mil años en una selva del norte argentino. En Alemania anduvo bien a pesar de que también hubo problemas de censura, ya que nos habían contratado sin saber que había desnudos. Cuando llegamos, nos dijeron que no se podía hacer. Quedamos con el intendente de la ciudad de mostrarle el espectáculo al mediodía pero se enteraron los medios y vinieron. No por nosotros sino por el intendente, que dijo que lo hiciéramos para no comprometerse con prohibirlo y decir que en Alemania había censura. Nos fue muy bien y nos contrataron para hacer una pequeña temporada".
"La imagen general es que para ser mimo uno se pinta, hace un par de gestos y ya está. Después me voy a Plaza Francia y listo. Hubo un fenómeno muy especial con Marcel Marceau, que tuvo mucho éxito pero después no surgieron otros que dijeran que había otras posibilidades. La acción nunca fue tenida en cuenta como medio de comunicación. No es un hábito que la gente haga para decir cosas. Fue el único material que no fue llevado al plano de una estructura artística".
"Hace poco fui al Parakultural porque recordaron los 20 años de su cierre. Fue el movimiento más importante de teatro hasta ahora. Todas las personas con cierta importancia en el teatro pasaron por el Parakultural y fueron alumnos de la escuela. Hice espectáculos como ‘Los Diarios’, dos o tres años y llegamos a poner 600 personas por función, tres días por semana. No me di cuenta en su momento de que estábamos haciendo algo muy importante porque no había otras compañías así. Creo que cometí muchas faltas de inteligencia, ya que lo que yo hago viene del inconsciente que no es muy inteligente que digamos. Soy muy temperamental, lo que me llevó a hacer cosas importantes pero también me inhibió de aprovechar más lo que hice".
(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 167, DEL 18/12/08)