Esta política surge en un momento de vulnerabilidad nacional, donde el sistema de inteligencia ha sido calificado por fuentes oficiales como “obsoleto” después de más de tres décadas de ineficiencias. El objetivo principal es ordenar la estructura organizativa, mejorar la conducción operativa y potenciar la capacidad de anticipación frente a amenazas emergentes, como las híbridas que combinan elementos cibernéticos, informativos y geopolíticos. De esta manera, el Gobierno aspira a que la SIDE opere bajo una lógica integrada, suministrando información estratégica en tiempo real y coordinando intervenciones preventivas para salvaguardar la soberanía y la autonomía del país.
Entre los pilares fundamentales de la nueva política se destacan la definición clara de intereses estratégicos nacionales. Estos incluyen la protección de la soberanía y autonomía, entendida como la libertad para tomar decisiones sin condicionamientos externos, con un énfasis en el resguardo del conocimiento científico y la observación de dependencias tecnológicas. Asimismo, se prioriza la integridad territorial y la legitimidad del Estado, mediante el control de fragmentaciones internas, el seguimiento de campañas de desinformación y la preservación de la autoridad frente a interferencias extranjeras. La seguridad de la población, el sistema democrático republicano y federal, así como la protección de recursos críticos como minerales, energía y ecosistemas, completan este esquema de prioridades.
Una de las novedades más significativas es la redefinición del rol de la SIDE, que pasa de ser un mero ejecutor a un organismo coordinador del sistema de inteligencia nacional. Ahora, su función principal será garantizar un criterio común en la producción de información, interpretando amenazas híbridas e identificando interferencias encubiertas en escenarios de alta vulnerabilidad. La agencia deberá mapear redes de influencia extranjera, analizar operaciones informativas y cibernéticas, y proteger sistemas digitales esenciales, incorporando la vigilancia de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la biotecnología. Además, se fortalece la contrainteligencia para detectar infiltraciones y espionaje, con un foco especial en la proyección antártica y el Atlántico Sur.
POR DNU, MILEI LE AUMENTÓ EL PRESUPUESTO A LA SIDE
¿Qué está haciendo @JMilei? ¿Usted sabe lo que firmó para la SIDE?
– 350 millones de pesos para cubiertas.
– 300 millones de pesos para prendas de vestir.
– 40 millones de pesos para utensilios de cocina y comedor. pic.twitter.com/GY7UWWy6EJ
— TOPO Rodríguez (@TOPOarg) December 1, 2025
El documento detalla seis lineamientos estratégicos clave que guiarán las acciones futuras de la SIDE. El primero se centra en la disputa de poder en el escenario internacional y la comunicación estratégica, reconociendo que la influencia discursiva es un instrumento clave para moldear percepciones y agendas globales. La inteligencia deberá interpretar narrativas hostiles, identificar actores detrás de ellas y evaluar su impacto en la proyección externa de Argentina, permitiendo respuestas proactivas en el ámbito diplomático y mediático.
El segundo lineamiento aborda la superioridad de la información y el riesgo de influencia externa, alertando sobre operaciones encubiertas que buscan alterar percepciones mediante desinformación. Aquí, la SIDE tendrá la tarea de analizar patrones discursivos, mapear redes de bots y campañas coordinadas, y anticipar intentos de manipulación que afecten el clima social o las políticas públicas, con el fin de neutralizar amenazas antes de que escalen. Este enfoque busca contrarrestar la “guerra híbrida” que combina fake news con acciones cibernéticas.
Los restantes lineamientos enfatizan el poder integral del Estado, abarcando estabilidad institucional, proyección internacional, solvencia económica y seguridad ciudadana, donde la inteligencia identificará vulnerabilidades y prevendrá presiones externas. Se prioriza la proyección antártica nacional, monitoreando disputas geopolíticas y ambientales para sostener la presencia científica argentina. En paralelo, se vigilará la presencia extranjera en el Atlántico Sur, Islas Malvinas y archipiélagos, observando actividades de potencias extrarregionales. Finalmente, el sexto lineamiento se enfoca en los recursos naturales estratégicos y sus efectos en la biósfera, interpretando presiones globales sobre minerales críticos, agua y biodiversidad para preservar la disponibilidad futura de estos activos.
Con esta política, el Gobierno de Milei no solo busca reducir el entorno de vulnerabilidad nacional, sino también alinear los esfuerzos estatales en una vigilancia coordinada y anticipatoria. Expertos consultados destacan que su implementación efectiva dependerá de la asignación de recursos y la colaboración interinstitucional, pero ven en ella un paso hacia una inteligencia más ágil y alineada con los desafíos del siglo XXI. La SIDE, bajo su nuevo mandato, se posiciona como un pilar para la defensa de los intereses argentinos en un mundo multipolar y de crecientes tensiones.
