Francos se recluye mientras Santiago Caputo gana poder en Casa Rosada

Francos se recluye mientras Santiago Caputo gana poder en Casa Rosada

El jefe de Gabinete aguarda una definición del Presidente.


El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ciento bajo perfil, se encuentra en una espera estratégica a la expectativa de una conversación con el Presidente para definir su continuidad. En el actual núcleo del poder de la Casa Rosada, el funcionario ha decidido recluirse y no avanzar entrevistas ni declaraciones hasta el encuentro con el mandatario, que podría marcar un punto de inflexión para su futuro dentro del Gobierno.

La designación del nuevo canciller, un hombre cercano al círculo íntimo del poder económico, generó sorpresa y tensiones internas que hicieron resonar el nombre del jefe de Gabinete como un posible desplazado. La salida de uno de los ministros y el anuncio de esta nueva designación fueron interpretados como una señal de que el líder del Gobierno avanzaría hacia un esquema más cerrado de decisiones.

Desde su entorno señalan que el ministro coordinador no está dialogando con otros miembros del gabinete ni con referentes partidarios: “espera verse con el Presidente para saber qué piensa hacer”. Con ese marco, todo indica que su futuro dependerá del resultado de ese cara-a-cara, que podría definir si permanece en su cargo o da un paso al costado.


Al mismo tiempo, el ascenso interno del nuevo canciller y el fortalecimiento paralelo del ex asesor cercano al titular de Economía fortalecen posiciones que hacen dudar al jefe de Gabinete acerca de su lugar. Sus diferencias de estilo y contenido con ese sector del poder interno del Gobierno son lo suficientemente claras como para haberse convertido en un factor de desgaste.

Algunos allegados describen que el funcionario está evaluando su continuidad como una “decisión de vida”, ante un escenario donde parte del poder se concentra cada vez más en otro polo que no coincide plenamente con su visión política ni de gestión. En la mirada de fuentes oficiales, esa conversación pendiente con el Presidente será clave para que pueda medir su grado de comodidad en el Gobierno.

Por el momento, las negociaciones que el jefe de Gabinete venía impulsando entre el Presidente y la principal fuerza aliada del oficialismo están en estado de pausa. La interna, advierten sus interlocutores, desordena la gestión y genera desgaste: la definición sobre su destino dependerá de los próximos pasos que se produzcan, tanto en lo electoral como en el ordenamiento del equipo de Gobierno.

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