¿Un paso hacia el futuro tecnológico o un nuevo modelo de dependencia digital?
El anuncio de Stargate Argentina, el megaproyecto con el que OpenAI planea construir un centro de datos de inteligencia artificial en la Patagonia, dividió opiniones en todo el país.
Mientras algunos lo celebran como una oportunidad histórica para posicionar a Argentina como hub regional de IA, otros advierten sobre los riesgos ambientales, económicos y de soberanía tecnológica que un proyecto de tal magnitud puede implicar.
Con una inversión estimada de 25 mil millones de dólares y una potencia de 500 megavatios, Stargate Argentina podría convertirse en la infraestructura tecnológica más grande de América Latina. Pero ¿qué hay realmente detrás de esta promesa?
Qué es Stargate Argentina
El proyecto Stargate Argentina forma parte de la red global Stargate, impulsada por OpenAI y su fundador Sam Altman, que busca desplegar supercentros de datos en distintos países para sostener la próxima generación de inteligencia artificial —la llamada AGI, o inteligencia artificial general—.
En octubre de 2025, OpenAI firmó una carta de intención (LOI) con la empresa argentina Sur Energy para explorar la instalación de un centro de datos en el sur del país, aprovechando el clima frío, la energía renovable y los incentivos fiscales ofrecidos por el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).
Aunque el proyecto aún no está confirmado en su totalidad, el impacto potencial es enorme: económico, ambiental y geopolítico.
Puntos a favor de Stargate Argentina
1. Atracción de inversión extranjera directa
Una inversión de 25 mil millones de dólares —equivalente a casi un 4 % del PBI argentino— podría reactivar la economía regional y nacional, generando empleo directo e indirecto en infraestructura, energía y servicios tecnológicos.
2. Desarrollo de talento y ecosistema tecnológico
El proyecto promete incorporar a universidades, startups y técnicos argentinos en el desarrollo de servicios asociados a la IA.
Si se concretara, podría fortalecer la formación en carreras STEM y la creación de polos tecnológicos en zonas hasta ahora periféricas.
3. Transición hacia energía limpia
El uso proyectado de energía eólica e hidroeléctrica en la Patagonia representa una oportunidad para avanzar en infraestructura energética sustentable y atraer nuevas inversiones en el sector renovable.
4. Posicionamiento estratégico global
Ser el primer país latinoamericano incluido en la red Stargate colocaría a Argentina en un lugar de relevancia dentro del mapa mundial de la inteligencia artificial.
El proyecto podría convertir al país en un proveedor clave de capacidad de cómputo para América Latina.
Puntos en contra y riesgos del proyecto
1. Extractivismo digital
Diversos expertos advierten que Stargate Argentina podría reproducir un patrón ya conocido: el país aporta recursos naturales, energía y beneficios fiscales, mientras que el control tecnológico y los datos quedan en manos extranjeras.
La economía digital, en este modelo, se parecería demasiado al viejo extractivismo de materias primas.
2. Impacto ambiental y energético
Un centro de datos de 500 MW demanda enormes cantidades de energía, agua y refrigeración.
Incluso usando fuentes renovables, el impacto sobre los ecosistemas y la red energética local podría ser significativo.
Además, existe poca información pública sobre evaluaciones de impacto ambiental y mitigación.
3. Falta de transparencia y soberanía
Hasta ahora, solo se firmó una carta de intención; no hay contrato definitivo ni detalles sobre quién controlará la infraestructura, los datos o los beneficios económicos.
La soberanía digital argentina depende de la capacidad de negociar condiciones claras: acceso a datos, participación local y reinversión del valor generado.
4. Beneficios fiscales versus retorno real
El régimen RIGI ofrece amplias exenciones impositivas.
El riesgo es que el Estado ceda ingresos fiscales significativos sin garantizar un retorno proporcional en empleo, innovación o transferencia tecnológica.
5. Dependencia tecnológica
Si Argentina se limita a ofrecer energía y territorio, sin desarrollar capacidades locales en IA, el país podría quedar atado a la infraestructura de otros, sin control ni autonomía real.
Entre el futuro y la advertencia
El debate sobre Stargate Argentina no debería reducirse a “sí o no”, sino a cómo.
Cómo garantizar que esta inversión contribuya al desarrollo local, a la formación de talento y a la generación de conocimiento propio.
Cómo evitar que se convierta en otro enclave tecnológico con beneficios concentrados y costos distribuidos.
La oportunidad existe, pero también la responsabilidad.
El desafío será convertir un proyecto global en una política nacional, que priorice la soberanía tecnológica, la sustentabilidad ambiental y el bienestar de las comunidades locales.
Conclusión
Stargate Argentina podría ser una puerta de entrada al futuro o una puerta de salida de recursos y control.
Dependerá de la capacidad del país para negociar en condiciones justas, exigir transparencia y establecer marcos regulatorios que garanticen que la inteligencia artificial no solo se aloje en Argentina, sino que nazca y crezca desde Argentina.

