Reacomodamiento en la SIDE: desplazan a decenas de funcionarios

Reacomodamiento en la SIDE: desplazan a decenas de funcionarios

Junto con Neiffert, se dieron de baja 130 contratos.


La Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) inició una nueva etapa marcada por una fuerte reestructuración interna. Apenas asumido Cristian Auguadra como titular del organismo, se produjo una ola de despidos que alcanzó a unos 130 empleados, muchos de ellos incorporados durante la gestión de Sergio Neiffert, quien fue desplazado de manera sorpresiva por el gobierno de Javier Milei.

La decisión se ejecutó con rapidez: varios trabajadores descubrieron que sus huellas digitales ya no habilitaban el ingreso al edificio de la calle 25 de Mayo, a metros de la Casa Rosada. El cambio de conducción se tradujo en un inmediato recorte de contratos, lo que generó un clima de incertidumbre dentro de la estructura de inteligencia nacional.

El reemplazo de Neiffert por Auguadra responde a la estrategia del oficialismo de consolidar un esquema de confianza directa con el asesor presidencial Santiago Caputo. Auguadra, contador de bajo perfil y hombre cercano a la familia Caputo, fue elegido por su lealtad antes que por su trayectoria en el área, lo que refuerza la idea de un control político más estrecho sobre la SIDE.


La salida de Neiffert se produjo en medio de tensiones con Caputo y sin una renuncia formal presentada. El gobierno buscó dar señales de orden interno y disciplina en un organismo clave, donde las disputas de poder suelen tener impacto en la relación con otros actores de la seguridad y la política.

Los despidos masivos también reflejan un intento de desmarcarse de la gestión anterior y reconfigurar la estructura de inteligencia con cuadros alineados al nuevo rumbo político. En paralelo, la SIDE enfrenta el desafío de recomponer su capacidad operativa en un contexto de cambios abruptos y cuestionamientos sobre la transparencia de sus procedimientos.

La nueva conducción deberá demostrar que la reestructuración no se limita a un ajuste de personal, sino que busca fortalecer la eficacia y credibilidad del organismo en un escenario político complejo. El desenlace de esta etapa marcará el tono de la relación entre la inteligencia estatal y el gobierno de Milei, en un momento donde la seguridad y la información estratégica ocupan un lugar central en la agenda nacional.

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