Reconfiguración: la UTA se retira de la CGT en desacuerdo con el triunvirato

Reconfiguración: la UTA se retira de la CGT en desacuerdo con el triunvirato

El gremio de transporte cuestionó la representatividad del nuevo esquema.


El congreso de la CGT ha atravesado una jornada histórica al elegir un nuevo triunvirato que liderará la central obrera hasta 2029. Octavio Argüello, Jorge Sola y Cristian Jerónimo fueron seleccionados como los nuevos cotitulares, marcando un cambio significativo en la estructura del sindicalismo argentino. Este nuevo liderazgo enfrentará el reto de negociar la reforma laboral con el Gobierno, en un contexto donde la UTA, un sindicato clave, ha decidido separarse de la central.

El nuevo triunvirato se ha impuesto tras un acuerdo interno que reunió a sectores mayoritarios del sindicalismo, como “los Gordos” y los independientes, además del moyanismo. Este consenso ha marginado al sindicalismo kirchnerista, provocando tensiones y divisiones dentro de la CGT. Luis Barrionuevo y algunos de sus aliados, como la UTA, fueron los grandes perdedores de esta elección, al no poder mantener el esquema de conducción que buscaban.

Los nuevos líderes, Argüello, Sola y Jerónimo, provienen de sectores estratégicos como los camioneros, el seguro y los empleados del vidrio. Su mandato no solo estará marcado por la negociación de la reforma laboral, sino también por un intento de renovación al interior de la CGT, aunque la participación de mujeres en posiciones clave sigue siendo limitada.

La votación para definir la nueva conducción fue un momento de alta tensión, donde el sector barrionuevista se vio debilitado. La decisión de mantener el triunvirato en lugar de elegir un solo jefe fue respaldada por una amplia mayoría, lo que afianza la lista consensuada de candidatos. Este respaldo refleja un cambio en la dinámica del poder dentro de la central obrera.


A pesar de la victoria del nuevo triunvirato, la salida de la UTA ha dejado un vacío en la CGT. Barrionuevo y Roberto Fernández, líder de la UTA, se vieron obligados a aceptar cargos menores o abandonar la central, lo que ha generado una crisis entre los sindicatos que anteriormente formaban parte del núcleo duro de la CGT.

La reconfiguración de la CGT también ha tenido repercusiones en otros sindicatos. Dirigentes kirchneristas, aunque aceptaron los puestos ofrecidos, lo hicieron designando a otros gremialistas para distanciarse de las decisiones que consideran inconsultas. Este panorama revela un descontento latente entre los sectores que han sido marginados en la nueva estructura.

Finalmente, la nueva dirección de la CGT parece estar en una encrucijada. Con la reforma laboral en el horizonte y un panorama interno dividido, la capacidad de los nuevos líderes para unir a la central y negociar eficazmente con el Gobierno será crucial para su éxito. Los próximos meses se presentan como un desafío para el sindicalismo argentino, que deberá navegar entre las tensiones internas y las exigencias externas.

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