Tarifas sin límites: el Gobierno libera las cuotas de colegios privados

Tarifas sin límites: el Gobierno libera las cuotas de colegios privados

Mediante el decreto 787/2025, el Ejecutivo nacional derogó la regulación que durante más de 30 años fijaba los aranceles.


El gobierno de Javier Milei oficializó el martes la desregulación de los aranceles de los colegios privados de gestión sin subsidio estatal mediante el decreto 787/2025, publicado en el Boletín Oficial. La norma deroga el vigente mecanismo de control que obligaba a presentar y obtener autorización estatal para fijar o modificar los montos de matrícula y cuotas.

En los fundamentos del decreto, el Ejecutivo sostiene que el régimen derogado —en vigencia desde la década de 1990— presentaba “limitaciones y requerimientos que dificultan la adaptación de los institutos de enseñanza pública de gestión privada a las realidades educativas y económicas del país”.

Asimismo, se argumenta que la estructura de costos evolucionó ampliamente desde la instauración del marco anterior, y que la intervención estatal en la fijación de precios “constriñe el derecho de propiedad de los establecimientos educativos”.

La medida alcanza principalmente a los establecimientos de gestión privada que no reciben aporte estatal: según los medios, más de 4.000 instituciones del país —aproximadamente el 6 % del total— quedan bajo la nueva modalidad que les permite fijar sus propias “políticas de precios y compensaciones, en el marco de una competencia leal”. Por el contrario, los colegios que sí reciben subvención estatal están excluidos de la liberalización plena y mantendrán alguna obligación de informar valores.

Para las familias, la medida encierra un potencial aumento significativo de las cuotas: al no necesitar ya la aprobación del Estado y poder ajustar tarifas de acuerdo al mercado o la inflación real, los colegios podrían elevar los costos de matrícula o mensualidad de manera más ágil. Los críticos advierten que esto profundiza la brecha entre establecimientos con diferentes niveles socioeconómicos y puede afectar la capacidad de elección de las familias de menores recursos.

El cambio pone también en el centro de debate el rol del Estado en la regulación educativa: mientras el Gobierno lo define como un paso hacia mayor autonomía institucional y mercado, sectores educativos, sindicatos y gremios reclaman que la educación debe preservarse como un bien público accesible y no quedar sujeta solo a la lógica de “precios y competencia”. La polémica recién comienza.

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